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Centenario de Rafael Romero

Flamenco

El sello El Flamenco Vive vuelve a apostar por la recuperación del patrimonio jondo con la edición de 87 cantes del maestro de Andújar comentados por Gamboa

El cantaor jiennense Rafael Romero.
Juan Vergillos

20 de octubre 2010 - 05:00

¡Cantes de época! Rafael Romero. 4 cedés. Libro de José Manuel Gamboa, 255 pp. El Flamenco Vive

El pasado día 9 se cumplieron cien años de su nacimiento. José Manuel Gamboa da como lugar de nacimiento Andújar, que es lo que afirman la mayoría de artículos biográficos del cantaor. Pero hay investigadores, como Manuel Bohorquez, que dan como lugar de nacimiento la localidad jiennense de Huelma, en el corazón de la Sierra Mágina. En todo caso, el cantaor se crió y creció en Andújar, hasta que se fue a Madrid en busca del sustento flamenco. El libro de Gamboa no es una biografía, sino que trata de las peripecias, fundamentalmente de las discográficas, de Rafael Romero en la segunda mitad de la década de los 50. Es decir, la época de enorme fiebre discográfica que sucedió a la publicación de la famosa Antología del cante flamenco de Hispavox, que marcó, como saben, un hito en la historia de la discografía española y que es el modelo de toda la fiebre antologista que se sucedió en los tres lustros siguientes. Gamboa utiliza gran parte de las páginas de esta obra para datar la mencionada obra discográfica y esclarecer los inequívocos orígenes hispanos e hixpavoxianos de la antología primera.

Es un viejo debate, que en este caso dialoga amistosamente con Pierre Lefranc, que siempre ha defendido la propiedad francesa de la obra. Sin entrar en detalles, creo que este libro pone sobre la mesa, con una apabullante documentación, todas las circunstancias que confluyeron en el origen del proyecto. El libro es un repaso a la trayectoria discográfica de Rafael Romero, que, como señala el autor, se llevó a cabo casi en su totalidad en el formato de microsurco. Lo que significa contar los orígenes y evolución de este formato en España.

Romero llevó a cabo una frenética actividad discográfica en la segunda mitad de los 50, recogida en los cuatro discos compactos que acompañan al libro. 87 cantes con Romero como protagonista y con las guitarras de Perico el del Lunar, Andrés Heredia y Pepe de Almería, entre otros.

Se trata de una auténtica enciclopedia de estilos flamencos, comentados cada uno de ellos en el libro de Gamboa. Aclara, por ejemplo, que la grabación de la alboreá que incluía la mencionada antología, y que también está presente aquí, no era la primera grabación por este cante que se realizaba.

En los estilos rítmicos, no sólo se muestra Romero como un gran dominador del compás. También un enorme cantaor para el baile, como se puede apreciar en las grabaciones aquí incluidas para los pies de Pacita Tomás y José Greco, entre otros.

La caña fue uno de los estilos estrella del repertorio de Rafael Romero, lo que corroboran las cinco versiones de la misma que incluyen estos discos. Dice Gamboa que se trata de la caña de Chacón, en efecto, pero en su versión para el baile, ya que fue Perico el del Lunar, que acompaña a Romero en el primer número, tomado de la antología de Hispavox, el que rescató el estilo. En efecto, como ampliamente documenta Gamboa, Perico el del Lunar fue el responsable de la música de la versión coreográfica de la caña que estrenó Carmen Amaya en 1935. De ahí el carácter pausado, algo museístico, de los paseíllos vocales, que se fue matizando en algunas de las versiones posteriores (Morente, Arcángel). Incluso nos ofrece Romero en esta recopilación una caña por pasodoble, con guitarra y castañuelas como acompañamiento. La petenera corta es otro de los estilos que Romero incluyó en la antología de Hispavox, versión que, como sabemos, creó escuela cantaora. Otra curiosidad de este disco: unos fandangos de Huelva con verdiales.

Otro de los estilos bandera del repertorio de Chacón que cantó Rafael Romero fue el mirabrás. Fue de nuevo Perico el del Lunar el trasmisor. Gamboa señala que el virtuosismo rítmico que ambos intérpretes demuestran en el número no va en detrimento del necesario aire pastueño que requiere la pieza.

Romero ejerce también su magisterio en los estilos de compás menos estricto. Así la malagueñas de la Trini: solemne, afinado, emotivo y desolador, como corresponde. Entre las originalidades de la discografía de Romero se cuentan los llamados Cantes de madrugá, que se proponen como antecedentes de la minera. Que efectivamente sea un estilo de origen popular o que se trate de una taranta dicha de una particular manera romera es algo que no aclara Gamboa, que ofrece las dos explicaciones que sobre este cante se han dado en la tradición flamenca.

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