Cartografía de la madurez
El músico granadino José Ignacio Lapido publica su quinto disco en solitario tras la disolución de 091, uno de los más elaborados de su ya larga carrera
Álbum: Cartografía. Corte 2: En el ángulo muerto. Y dice: Estoy en el ángulo muerto / es el sitio perfecto / nadie me ve /Estoy fuera de juego / batiéndome en duelo / lo mismo que ayer / A solas con mis recuerdos / los falsos y los verdaderos / si no me ladraran los perros / creería que sueño / Nadie me ve. "Llevo ya muchos años ahí, nadie me ve", bromea irónico José Ignacio Lapido. Aunque se apresura a explicar que "no es una canción sobre mi situación profesional, sobre la que no vendría a cuento escribir. Me siento en mi sitio, el que yo me he buscado y al que las circunstancias me han llevado. Y estoy a gusto donde estoy. No espero otra cosa sino hacer los discos que quiero y sentirme bien conmigo mismo".
El músico granadino, antaño pieza clave en una banda de tan grato recuerdo como 091, acaba de poner en circulación su quinto álbum en solitario, Cartografía, como el anterior, En otro tiempo, en otro lugar (2005), autoeditado por su propio sello, Pentatonia. "Me motiva la satisfación de seguir haciendo esto -cuenta-. Hay mucha gente que ha tenido que abandonar la música por faltarle de todo a su alrededor. Ya en cierta época de 091 me di cuenta, nos dimos cuenta todos, de que no íbamos a dar ese paso a la primera división comercial. Si con La vida qué mala es no rompimos la barrera, entonces ya no iba a haber manera de hacerlo. Así que a partir de ahí te haces a la idea. Lo contrario es engañarse uno mismo manteniendo vanas esperanzas. Yo ya ni me lo planteo. Grabo mis discos haciendo válido el tópico de por amor al arte".
José Ignacio no se queja. Sabe bien que su público no es muy numeroso, "pero sí puedo decir que es muy fiel. Siempre está ahí esperando, casi con más ansias que yo, a que salga un nuevo disco". De hecho, esas expectativas le permiten embarcarse en un nuevo proyecto discográfico cada dos o tres años. "Puede ser necesidad expresiva, más que económica. Porque necesidad de perder dinero nunca tengo", vuelve a bromear.
Ni resulta tan invisible como sugiere la canción del principio, sus seguidores lo saben, ni su economía bordea la ruina -"con el anterior disco salvamos los trastos", apunta-. Hoy es otro músico con otro oficio. Escribe columnas de opinión en el diario hermano Granada Hoy y, faceta menos conocida, guiones para un culebrón de la televisión autonómica. Corte 4: Largo de contar. Y dice: Yo te hablaría del trato / que el Diablo sin duda nos ofrecerá / cuando el futuro nos dé de lado / y nos cubra la oscuridad. ¿Será Arrayán el demonio? "No, hombre, no... Arrayán hace feliz a mucha gente -dice riendo-. Llevo seis años haciendo guiones y me siento tan bien como cualquiera se puede sentir en su trabajo. Obviamente me siento más músico que guionista, pero una vez que te sacudes los prejuicios, es un trabajo más. No es como la música, mucho más creativa; somos diez guionistas metidos ahí y todos aportamos ideas. Sabes que estás haciendo un producto de consumo rápido, pero que tienes que hacerlo bien".
Arrayán paga las facturas de sus grabaciones, gusta de decir José Ignacio, quien recupera en Cartografía cierta manera de hacer que remite a 091. Niega que sea el disco que más recuerde a su anterior grupo -"no soy tan cerebral como para decir voy a hacer un disco más o menos parecido a 091. Llega un momento en el que las canciones mandan sobre ti y todo lo que has oído, compuesto y tocado está en un sustrato inconsciente. Pero en cualquier caso, si es así no ha sido premeditado", asegura-, aunque concede que "se trata del mismo guitarrista, del mismo compositor, así que algo tiene que haber".
Hay más. La referida manera de hacer, sin abandonar el clasicismo rock que le es tan querido, dispone que éste sea uno de sus títulos más elaborados desde el punto de vista de los arreglos. "En eso sí estoy de acuerdo -afirma-. Ha habido un trabajo bastante importante por parte de la banda al completo. Así que en ese aspecto sí que hemos trabajado como lo hacía con 091, llevando al ensayo el esqueleto de la canción para que todos aportaran ideas. El talento de los músicos ha hecho que determinados arreglos queden como anillo al dedo. Y se nota".
Lapido no pide más. Grabar y actuar. "Me siento músico -confiesa-. Antes de escribir guiones lo único que sabía hacer era escribir canciones e interpretarlas. Si reniego de eso, ¿qué hago en la vida? Quiero seguir así mientras las circunstancias me lo permitan". Corte 7: Nunca se sabe. Y dice: Nunca se sabe si nuestro plan se irá por el desagüe / Si al despertarme la tierra temblará bajo mis pies / Si habrá algún santo que nos ampare / Sólo sé que estoy girando alrededor de tu corazón ayer igual que hoy / buscándole el final a una canción que tal vez no acabe / Es algo que nunca se sabe. Nunca se sabe.
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