Cien años con Enrique Orozco
Flamenco
La Federación de Entidades Flamencas de Sevilla conmemora el nacimiento del cantaor
Enrique Orozco Fajardo (Olvera, Cádiz, 1912-Sevilla, 2004) fue una de las víctimas del famoso Concurso del Price del año 1936. Aunque obtuvo un premio por fandangos, no llegó a cobrar el dinero asociado a este galardón, ni el montante de los bolos asociados al premio. La razón: el estallido de la Guerra Civil, que a la troupe del Price le pilló en Jaén, igual que a las compañías de Canalejas y de la Niña de los Peines. El testimonio de Orozco es una de las impagables fuentes para reconstruir la nebulosa historia del cante flamenco en guerra, junto a las memorias de Juan Valderrama. Lo contó a Romualdo Molina en la serie de Televisión Española Arte y artistas flamencos: cómo lo hizo para volver a Sevilla, desde Jaén, tres años más tarde, sin dinero, sin comida, gracias a la generosidad de algún revisor de tren y de un amigo del bingo de Córdoba que les invitó a café y a sardinas en lata. Cómo, a consecuencia de la guerra, tuvo "una historia muy bonita" con su mujer, con la que se casó dos veces porque la primera boda, por el juzgado, en 1937, fue declarada nula por las nuevas autoridades franquistas ... "y me casé dos veces con la misma. Que muchos no se casaban con la misma mujer. Cogían a otra".
De la misma manera que muchos intérpretes de su generación, como el propio Canalejas, todavía contó con una segunda etapa dorada en su carrera artística al obtener en los años 60 y 70 primeros premios en los concursos más importantes de la geografía flamenca como el de La Unión, donde obtuvo la Lámpara Minera en 1962. Enrique Orozco inició su discografía, escasa y sin reeditar, en el año 1935, siendo uno de los pocos cantaores que llegó a grabar con la guitarra de Manolo de Huelva. En los cincuenta lo hizo junto a Paco Aguilera y en los sesenta con Niño Ricardo hijo y Anonio Piñana hijo, aunque casi todas estas grabaciones permanecen aún hoy en el limbo de las grabaciones de pizarra y vinilo que no se han reeditado en los formatos contemporáneos.
Su voz es dulce y sentimental, muy afinada y de enorme gusto chaconiano, por lo que es un reputado intérprte de sus malagueñas, sus tarantas y granaínas. A la estilización propia del maestro suma Orozco una densidad vital turbadora. En los estilos rítmicos se mostró también solvente: bulerías, seguiriyas y soleares, estilo por el que resulta conmovedor y sentencioso. No obstante lo dicho, fue gracias a los fandangos que obtuvo sus mayores éxitos. Tensión, solvencia y entrega son sus valores musicales.
Para celebrar los cien años de su nacimiento la Federación de Entidades Flamencas de Sevilla ha programado este otoño una serie de recitales con los que se recordará al cantaor. Los conciertos serán en las peñas Torres Macarena, El Chozas y Jumoza 3, entre otras.
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