Una cantaora de leyenda
Cantar con verdad | Crítica
Hortensia Vélez y Gemma Soriano firman 'Cantar con verdad', un documental sobre Carmen Linares que se puede ver en RTVE play
La ficha
'Cantar con verdad'. Dir.: Hortensia Vélez y Gemma Soriano. RTVEplay.
Carmen Linares es el nombre artístico de Carmen Pacheco Rodríguez (Linares, 1951). El remoquete se lo puso, según cuenta la propia Linares en Cantar con verdad el maestro Juan Valderrama.
Todavía hay por ahí algunos carteles de sus primeras actuaciones en los festivales andaluces en los que figura una joven cantaora llamada Mari Carmen Linares.
Su primer disco, como la propia intérprete señala en este documental, data de 1971, con la magna guitarra de Juan Habichuela y era un disco “fosforero”, añade.
Es decir, influido por el arte de Fosforito, que era su ídolo en ese momento.
A partir de ahí, seguimos viendo en el documental, llevó a cabo una rotunda carrera como cantaora para el baile.
La vimos con 23 años asomarse a la serie Rito y geografía del cante en varias ocasiones, aunque no se le dedicó ningún capítulo completo, como sí ocurrió con artistas de su generación más populares entonces como Camarón o María Vargas.
En la soleá que canta en el capítulo El flamenco y el vino, emitido el 8 de octubre de 1973, junto a la guitarra del malogrado Manuel Moreno Pantoja y bajo la atenta mirada de los padres de sendos artistas y del guitarrista estadounidense Tomas Sorensen, ya nos encontramos con una intérprete consumada, apasionada seguidora, que lo sigue siendo, de los cantes del mítico Antonio Fernández Díaz Fosforito que, además, fue su padrino discográfico. El programa también incluía unas bulerías con los mismos intérpretes en el capítulo titulado Difusión del flamenco emitido el 1 de octubre de 1973 por Televisión Española.
En los setenta le cantó al baile de Manuela Vargas, Carmen Mora o Merche Esmeralda, entre otras, además de figurar en los elencos de tablaos como el mítico Café de Chinitas, en el que coincidió con la propia Mora y también con Morente, y Torres Bermejas, donde trabajó junto a Camarón.
En el documental la cantaora hace una emotiva evocación de la gran Carmen Mora, una de las bailaoras más notables de su generación, que se nos fue antes de tiempo.
En 1980 Linares decide dar un paso adelante en su carrera y no cantar más para el baile, llevando a cabo una serie de grabaciones míticas que se inician con Su cante (1984), su tercer disco, y que culmina, por ahora, en 2017 con Verso a verso un proyecto que la había ocupado durante años y que ya había presentado en directo.
La obra está basada en los poemas de Miguel Hernández. Anteriormente había hecho también un disco monográfico sobre Juan Ramón Jiménez en Raíces y alas (2008) producido, compuesto e interpretado junto a Juan Carlos Romero, uno de los hitos de su discografía que incluye otros discos míticos como La mujer en el cante (1996) o Un ramito de locura (2002) junto al trío de Gerardo Núñez.
Carmen Linares es un artista muy social y son muchas las colaboraciones que ha llevado a cabo a lo largo de su carrera, entre ellas la que llevó a cabo con Manolo Sanlúcar en Locura de brisa y trino (1999), acaso el disco más importante del guitarrista, o las que ha llevado a cabo, entre otros, con Luis Pastor, Los Evangelistas, el Trío, Camerata Flamenco Projet y un largo etcétera.
Ha firmado en solitario 12 discos. En 1995 la vimos, deslumbrante, junto a Rafael Riqueni, cantando una taranta tan poderosa como inconsolable para Flamenco de Carlos Saura. Posee la Medalla de las Bellas Artes, el Premio Nacional de la Música, el Compás del Cante y el Princesa de Asturias. Es doctora honoris causa por la Universidad de Sevilla.
Ha cantado, además de las mencionadas, con las guitarras de Pepe y Luis Habichuela, Paco y Miguel Ángel Cortés, Pedro Sierra, Tomatito, Vicente Amigo, Moraíto, Paco Cepero, Enrique de Melchor, Manolo Franco, José Antonio Rodríguez, Isidro Múñoz, Perico el del Lunar hijo, Salvador Gutiérrez, Eduardo Espín Pacheco, Pedro Barragán, etc.
Ha interpretado a Falla, a Lorca, a Miguel Hernández, a Juan Ramón Jiménez, entre otros, y actuado en lugares como el Teatro de la Ópera de El Cairo, el Lincoln Center, la Ópera de Sidney o el Teatro Colón de Buenos Aires.
El cante de Linares se distingue, en una generación de superdotados, por su elegancia y buen gusto. Un arte elegante, exquisito y necesario que la hicieron sobresalir en el mundo de lo jondo desde sus inicios. Carmen, además, con una enorme inteligencia, entendió desde un primer momento, con sus contactos con Juan Varea, Pepe de la Matrona o Rafael Romero, sus primeros maestros, que el mundo de lo jondo es una gran familia en la que la solidaridad y la complicidad entre sus miembros es uno de sus grandes valores.
Es divertido ver, además de sus colaboradores Miguel Poveda o Juan Carlos Romero, a intelectuales reflexionando sobre su arte y sobre el flamenco. Linares fue pionera en muchas cosas pero no fue, como se dice aquí, la primera cantaora que se subió a un escenario sin traje de faralaes. Afirmaciones como esta, dichas con la intención, sin duda, de elogiar a la intérprete, no son muy beneficiosas para la difusión de un arte cargado con demasiados tópicos contra los que precisamente ha luchado denodadamente Linares a lo largo de su trayectoria. La película incluye abundante material de archivo, muy interesante. Aunque es una pena que no podamos ver en ella una actuación completa de la cantaora.
De toda esta interesante trayectoria vital da cuenta este documental en el que intervienen, además, Pepe Habichuela, Miguel Espín, José Manuel Gamboa, Ana María González, Pablo Suárez, Vanesa Aibar, Marina Heredia, Arcángel, Soleá Morente, etc.
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