Van tres sevillanos y dos rusos...

La repentina enfermedad en la misma mañana del concierto del pianista Pédro López Salas, resuelta in extremis gracias a la colaboración de un Juan Pérez Floristán llegado horas antes de tocar, ha propiciado la oportunidad de disfrutar de tres intérpretes sevillanos de categoría. El director alcalareño Alfonso Casado desarrolla su carrera en Reino Unido, especializado en el musical, lo que no le impidió hacerse con la Sinfónica desde el primer compás y hacerla sonar con la tersura y el brillo de sus mejores noches. Hubo momentos de magia sonora, como el inicio del Adagio sostenuto del concierto de Rachmaninov, con la cuerda con sordinas y Morelló y Szymyslik desgranando con mimo y poesía la subyugante melodía. Casado controló las dinámicas y cuidó hasta el extremo el equilibrio con los solistas, sin que ello supusiese limitar el esmalte del sonido orquestal.

El también alcalareño Javier Comesaña triunfó en su tierra con el concierto de Chaikovsky, con una versión en la que se alejó de fáciles efectismos, de portamentos y glissandi, así como del exagerado vibrato, pero sin por ello renunciar a un fraseo emocional muy cuidado en todos los detalles. Sonido cálido, afinación impoluta en los registros extremos y absoluto dominio de los recursos técnicos fueron los perfiles de su interpretación.

Floristán volvió con esta Sinfónica con la que tanto tocará en las próximas temporadas. Su control técnico estuvo siempre al servicio de la emoción y de la claridad del fraseo, incluso en los pasajes más densos, siempre brillantes.