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El cirujano Carlos Pera Madrazo (Sevilla, 1935) diseccionó los pormenores de su primera novela, Diario de Bangui, en la Real Academia Sevillana de Buenas Letras. El autor estuvo acompañado por el notario Pablo Gutiérrez-Alviz y por el americanista Ramón María Serrera, catedrático emérito de Historia de América en la Universidad de Sevilla.
Serrera fue el primero en tomar la palabra en el acto. “Catedráticos como Carlos Pera Madrazo son una especie a extinguir. Donde va, marca la diferencia”, aseguró el historiador, quien lamentó el olvido que siempre ha vivido el continente africano. “Yo no sé qué ocurre en este mundo en el que seguimos la guerra de Ucrania o de Gaza, pero no las guerras de África. Estamos conmemorando estos días los veinticinco años de uno de los genocidios más fuertes y terribles que ha vivido la humanidad: el genocidio de Ruanda. Se habla de un millón de muertos. Europa, salvo alguna noticia, pasó olímpicamente. Si eso hubiese pasado en un país del medio Oriente tendríamos noticias”, concluyó Ramón María Serrera.
La presentación continuó con la intervención de Pablo Gutiérrez-Alviz, quien entrevistó al autor, deteniéndose en los asuntos más relevantes de la novela: la brujería moderna, la cultura de la República Centroafricana, la historia de amor entre los protagonistas y el trasfondo de la guerra civil que padece el país centroafricano a finales de 2012. “La cultura del autor es permanente. Lo mismo nos habla de literatura que de ciencia. Esta es una novela excelente. A Carlos Pera Madrazo le ha salido un texto redondo”, reseñó Gutiérrez-Alviz.
Carlos Pera Madrazo confesó que esta novela fue una idea sugerida por sus amigos, quienes animaron al autor a relatar sus experiencias en África. “Pera Madrazo tiene una obsesión con África. En ese África donde hay tantas desigualdades, donde hay tantas cosas que nos asombran. Carlos Pera llegó a hacer algo que muy pocos han hecho: ir en vacaciones a África a operar enfermos. Sanar enfermos. Salvar vidas”, apuntó Ramón María Serrera.
El autor, respondiendo a las preguntas de Pablo Gutiérrez-Alviz, desarrolló las inquietudes que constituyen la trama de Diario de Bangui. De las Mami Wata, una divinidad de África central que determina el desarrollo de la novela, a las multinacionales que operan en el continente. También a la singular gastronomía africana. “¿Es cierto que comiste un plato de orugas?”, preguntó Gutiérrez-Alviz. “No, no me lo llegué a tomar”, respondió, entre risas, Carlos Pera Madrazo.
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