Las obras cubistas de Diego Rivera se expondrán en septiembre en Sevilla
La Casa de la Provincia acogerá la primera muestra en Europa de las piezas que el mexicano pintó en su etapa en el Viejo Continente · En 1910, se instaló en el barrio de Montparnasse, donde vivían Picasso y Modigliani
La pintura mural de Diego Rivera (Guanajuato, 1886 - Ciudad de México, 1957) es internacionalmente reconocida y ha sido objeto de múltiples investigaciones, libros y exposiciones en todo el mundo. Menos conocida es la obra que realizó en Europa, donde residió casi 14 años, entre 1907 y 1921, una etapa que representaría un tercio de toda su obra artística. Es precisamente esta parte de su producción la que protagoniza la muestra Diego Rivera, cubista. De la Academia a la Vanguardia. 1907-1921, que en septiembre inaugurará la temporada cultural en la Casa de la Provincia de Sevilla y que actualmente se exhibe en el Museo del Patrimonio de Málaga. La exposición, que patrocina la Obra Social de Unicaja y que visitará Sevilla hasta finales de octubre, supone la primera de temática cubista con la obra de Rivera que se realiza en Europa, como apunta Julio Niebla, comisario, junto con el mexicano Luis Martín Lozano, de este proyecto divulgativo.
Hasta una treintena de paisajes, bodegones y retratos componen este recorrido por la etapa europea de uno de los pintores americanos más celebres e influyentes del siglo XX. En todas ellas, el mexicano proyecta las tendencias que asimiló en ese "camino físico y artístico", apunta el comisario, desde el impresionismo al posimpresionismo, de Paul Cézanne a Auguste Renoir o Jean Auguste Dominique Ingres, hasta los neoclasicismos de vanguardia, con una etapa muy fructífera en relación con el cubismo. "Rivera entra en contacto con una realidad muy diferente a la suya, va haciendo indagaciones y estudios en torno a esas vanguardias que, finalmente, se reflejan en las obras que pintó en aquellos años", explica Niebla, director de la empresa de gestión cultural Inparce Barcelona.
La propuesta, que ha supuesto cuatro años de investigación y trabajo, según su responsable, reúne piezas, "muchas de ellas inéditas", cedidas por particulares e instituciones públicas procedentes de una decena de museos y colecciones americanas y europeas. Entre la nómina de colaboradores de esta celebrada cita pictórica figuran, entre otros, el Instituto Veracruzano de Cultura, el Museo Amparo, el de Guadalajara y la Fundación JAPS de México; también han participado la Colección Clarissa y Edgar Bronfman Jr., el Museo Voloshin de Ucrania y pinacotecas de Holanda y Noruega.
Aunque en su conjunto la exposición supone una "aportación novedosa" al estudio de la obra de Rivera, la cita cuenta con préstamos de enorme singularidad como Naturaleza muerta española, que forma parte de la colección permanente de la National Gallery of Art de Washington, pieza que es la primera vez que participa en una exposicion de Rivera en Europa después de que fuera presentada por el propio autor en Madrid en 1915. También sobresalen el célebre Techos de París, impregnado de la bohemia de la época, y procedente de los fondos de la Fundación Televisa, "es la primera vez que se incluye en un catálogo del Rivera cubista", indica el comisario. Y, por citar otra de las joyas de la exposición, el hermoso óleo Dos mujeres, de la colección de la Fundación Arkansas Art Center, fechado en 1914 y que ha sido elegido como imagen de la portada del catálogo de la muestra.
DECISIVO VIAJE A EUROPA
El repaso a la treintena de cuadros que componen esta cita es, además, un recorrido por los lugares y personajes que el mexicano encontró en su periplo europeo desde que en 1907 Diego Rivera lograra viajar al Viejo Continente gracias al apoyo del gobernador de Veracruz. En Madrid, frecuentó una academia de pintura durante dos años y se interesó por la obra de El Greco. En 1909, el mexicano emprendió un viaje por Europa que lo llevó a París, Brujas, Gante y Londres. En la ciudad belga, conoció a la pintora rusa Angelina Beloff, quien se convertiría en su primera esposa. Después de un breve viaje por su país natal, en 1910, Rivera se instaló en París con Angelina en el barrio de Montparnasse, donde también vivían Picasso, Braque y Modigliani, así como varios integrantes del movimiento futurista italiano. Es a partir de aquí cuando Rivera, como apunta el comisario Julio Niebla, desarrolla las claves del cubismo órfico, basado en la separación de los planos mediante el color. Ejemplos de ellos son algunos de los cuadros que viajarán a Sevilla como el Paysahe de Fontenay y Paisaje de Archachón, inspirado en las vistas y la cerámica típica de Palma de Mallorca.
Con el estallido de la Primera Guerra Mundial el mexicano buscó refugio en España, entre Barcelona y Madrid. El audaz Ramón Gómez de la Serna preparaba en aquellos años la exposición Los pintores íntegros (Madrid, 1915), que pasaría a la historia como la primera muestra de arte moderno en la capital española. Entonces, incluyó en el catálogo varios cuadros de Rivera de esta etapa. Algunos de los cuales, casi cien años después, llegan por primera vez a Sevilla.
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