ROSS. Gran Sinfónico 4 | Crítica
La ROSS arde y vibra con Prokófiev
80 aniversario del exilio republicano
Londres/Fleet Street, la que fue durante varios siglos la calle de la prensa londinense, es hoy una arteria más pendiente del turismo y las transacciones de la City que de las redacciones, que hace años se alejaron del centro. Pero para Antony Jones, su nieto, sigue siendo la calle en cuyo número 76 Manuel Chaves Nogales dirigió la Atlantic Pacific Press Agency que informaba a América Latina de lo que estaba sucediendo en una Europa en guerra. "Cuando mi abuelo murió en 1944, los embajadores de todos los países latinoamericanos acudieron a su funeral", recuerda Jones ante el lugar donde tuvo su sede la agencia, para la que llegó a colaborar otro ilustre exiliado, Luis Cernuda.
Chaves Nogales trabajó también para el Evening Standard y los servicios extranjeros de la BBC; vivía cerca de aquí, en el número 181 de Russell Court, en Bloomsbury. Llegó a Londres desde París, donde vio por última vez a su familia. Huyó de allí en 1940 sabiéndose fichado por la Gestapo. Se había mofado de Goebbels en una de sus más célebres entrevistas y condenó por igual el fascismo que la dictadura soviética en un libro sin el que no se puede leer la España contemporánea y que es el paradigma de su propio pensamiento, A sangre y fuego. La salida de Chaves Nogales de París poco antes de que entraran los nazis inspira su obra más trágica, La agonía de Francia, el último de sus trabajos de envergadura. Tiene una brillantez, análisis y anticipación que aún nos impresiona y en él desmonta el mito de que Francia era resistente.
De la producción y el legado moral de Chaves, comparable a los de George Orwell o Vasili Grossman, se ha hablado esta semana en Londres gracias a un programa conmemorativo impulsado por la Universidad de Sevilla con la colaboración del Instituto Cervantes y la Embajada de España en el Reino Unido. En el marco del mismo se ha presentado la edición bilingüe del libro Rutas del exilio español en Londres de Eva Díaz Pérez, una cartografía emocional de la capital británica que nos permite seguir los pasos que dieron los exiliados liberales y los republicanos y que ha editado el Centro de Iniciativas Culturales de la Universidad de Sevilla (Cicus).
Los homenajes arrancaron el martes con la inauguración oficial en la Casa de Europa de la exposición producida por el Cicus y comisariada por su director, Luis Méndez, y por el gestor cultural Christian Ravina. Chaves Nogales: Europa en guerra permite al público hasta el próximo 1 de marzo conocer la vida y obra de quien nació en Sevilla en 1897, hijo del célebre periodista, taurófilo y masón Manuel Chaves Rey y sobrino de José Nogales, hombre de ideas regeneracionistas que dirigió El Liberal de Madrid. Hasta su fallecimiento en 1944 unas semanas antes del desembarco aliado, Chaves Nogales, que está enterrado en el cementerio de Fulham a las afueras de Londres, aportó su mirada ecuánime y su periodismo lúcido, honesto y exigente a numerosos lectores.
Distintos paneles de la exposición, didáctica y esmeradamente producida, recuerdan su trayectoria y en unas vitrinas anexas se exponen originales de sus libros, entre ellos la edición en inglés de A sangre y fuego, que se publicó en el Evening Standard. En su tantas veces citado prólogo, el periodista que fue "ciudadano de una república libre y parlamentaria" afirmaba que "había contraído méritos bastantes para haber sido fusilado por los unos y por los otros" y que abandonaba su país camino del exilio "para mantener una ciudadanía española puramente espiritual, de la que ni blancos ni rojos pueden desposeerme".
Ignacio Peyró, director del Instituto Cervantes de Londres y él mismo un excelente prosista, recordó en el acto inaugural que "aunque Manuel Chaves Nogales es uno de los mejores escritores españoles del siglo XX, sus libros (y su vida) permanecieron olvidados durante décadas tras su muerte. En España ya es notorio desde hace tiempo que él encarna los mejores valores cívicos de nuestro agitado y a menudo trágico siglo XX pero sentíamos la necesidad de rendirle tributo y apoyar su memoria aquí en Londres, donde murió y está enterrado".
Peyró reconoció además el sentido de celebrar este homenaje en la Casa de Europa, en cuya fachada aún ondean juntas pero por poco tiempo las banderas británica y comunitaria, ya que "Chaves Nogales, precozmente crítico tanto con el fascismo como con el comunismo, no sólo era un gran español sino que tuvo una evidente dimensión europeísta".
El tributo se extiende a todos los exiliados republicanos cuando se cumplen 80 años del fin de la contienda española y el inicio del régimen franquista, y de un modo especial a la memoria de Antonio Machado, añadió Luis Méndez, para quien "la Universidad tiene que apostar por la serenidad, la cohesión y los valores democráticos y de respeto a los débiles, como institución pública que es".
Peyró y Méndez junto con Antony Jones, la periodista Eva Díaz Pérez y la autora de estas líneas participaron el miércoles en una mesa redonda en la sede del Instituto Cervantes donde se debatió el legado creativo y ético de Chaves Nogales, "uno de nuestros mejores compatriotas" a decir de Peyró. Los volúmenes azules de la Obra periodística completa de Chaves, publicada por la Diputación de Sevilla en edición de su biógrafa y temprana valedora Maribel Cintas, llaman la atención del público y los corresponsales presentes. Todos quieren leerlo y repensar Europa a través de su mirada. También de su periodismo narrativo que, como recordó Díaz Pérez, "nada tenía que envidiar a aquel Nuevo Periodismo de Capote y Wolfe que estudiamos en las aulas y al cual se anticipó". Luis Méndez insistió en su moderna concepción de los medios de comunicación. "Para Chaves eran tan importantes los textos como las imágenes, tenía una tremenda cultura visual y es por ello que nuestra exposición reproduce los formatos originales de su obra periodística con sus dibujos, ilustraciones y fotografías de altísima calidad".
Toda la producción de Chaves Nogales apareció originalmente en periódicos y él mismo, gran amigo de escritores como Baroja y Valle-Inclán, marcaba las distancias entre su quehacer y el de los literatos. Pese a ello, durante años su trabajo más conocido en España se movió en el terreno de la literatura: la biografía Juan Belmonte, matador de toros a la que la exposición dedica una atención especial. "Mi madre sabía que Belmonte venía a casa esa noche a trabajar en el libro porque mi abuelo siempre encargaba jamón", recuerda Antony Jones. Su madre, Pilar Chaves Jones, cumplirá pronto 99 años y es la única superviviente de los cuatro hijos que tuvo Chaves Nogales. A la más pequeña, Juncal, que nació en La Junquera cuando la familia regresaba a España para refugiarse en El Ronquillo (Sevilla), su padre nunca pudo conocerla.
La British Library fue la sede de otro de los homenajes a Chaves. Hubo una larga lista de espera para conseguir una entrada (a 10 libras cada una) para la sesión, abarrotada, donde la especialista en el exilio español Eva Nieto McAvoy propuso una relectura académica de la obra del sevillano. Emocionaba ver a un auditorio que, sin pestañear, escuchaba a la investigadora analizar las peripecias de un bailarín de flamenco en la Rusia bolchevique recogidas en el libro El maestro Juan Martínez que estaba allí. El traductor Rahul Bery, Ignacio Peyró (que abordó la etapa londinense del periodista catalán Josep Pla) y Antony Jones participaron también en este acto, donde Jones explicó que A sangre y fuego "es el libro decisivo en la recuperación de la figura de Chaves Nogales tras décadas de olvido".
Chaves comenzó su carrera como periodista en El Liberal y El Noticiero Sevillano, y en Córdoba, donde residió entre 1920 y 1923. En 1921 publica La ciudad, un análisis sorprendentemente actual de la Sevilla inmutable y autocomplaciente que anticipa el espíritu de libros como Ocnos, escrito en el exilio británico por Luis Cernuda.
De 1924 a 1930 Chaves trabajó en Heraldo de Madrid y para este periódico firmó como corresponsal y enviado especial las crónicas que recogió en La vuelta a Europa en avión, donde se revela su gusto por la inmediatez que proporciona este medio de transporte que estuvo a punto de costarle la vida pues sufrió varios accidentes. En 1928 inicia sus colaboraciones con Estampa. De 1930 a 1936 trabaja en Ahora, un periódico moderno que se sostiene a través de los ingresos de lectores y anunciantes. Aquí puso en práctica el modelo de prensa británico que admiraba, entrevistó a las más célebres personalidades de su tiempo y se hizo amigo personal de Azaña, al que nunca le falló, ni siquiera durante la crisis de Casas Viejas. Fue profundamente liberal y republicano.
Al estallar la guerra civil está en Londres recogiendo a sus dos hijas mayores, que estudian en un internado, y se le comunica que Ahora ha sido colectivizado. Chaves recalcó a los trabajadores que no creía en la dictadura del proletariado pero cumplió fielmente y de julio a noviembre de 1936 actuó como "camarada director" del Ahora rojo, según ilustra la exposición. "Cuando el Gobierno de la República se marchó a Valencia, a los pocos días él se exilió en Francia e Inglaterra, lo que dio a sus crónicas una dimensión europea", recuerda Luis Méndez.
Su llegada final al único país de Europa que no se había dejado doblegar por los nazis es el capítulo más emocionante de la exposición. "El mar abierto nos mostraba sus rutas innumerables. Aún hay patrias en la tierra para los hombres libres. Sobre nuestras cabezas tremolaba orgullosamente el pabellón de la Unión Jack", escribió Chaves Nogales en La agonía de Francia y con esas palabras se cierra este proyecto expositivo cuyo diseño gráfico firma el estudio de Manuel Ortiz. "Murió en 1944 y ahora se le sigue leyendo no sólo para saber qué pasó según Chaves Nogales sino para ensayar la comprensión de lo que siempre nos puede pasar", concluye Méndez en este Londres agitado por las pasiones divisorias del Brexit.
También te puede interesar
ROSS. Gran Sinfónico 4 | Crítica
La ROSS arde y vibra con Prokófiev
Salir al cine
Manhattan desde el Queensboro
Lo último