Dorantes, el piano flamenco comprometido
'Sin Muros!', su tercer disco, incluye una grabación inédita de Enrique Morente
Tantos años trabajando, investigando para parir una obra, y cuando se tiene entre manos uno se siente extraño, raro, "como si me faltara algo". Tal es la sensación que el pianista y compositor David Peña Dorantes (Lebrija, 1969) experimenta cuando tiene que hablar del disco que ayer presentó en el Instituto del Flamenco. Sin muros!, el tercer álbum de su carrera, tras el universal Orobroy (1998) y Sur (2004), es una obra "muy meditada, sin prisas" en la que el compositor ha querido volcar su compromiso con la música, con la vida, al fin. Porque Sin Muros!, coproducido por su hermano Pedro Peña, un disco moderno en su concepción pero que parte de la tradición muestra a un Dorantes bajo una luz que resulta de la sinergia de muchas culturas y diversos movimientos musicales: clásicos, jazzísticos, contemporáneos, y en el pulmón de este universo musical, el flamenco, vino a decir en su prolija intervención el rector de la Universidad Internacional de Andalucía, Juan Manuel Suárez Japón.
Es esta universalidad el aliento que ha guiado el trabajo de Dorantes, explica el periodista Daniel Blanco: "Se cimenta en la creencia de que la música es útil porque tiene una fuerza arrebatadora (y casi milagrosa) capaz de derribar muros y prejuicios, de abrir puertas y fronteras, de ensanchar corazones y sonrisas". Y así defiende el compositor su obra: "Apelo a la capacidad de análisis del ser humano, al alejamiento del fanatismo para poder entendernos y perdonar a quien tenemos al lado".
La amplitud musical que abarca Sin Muros! tiene su primer reflejo en la nómina de colaboradores que lo acompañan en esta producción de Universal Music. A habituales en las producciones y directos por teatros y festivales de todo el mundo con músicos como Renaud García-Fons -que abre el disco al contrabajo con Sin Muros ni candados-, Yelsi Heredia o Marcelo Mercadante, Dorantes incorpora en su tercer álbum voces magistrales del flamenco como la del llorado Enrique Morente. Bajo el título de Refugio y en los tientos que dejó grabados para este proyecto, la voz del cantaor de Granada caló en el alma del medio centenar de amigos, familiares y periodistas que asistieron a la presentación del que, posiblemente, sea uno de los últimos trabajos en los que intervino. "Es un regalo que el destino me ha dado. Fue el primer tema que terminé y el primero que empecé; parecía como si el destino me estuviera metiendo prisa. Me dio tiempo a mandárselo y que me diera su aprobación", recordó emocionado Dorantes sobre la creación de estos tientos basados en letras de García Lorca y marcados por el ritmo del taiko, un tambor japonés que se funde con la voz del cantaor al que niega referise en pasado, "reto así a la injusticia de un destino discordante, convulso despiadado... me es fácil, él tiene la eternidad de los grandes".
Y eternos parecen ser los recuerdos que mueven los hilos de la creación de Dorantes. En Atardecer, unas bulerías con el cante de Esperanza Fernández, el músico evoca su niñez en Lebrija "cuando corría entre trigales verdes" y el cambio que supuso "el paso a la ciudad, llena de coches, de sombras, de caos dentro de la belleza"; o en Errante, los tangos que canta José Mercé, donde recuerda el compás de su tía Cristobalina en este tema dedicado a los gitanos de Sevilla.
Arcángel, Carmen Linares, Miguel Poveda o la israelí Noa (que participa en unas bellísimas nanas) completan un disco llamado a perdurar.
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