Deja rodar mi cabeza sobre tu joven seno
Programa: 'Green'. Melodías sobre poemas de Verlain. Piano: Jérôme Ducross. Contratenor: Philippe Jaroussky. Lugar: Teatro de la Maestranza. Fecha: Sábado, 21 de marzo. Aforo: Casi lleno.
Nada mejor para recibir a la primavera que sentarse a escuchar un buen puñado de canciones sobre textos de Paul Verlain, cuya poesía llena de imágenes y de sugerencias visuales tanto hace de la primavera y del otoño los correlatos paisajísticos de los estados de ánimo. Al refinamiento de las palabras se le añadía en esta ocasión el no menos refinado universo sonoro de la mélodie, ese género que compendia en breves compases toda una paleta de evanescencias y de pequeñas y sutilemente bellas melodías.
Más conocido por su dedicación al barroco, Jaroussky ha querido rendir su tributo y dejar su impronta expresiva sobre la versión francesa del lied, aportándole a esta música crepuscular el peculiar y seductor color de su voz y su fraseo cincelado hasta el mínimo detalle.
La voz es de una belleza desarmante, de timbre angelical en toda la gama (si bien la franja inferior pierde intensidad y se hace poco audible), muy sólidamente sostenida en el apoyo y muy bien ensamblada en los cambios de registro. De afinación impoluta, el dominio de los reguladores le permite esfumaduras delicadísimas y frasear con nitidez y resolución del sonido incluso en los pianissimi. Si a ello le añadimos un fraseo muy cuidado, con una línea de canto asentada sobre un estupendo legato, nos explicamos la seducción que ejerce este cantante sobre el público.
Posiblemente el programa elegido pecase de monotonía estilística: la mélodie es como el más fino bombón, que hay que degustar en pequeñas cantidades so pena de acabar con el gusto embotado, porque el clima expresivo es muy similar en casi todas las piezas. Además, con el tiempo se acaba apreciando la tendencia a amanerar la expresión mediante el uso de portamentos y notas de apoyo en los saltos interválicos. Pero dominaron los momentos de contenida belleza de mano de Fauré y Hahn. Magnífico Ducros como acompañante y como solista.
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