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La crisis financiera de la ROSS
Sevilla/Todo vuelve. El chándal, los pantalones de camuflaje, los años 80, Monchi, las gafas de nerd, el audiolibro, las riñoneras. Todo vuelve en esta vida. Pero si se trata de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla (ROSS), su encarnación por excelencia del eterno retorno en los últimos años es la tristemente famosa causa de disolución y el consiguiente concierto de protesta al aire libre en la Plaza Nueva. Seis van ya de lo primero en la última década, y dos de lo segundo en tres años.
Una representación de la plantilla de la orquesta ha vuelto este martes a salir a la calle –esta vez, sintomáticamente, sin John Axelrod a la cabeza de los músicos– para buscar la complicidad de los ciudadanos en su denuncia de la "falta de compromiso" y el "cortoplacismo" de las administraciones públicas, según ha denunciado el músico José Colomé, encargado de trasladar a los paseantes congregados, bastantes pero ni de lejos tantos como en la concentración casi idéntica de 2016, los motivos de la protesta de la plantilla de la ROSS.
Comenzó el breve concierto reivindicativo con retranca: la Marcha fúnebre de Chopin como símbolo de "la oscuridad y las sombras" que según los músicos de la ROSS no dejan de acechar a la institución. Luego se cambió el tono por uno más festivo y los aplausos, como la música, se volvieron más alegres: los Toreadores de Bizet, El baile y La boda de Luis Alonso, el Can-can del Orfeo en los infiernos de Offenbach y, para rematar, dos pasodobles: Vito y Giralda.
"¿Hasta cuándo vamos a estar así? ¿Todos los años nos van a decir que la orquesta corre peligro de cierre? Ésta es la realidad. Cada año, cada diciembre, empieza el nerviosismo", lamentaba minutos antes del comienzo de este acto el oboísta Juan Carlos Pérez Calleja, presidente del Comité de Empresa de la ROSS.
El viernes de la semana pasada, el Pleno del Ayuntamiento –"con mucho esfuerzo" y pese a las reticencias iniciales del alcalde en funciones, Juan Espadas, que no quería que una medida así se malinterpretara por producirse en plena campaña electoral, según indicaron ayer fuentes municipales– aprobó por unanimidad una aportación extraordinaria de 290.000 euros para aliviar algo el déficit prácticamente sistémico que arrastra la orquesta. Y precisamente por esto el equipo de Gobierno municipal ha encajado mal que los músicos mantuviesen su concierto de protesta en los mismos términos que antes de la aprobación de dicha medida.
"No han sido muy agradecidos", afirma el delegado de Hábitat Urbano, Cultura y Turismo, Antonio Muñoz. "A raíz del Consejo de Administración que tuvimos el martes de la semana pasada, en un tiempo récord se montó un expediente de modificación presupuestaria que hubo que llevar por urgencia a un Pleno extraordinario el viernes. Quien conozca el entramado de la Administración valorará lo difícil que es poner en marcha un procedimiento así, y propiciar además, como ocurrió, un consenso político para que esta medida saliera adelante", añade Muñoz.
Para el delegado está claro que el Ayuntamiento "respondió para que la Sinfónica no entrara de nuevo en causa de disolución". "Vale que tengamos que reflexionar sobre si hace falta un nuevo modelo de orquesta, si es conveniente tener o no un gerente, si Axelrod debe continuar o no... Son cuestiones importantes para el futuro que debemos tratar, pero creo que lo urgente, que era evitar la causa de disolución, lo hemos conseguido", zanja.
En todo caso, en este complejo panorama entran en juego otras administraciones y en este sentido el Comité de Empresa de la ROSS señala sin vacilar. "Con el anterior Gobierno de la Junta la cosa estaba yendo más o menos bien. Ha sido al llegar el nuevo Gobierno cuando todo se ha venido abajo", denuncia Pérez Calleja.
"Nuestra postura firme es no dejar caer ninguna de las orquestas, y no va a darse un desenlace así con la ROSS", expresan fuentes de la Consejería de Cultura que encabeza ahora Patricia del Pozo. Lo cierto es que no sólo ahora, sino en la etapa de gestión en manos del PSOE, los principales problemas financieros han venido estos últimos años causados por los reiterados incumplimientos presupuestarios adquiridos por la Junta.
El actual equipo al frente de Cultura reconoce que la situación requiere actuar con premura. "Nos hemos encontrado las orquestas, la de Granada y la de Sevilla especialmente, en una situación delicada", admitien las fuentes consultadas. Por ello, añaden, el departamento se plantea "hacer una aportación extraordinaria" a la ROSS que permita a la institución dejar atrás esta nueva causa de disolución debido a su gran déficit. Eso sí, la cantidad de dicha partida "está por determinar" aún y el plazo de la inyección económica se fija en "una o dos semanas".
"No descartamos ninguna movilización. Y hasta ahora nunca hemos amagado, nosotros vamos en serio", avisa Pérez Calleja por si acaso ese compromiso no se cumpliera o resultara "insuficiente". Y de hecho desliza la cifra que a su juicio despejaría el futuro y aseguraría cierta estabilidad a la orquesta: 1,6 millones de euros. "Y ya que las administraciones calculen cómo les va mejor ir pagando eso sin que haya un dolor excesivo para todas las partes; pero lo que está claro es que esto, así, no puede seguir", afirma.
Cuestión aparte, por otro lado, es la figura de John Axelrod. El director artístico de la ROSS publicó en este diario, como respuesta a un artículo del representante de los trabajadores en el Consejo de Administración, una tribuna que escoció a muchos músicos, entre los cuales hay quienes ya desde antes, "hace tiempo", abogan por la llegada de otro director. "Este año ya estamos en 300.000 euros de déficit gracias a sus inventos", opina Pérez Calleja. Con inventos se refiere sobre todo a la gira por Alemania que realizó la orquesta el pasado marzo, "un desastre económico" según el representante de la plantilla: "No será raro que lleguemos a diciembre y estamos otra vez en 600.000 euros de déficit. Es que no puede ser...".
La ROSS, en fin, parece abocada a vivir en la convulsión interna. Está por ver que las administraciones y los músicos sean capaces de encontrar la manera de romper este agotador bucle de zozobra y angustia económica.
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