Clooney abre con su cínica visión de la política la Mostra de Venecia

Su cuarto trabajo como director, 'Los idus de marzo', recrea una campaña electoral en EEUU. Ryan Gosling, Philip Seymour Hoffman, Paul Giamatti, Marisa Tomei y Evan Rachel Wood son sus intérpretes.

Alicia G. De Francisco (Efe) / Venecia

01 de septiembre 2011 - 05:00

George Clooney es una estrella y lo sabe. Sólo necesita aparecer para que todos caigan rendidos a sus pies y eso es lo que pasó ayer en Venecia, donde abrió la Mostra con Los idus de marzo, un filme político y amoral en el que destaca su gran plantel de actores pero al que le falta un poco de emoción. Vestido con traje gris y las gafas de sol asomando por el bolsillo de su americana, Clooney llegó entre aplausos, conquistó con poco esfuerzo a una sala de prensa repleta y se fue en loor de multitudes acompañado por un excelente grupo de actores que hicieron de meros comparsas.

Philip Seymour Hoffman, Paul Giamatti, Marisa Tomei y Evan Rachel Wood -faltaba sólo el protagonista de la película, Ryan Gosling- arroparon a un Clooney que se basta y se sobra para venderse a sí mismo. Así que no faltaron las bromas, los comentarios irónicos -"Me gusta dirigirme a mí mismo y decir: buena toma, George"- y las preguntas comprometidas de las que salir airoso: "No voy a dar consejos a Dominique Strauss-Kahn (exdirector del Fondo Monetario Internacional) en nada. Cada país tiene escándalos sexuales y mi trabajo no es aconsejar a nadie".

Todo ello para promocionar su cuarto trabajo como director, Los idus de marzo, una historia ambientada en una campaña presidencial estadounidense que en opinión de Clooney poco tiene de política y sí mucho de moralidad o de la falta de ella y con la que compite en Venecia por el León de Oro.

"No creo que sea un filme político, se podría situar en Wall Street o en cualquier otro sitio. Es más una cuestión de moralidad", explicó el actor y director, que subrayó su gusto por las películas en las que los personajes tienen cosas que decir. "He pasado años interpretando a Danny Ocean en Las Vegas, jugando y divirtiéndome, y ahora he aprendido", dijo sonriente. Y en ese aprendizaje prefiere películas con más trasfondo y más personales. "Si quieres pasar cuatro o cinco años haciendo una película, es personal".

Aunque no tanto como para que él esté interesado en entrar en ese mundo político en el que se mueve Los idus de marzo. "La política es seductora porque hay mucha gente con mucho dinero y poder que lo usa todo el tiempo", pero ahora "hay un tipo en la Casa Blanca bueno e inteligente y es casi imposible para él gobernar. Yo tengo un buen trabajo, ¿quién querría el suyo?".

Y ante la repetición de preguntas sobre su interés en la política, Clooney ahondó en la cuestión: "Yo no tomo decisiones de vida o muerte. (...) Cada día llegas a miles de compromisos pero no tengo que tomar decisiones que afecten directamente la vida de las personas. No tengo ningún interés en ser ese tipo de persona, me gusta hacer películas".

Pero sí que se interesa por la política y asegura que no le gusta el momento actual, en el que domina tanto cinismo como en su película. "Es temporal, lo solucionaremos, soy un optimista. Ahora no hay idealismo, pero espero que vaya a cambiar, pronto".

Una situación que sin embargo sí ha sido la ideal para poner en marcha un proyecto que en un principio iba a ser rodado en 2007. Entonces el presidente Barack Obama fue elegido y "todo el mundo estaba tan contento y esta película es tan cínica, que nos dimos cuenta de que no era el momento", explicó Clooney. Ahora sí lo es y Clooney ha presentado en Venecia una historia de política, de ambición, de poder y de favores. Nada nuevo en la historia del mundo, algo que ha estado pasando desde Julio César. "Repetimos esas cosas y esa es nuestra definición de locura", afirmó Clooney, que explicó que por eso eligieron como título Los idus de marzo porque hay mucho de shakespeareano, de Julio César y de traiciones en el filme.

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