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feria del libro La cita en la Plaza Nueva encara la recta final con el respaldo masivo del público

En 'Los hijos de los días' Eduardo Galeano recorre el mapa y el tiempo en 366 relatos

El escritor Eduardo Galeano (Montevideo, 1940), ayer en la Feria.
Patricia Godino / Sevilla

19 de mayo 2012 - 05:00

Tiene voz de profeta, mirada de profeta, memoria de profeta, la palabra de un profeta... ergo es un profeta de nuestros días dispuesto a azotar con la fuerza de la palabra las mentes de quienes le leen, de quienes le escuchan. Es Eduardo Galeano (Montevideo, Uruguay, 1940) un escritor que no se entiende sin sus fieles, sin todos aquellos que como ayer en Sevilla -en un acto organizado por el Centro de Estudios Andaluces en la pérgola de la Feria del Libro que demostró, una vez más, la necesidad de un espacio mayor para una cita así- le brindan la embelesada atención, el fervoroso aplauso de quien escucha en una voz de ultramar historias pequeñas sobre sentimientos grandes, injusticias mayores.

Con las herramientas de un juglar, del gran contador de historias que es, buenhumorado, irónico, Galeano ha escrito Los hijos de los días (Siglo XXI Editores), una obra que abarca los días del año para recorrer en 366 relatos preñados de aforismos el mapa y el tiempo de la Humanidad, eso sí, con economía de palabras porque huye "de la inflación palabraria, más que de la monetaria". Cuenta el autor que escribió el libro a partir del testimonio que recogió de los mayas: "ellos creen que somos hijos de los días, hijos del tiempo, y se me ocurrió que de cada día nacería una historia, porque nosotros, los humanitos, estamos hechos de átomos pero también de historias".

Un calendario de palabras en el que abundan los desgraciados, los oprimidos, anónimos y célebres, de cualquier lugar y siglo. 12 de octubre de 1492 se llama el cuento: "Los nativos descubrieron entonces que eran indios, que estaban desnudos, que existía el pecado, que debían obediencia a un rey de otro mundo". O el cuento 1 de julio de 2008: "Hasta entonces, Nelson Mandela estaba incluido en la lista de terroristas peligrosos para Estados Unidos. Durante 60 años -indica- había estado en este tenebroso catálogo". De catálogos infames va el cuento del 16 de mayo de 1990, último día en el que la homosexualidad integraba la lista de las enfermedades mentales de la Organización Mundial de la Salud. No ahorra el uruaguayo recuerdos a quienes, según él, más hicieron por las desigualdades del mundo, como Rockefeller, muerto el 23 de mayo de 1937, en cuya autopsia "no se encontró ningún escrúpulo". La Iglesia, los niños robados, el Sáhara, el rescate a la banca, los "miedos" de comunicación y hasta el mito de Adán y Eva caben en el discurso de Galeano, el profeta indignado.

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