Dani Martín: pop y nostalgias en una noche de veroño
Cabaret Festival
El artista repasa toda su trayectoria discográfica con la gira “Qué caro es el tiempo”
Sevilla/Adolescentes y padres. Pandillas de quinceañeros y grupos de amigos en la treintena. Un público numeroso y diverso que se congregó en el Cabaret Festival en Mairenadel Aljarafe (en el Centro Hípico) para ver al cantante madrileño Dani Martín, quien fuese durante años vocalista del grupo El Canto del Loco. Con la pista casi con aforo completo y con las gradas sin un asiento libre, empezó el artista su repertorio, el cual consistió en una fórmula integrada por dos partes: pop y nostalgia.
“Qué caro es el tiempo” es el título de esta gira. Una frase tomada de una de las canciones más populares de El Canto del Loco, con la que crecieron tantos adolescentes en los años dos mil. Es la idea: repasar la trayectoria en solitario de Dani Martín así como recuperar aquellos temas que se convirtieron en himnos generacionales. Indispensables para toda fiesta, para toda reunión de amigos millennials.
El contenido prometía una noche de reencuentros y de rememorar temas que pertenecen a la memoria de muchos. Y así fue. Quince minutos después de la hora prevista salió Dani Martín al escenario con su banda de músicos. Sonaron los primeros acordes de La suerte de mi vida, mientras el público coreó el estribillo. Al unísono. Y sonaron las palmas. Y aquellos adolescentes y treintañeros sacaron sus móviles para grabar el momento. Un momento lleno de emoción y de ambiente festivo. Luces, humo, pantallas. Primera toma de contacto con un público entregado, que venía a disfrutar de un artista que marca generaciones y que ha cruzado los mejores años del pop español.
Y siguiendo esa fórmula de los temas de siempre, siguieron Volverá, que supuso un estallido de voces, de guitarras, de percusiones; Son sueños, canción millennial -de fin de fiesta- por excelencia en todas las discotecas de este país; Qué caro es el tiempo y otras tantas canciones que no dieron tregua a los asistentes. Los cuales no escatimaron en aplausos, en saltos, en piropos a un Dani Martín que iba repasando toda su carrera. Álbum a álbum. Éxito a éxito. Disfrutando de cada minuto en el escenario. En una absoluta conexión con su público.
Qué bonita es la vida inauguró el “tramo” de las canciones de Dani Martín. De su época en solitario. Momento para la música más pausada. Manos en alto de un lado a otro. “Qué bonita la vida, Sevilla”, apuntó el cantante. Mientras se encendían las linternas de los móviles y toda la pista era una especie de cielo raso en la playa, en una noche de verano. Una noche de verano de tantas en las que una generación -y más de una, quizá- vivió sus primeras salidas con amigos, primeras fiestas de la pubertad, encendiendo el MP3 con estas letras que ahora se cantan, años después, con el entusiasmo de entonces. “Me creía el rey de mundo”, entonó de inmediato Dani Martín, en 16 añitos. No pudo ser más oportuno.
“Aquí hay dos que se casan dentro de un mes, y dicen que todo empezó conmigo”, leyó Dani Martín en un cartel, hecho con cartulina y rotuladores, el cual se veía en mitad de la pista. “Esto [los carteles en los conciertos] es algo muy de los dos mil”, bromeó el cantante, quien se animó a repasar el resto de carteles que surgían, de manera
espontánea, entre el público. Un paréntesis en el que el artista aprovechó para recordar cómo nació El Canto del Loco. Y para concluir con una verdad amarga para los asistentes: “El Canto del Loco no volverá “.
Pero tras la breve “decepción” volvió de nuevo el espíritu de alegría compartida, de comunión entre el público. Canciones más actuales, de los últimos trabajos del artista, que igualmente provocaron el entusiasmo entre las gradas y la pista. Casi una hora ya de música sin apenas descanso. Tema tras tema. Con las únicas interrupciones en las que Dani Martín recordaba episodios -memorables- de su vida en El Canto del Loco. Sus viajes, sus giras. Recordó su estancia en México, donde, contó, compuso Contigo. Canción que sonó en cuanto terminó el cantante de contar sus aventuras por los escenarios mexicanos.
“Al final hace buena temperatura”, confesó Martín. En una noche de otoño, pero que parecía más bien de meses de julio o de agosto. Y con el calor de la acogida de sus fans, comenzaron los primeros versos de Peter Pan. En un registro más melódico al que acostumbra la canción. Más sosegado. De nuevo luces de móviles para iluminar la oscuridad de la pista. Una imagen que se proyectaba en las pantallas del escenario y que generó una imagen conmovedora en uno de los más instantes más “románticos” del concierto.
Aunque poco duró la calma, pues justo después arrancó Dani Martín la tormenta con “Ya nada volverá a ser como antes”. Intensidad, fuerza, saltos. Manos arriba y palmas al son de la batería de los músicos.
No se olvidó Dani Martín de todos los trabajadores que han hecho posible el montaje del escenario del festival -y que se encargan de la organización-. “Nosotros nos vamos, pero ellos se quedan”, comentó el cantante, quien pidió un aplauso para todo el equipo, “técnicos de sonido, camioneros, personal…”.
La noche fue una eclosión de emociones y de recuerdos en torno a uno de los principales artistas españoles de las últimas décadas, quien estuvo en el escenario de Mairena del Aljarafe interpretando canciones que forman parte de la memoria de tantos, jóvenes y ya no tan jóvenes, los cuales vibraron en cada acorde, en cada frase, en cada melodía. Si hay una parte de nuestra biografía que se puede construir a base de música, la de Dani Martín ocupa un lugar destacado entre los principales nombres a los que muchos acuden para armar ese puzzle del pasado. De nuestras anécdotas, fiestas y episodios felices. Y todo ello sin pasar de moda. Sin sonar a acartonado o caduco. La discografía de Dani Martín, junto con la de El Canto del Loco, sigue como el primer día. Qué caro es el tiempo se llama esta gira por la que parece que no han pasado los años.
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