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Permiso para retirarme. Alfredo Bryce Echenique. Anagrama. Barcelona, 2021, 240 páginas. 17,90
Con este encabezamiento se pretende señalar, sencillamente, el explícito homenaje a tres autores, entre afrancesados y franceses, que Bryce rinde en las presentes páginas. Tales autores son Stendhal, Proust y el veneciano Casanova. Esta mención de Proust, por otra parte, concierne al propio carácter memorístico de la obra, cuyo título y cuyas intenciones Bryce dice tomar de Malraux, pero cuya hilazón replica, proustianamente, los mecanismos y disgresiones de la memoria.
Digamos, pues, que en estas antimemorias Bryce homenajea en Stendhal su gusto por la acotación y el esbozo, mientras que en Casanova evoca su grata querencia por las damas, cuyo menudeo queda lejos del desafío teológico del don Juan de Tirso o de la ruborosa necedad del de Zorrilla. Sobre estas influencias, destacadas por el autor desde el mismo prólogo, hay algo que obsede el marco de los influjos y que pertenece en propiedad al escritor peruano: su admirable facilidad para el humor y su democrática forma de aplicarlo. El lector de Bryce ya conocerá los memorables retratos de la Francia del 68 que alberga su obra; y también los ecos o las réplicas ultramarinas que aquél estrépito ideológico produjo en toda América. Hay, así, un finísimo humor en el escepticismo con que Bryce evoca aquellos días y la ridícula solemnidad de los jóvenes entregados a la causa. Pero hay, principalmente, una larga y meditada ternura, que no excluye un deliberado olvido.
Acaso la mayor cualidad de Bryce Echenique, sobre esta pujanza del humor, un humor constante, pero tenue y pautado, sea el de la ligereza. A veces, esta ligereza se mostrará en el modo, entre azaroso e impremeditado, con el que el escritor finge hilvanar sus recuerdos; a veces, dicha livianidad nace del modo mismo en que se convoca lo infausto. Lo más destacado, en cualquier caso, de Bryce Echenique quizá sea el tono menor, pero férvido y agradecido, con que celebra su existencia. ¿La existencia de quién? No lo sabemos exactamente. Si nos es dado conocer que hay un Bryce al que le gusta contar, y otro que quizá se resista o renuncie a ser contado.
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