Solas | Crítica de danza
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Corría el año 2001, casi todos eran ya amigos y habían cantado juntos antes, varios de ellos en el Coro del Ateneo. La curiosidad, el interés por las impactantes posibilidades sonoras de la voz humana y una creciente atracción hacia las texturas electrónicas los llevaron a crear ProyectoeLe, uno de los escasos grupos vocales de estas características en la escena contemporánea nacional. Estos días sus 18 miembros celebran la primera década de existencia del proyecto, y la gran fiesta de aniversario será mañana en el Teatro Alameda, donde rescatarán un programa que no interpretaban desde 2005 y presentarán un álbum+DVD editado con mimo por ellos mismos y que podrá adquirirse en el mismo recinto o a través de www.proyectoele.net a un más que ajustado precio de 6 euros.
Trazando un arco que va desde el canto tradicional hasta el ruido en estado puro, obras de Murray Schafer, Marcos Jara, Arvo Pärt o Einojuhani Rautavaara se incluyen en Paisajes sonoros, título tanto del programa como de la grabación, que se completa con "retoques electrónicos" a cargo de Ernesto Ojeda y con una serie de videocreaciones hechas ex profeso por Bípedos y Dígitos, un colectivo de artistas plásticos repartidos entre Cataluña, Madrid y el País Vasco. "Nos apetecía echar la vista atrás y ver lo que hemos conseguido", explica Carlos Cansino, quien junto a Ainara Estívariz asumió en 2009 la dirección artística del conjunto en sustitución de José Manuel Gil. Y desde el primer momento, dice Cansino, tuvieron claro que debían rematar el álbum de Paisajes sonoros, que habían dejado casi íntegramente registrado en estudio hace seis años.
Y es que este repertorio significó uno de los "momentos importantes" en la trayectoria de ProyectoeLe. Tras Origen, su primer programa, centrado en diversas formas de música sacra que plasmaron en su primer disco, publicado en 2004, Paisajes sonoros fue decisivo en la apuesta del grupo por "un sonido más contemporáneo" y por "incorporar nuevos recursos vocales", ya sea en forma de poesía fonética o de lo que llaman "improvisaciones controladas", y también escénicos, a través de interpretaciones con frecuencia próximas a la performance musical.
Fruto del intenso trabajo con otros programas en esta última década -Idilio y catástrofe (2006), El bosque intuido (2008), La certidumbre de que todo está escrito (2009) y Nonsense, estrenado a finales de marzo en el Lope de Vega- los integrantes de esta agrupación coral "han ido perfeccionando el grupo" y "conseguido cierto hábito de trabajo". "No dejamos de ser un grupo amateur -dice su director-, pero intentamos hacerlo todo de la manera más excelente posible".
"A veces nos sentimos un poco solos", dice Cansino sobre la defensa del grupo de la música contemporánea como algo "accesible y cercano". Solos o acompañados -diez años después puede decirse-, convicción no les falta.
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