Alba Molina | crítica
No lo es ni pretende serlo
En nombre de la libertad. Andalucía en la Historia. Año X, número 35, enero-marzo de 2012. 3,50 euros.
Una de las primeras medidas que adoptaron las Cortes reunidas en Cádiz en 1810 fue darse a sí mismas el tratamiento de Majestad. La decisión tiene un alto valor simbólico si tenemos en cuenta que se hizo en medio de un pulso institucional entre la Regencia y las Juntas provinciales por la representación de la soberanía nacional. El pugilato acompañó el sinuoso proceso de convocatoria de esta asamblea extraordinaria para el que se elevaron más de 150 consultas a consejos, tribunales, cabildos, obispos y universidades, lo que da una idea del concepto de país que sobrevolaba las mentes de los ilustrados.
Los planes de unos y otros, llevados con cautela y prevención, fueron desbordados, sin embargo, por el torrente de nuevas ideas y revolucionarias medidas que adoptaron los diputados, una vez congregados en Cádiz, en los dieciocho meses de intensos debates que se materializaron en nuestro primer texto constitucional. La revista Andalucía en la Historia ha querido recordar este acontecimiento fundacional de la España contemporánea con un amplio dosier, coordinado por el profesor Gonzalo Butrón Prida que aborda tres asuntos capitales de la cuestión: la gestación del texto constitucional, la dimensión americana de las Cortes y la proyección europea del modelo liberal que se definió en el texto gaditano. Tampoco se olvida el escenario donde tuvo lugar la original obra legislativa: una ciudad sitiada por las tropas napoleónicas en la que bullía la vida pública a pesar de las bombas, las epidemias y las restricciones.
A la defensa de Cádiz, hostigada por las tropas del mariscal Soult, dedica Manuel Moreno Alonso unas vibrantes páginas que resumen algunos planteamientos de su reciente estudio La verdadera historia del asedio de Cádiz que reseñamos en estas páginas (Diario de Sevilla, 7 de septiembre de 2011). Se compaginan bien con el retrato de la vida cotidiana de sus moradores que perfila Alberto Ramos Santana aportando abundantes noticias sobre los problemas de hacinamiento que sufrió la ciudad al alojar a miles de soldados, funcionarios y forasteros que venían huyendo del avance de los franceses. El mundo de los cafés, los teatros y las tertulias, conocido desde hace tiempo por el clásico estudio de Ramón Solís El Cádiz de las Cortes (1958), se vincula en este ensayo a la batalla de la imprenta que, a su vez, actúa como caja de resonancia de los debates políticos, cuando no los provoca, como sucedió con el diario liberal El Conciso que anunció las reformas antes de que se abriesen las Cortes.
Más allá del anfiteatro de voces de la ciudad estaba naciendo un documento de extraordinaria importancia para la historia del constitucionalismo. Ignacio Fernández Sarasola, investigador de la Universidad de Oviedo, subraya las revolucionarias medidas de la carta magna: soberanía nacional, separación de poderes, libertad política y de imprenta; postulados que los liberales consiguieron sacar adelante a cambio de respetar el principio de catolicidad tan arraigado en el país. La articulación administrativa del Estado fue, en cambio, la gran asignatura pendiente de la Asamblea soberana que no logró resolver a gusto de todos (muchos compromisarios vinieron de América) el delicado problema del encaje territorial de los dominios ultramarinos. Sobre este asunto se extiende el profesor Chust Calero ponderando el desafío igualitario y universalista del primer artículo de la Constitución ("La Nación española es la reunión de todos los españoles de ambos hemisferios") sin ignorar que el 22 y el 29 excluían a las castas (negros y mulatos) de los derechos civiles. En el fondo era una estrategia de los peninsulares para frenar el peso de los representantes criollos partidarios de la fórmula federalista. En cuanto al impacto del texto gaditano en la generación doceañista cuyo grito de libertad se dejó oír entre los exaltados del Trienio Liberal que estudió hace tiempo Alberto Gil Novales, el mencionado Butrón Prida, Profesor Titular de la Universidad de Cádiz, redimensiona el fenómeno a escala europea, señalando la proyección del articulado gaditano en Portugal e Italia. Cierra el dosier un reportaje sobre el Museo de las Cortes de Cádiz, reabierto al público el pasado mes de diciembre, que presenta su propio director Juan Ramón Ramírez Delgado.
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