"Confiar en la gente ha hecho que mi vida sea digna de recordar"
Lorenzo Silva. Escritor
El autor regresa con 'Música para feos', una austera historia de amor en la que dos seres solitarios dejan atrás el recelo hacia el ser humano y "se ven llamados a creer en el otro".
El encuentro en un bar entre dos seres solitarios y heridos, Mónica, una joven periodista, y Ramón, un militar cuarentón que mantiene un cierto secretismo sobre su oficio, podría haber propiciado una noche de sexo y poco más. Pero los dos deciden aplazar esa opción y se citan la semana siguiente: como un regalo imprevisto del destino les esperan la ternura y la ferocidad, la rara plenitud de dos amantes que dan de improviso con alguien en quien confiar, con quien apostar por un futuro. Lorenzo Silva regresa con Música para feos (Destino), una novela sobria y emocionante, llena de esperanza y dolor, sobre la capacidad del amor para otorgar sentido y hondura a la existencia.
-El libro va sobre ese raro milagro que se produce a veces, cuando dos desconocidos conectan de manera extraordinaria.
-Sí, todo gira en torno a eso. Es un encuentro casual, en un bar, que no hace presagiar lo que va a ocurrir entre dos personas que vienen de vuelta, con desengaños varios y profundos. Yo he querido hacer una historia muy sencilla, ceñida a lo esencial, el relato de dos personas que se reconocen, que estaban desencantados y se ven llamados a creer en el otro.
-La narración está llena de confianza en el ser humano. Ernesto, por ejemplo, la anterior relación de la protagonista, un hombre casado, no es aquí un desalmado que se aprovecha de una jovencita, sino un hombre débil.
-Yo he conocido a algún canalla, pero hay que evitar a los tramposos y a los estafadores, que los hay, e ir hacia la gente cuyas debilidades puedas entender, cuyas flaquezas no te hagan demasiado daño. Cuando miro mi propia vida veo gente en la que he confiado y que me ha dado momentos estupendos. Si no hubiese apostado entonces por ellos quizás mi vida sería indigna de ser recordada.
-Ramón le dice a Mónica que cree que las mujeres aprecian mejor "las capas profundas de las cosas". Da la impresión de que ahí se vislumbra una cierta visión suya del mundo.
-Le dedico el libro a las mujeres de mi familia, porque he aprendido mucho de ellas, y, sí, pienso que las mujeres suelen ser más conscientes y con menos información procesan más. Creo que dentro del género humano ellas entienden mejor eso que se habla ahora de la ética del cuidado, que una parte importante del buen comportamiento es cuidar a los demás.
-El trabajo de Mónica le permite una mirada a la telebasura.
-Una mirada, sobre todo, amarga y dolida. Yo soy licenciado en Derecho pero como escritor he acabado trabajando mucho con los medios. He conocido a personas con mucho talento y es una pena ver que no se les deje desarrollar esas habilidades. Mi hermano es realizador de televisión, y cuando pongo un programa de telebasura me fijo en el excelente trabajo de realización que hay... pero para contar la nada.
-Mónica representa el malestar de una generación: ella va a cumplir treinta años, pero a su alrededor todo es precario.
-Me preocupa el desafecto por la sociedad, por la vida que te produce eso. Cuando tienes un contrato por obra, te dan la patada y te vuelven a llamar un día si has sobrevivido. Si la sociedad no se compromete contigo, se deteriora mucho tu compromiso con la sociedad. Me parece un error que se lance ese mensaje a gente con talento. En otros países te dan trabajo mientras lo haya, lo mismo, pero las condiciones del pacto son otras, igual te pagan 3.000 euros en vez de 500.
-En la novela, las canciones que se pasan los protagonistas se convierten en un medio para expresar sentimientos.
-Para mí, la mayor dificultad de este libro consistía en que estaba construido en torno a las emociones. Hacer una novela de hechos, o de ideas, es más sencillo. Pero cuando hablas de algo como las emociones te das cuentas de que reprimimos nuestros sentimientos y recurrimos a la música o a otras formas de expresarlas, porque nos cuesta soltarlas.
-Tras todas sus novelas sobre la Guardia Civil, ahora cuenta la experiencia de un militar al que destinan a Afganistán.
-Es un oficio que tiene muy poca presencia en los medios, en la literatura española actual. Para entender a Ramón estuve en Afganistán una semana, y cuento lo que me dijeron los personajes a los que entrevisté. Un militar sigue las órdenes de su Gobierno, pero lo que haga se le quedará grabado, eso lo tiene que gestionar él. Eso me interesaba.
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