Carmen Laffón y la "reflexión poética"
La Universidad de Sevilla entrega su Premio de Cultura a la pintora, que fue alumna y profesora de la Hispalense y autora de un 'Bodegón con libros' que alberga la institución entre sus fondos
La artista Carmen Laffón tomó ayer el testigo del escritor Arturo Pérez-Reverte, el primer galardonado de esta distinción de nuevo cuño, al recibir el II Premio de Cultura de la Universidad de Sevilla, un reconocimiento con el que la Hispalense celebra a una creadora cuya "mezcla de inteligencia, clarividencia y talento", resaltó la directora del Cicus, Concha Fernández, hacen de ella "un modelo de vida".
El jurado valoró de la homenajeada, a la que se le hizo entrega de un facsímil personalizado del Tratado de la pintura de Leonardo Da Vinci, la "amplísima carrera" y la proyección de una obra que ha interesado a "los principales museos del mundo, como el Nacional Reina Sofía, el British Museum y el Metropolitan Museum of Arts de Nueva York". Además, la votación en la que participaron el rector Antonio Ramírez de Arellano, el poeta y doctor Jacobo Cortines, la secretaria general de la US Concepción Horgué y la mencionada Concha Fernández, se decantó por Laffón debido a "la importancia" de una producción artística "caracterizada por una continua reflexión poética y una incesante indagación de materiales, soportes y lenguajes" y que, pese a su constante reformulación, continúa despertando un inesperado consenso, como demuestra el éxito de la soberbia exposición que estos días le dedica el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo.
A estas virtudes se suman, en opinión del jurado, "su labor de dinamización de la vida cultural sevillana, como pintora y como galerista, acercando las nuevas corrientes artísticas a la ciudad"; así como la "especial relación de colaboración que ha querido tener con la Universidad de Sevilla", como cuando en 2011, dentro del congreso Factor humano, explicó las dificultades y satisfacciones que tuvo con la escultura de la parra que afrontó para el Palacio de San Telmo.
La propia Laffón quiso ahondar en un breve discurso en los lazos que la vinculan a la Universidad de Sevilla, en la que fue alumna y profesora: en la Escuela de Bellas Artes afianzaría siendo una jovencita los conocimientos adquiridos anteriormente en las lecciones de Manuel González Santos; tiempo más tarde, entre mediados de los 70 y principios de los 80, volvería para ocupar la Cátedra de Dibujo al Natural. Todavía, señaló ayer Concha Fernández, "conservamos en nuestro patrimonio alguno de sus trabajos de clase", aunque la pieza más importante de la pintora que albergan los fondos de la Hispalense es Bodegón con libros, la obra que forma parte desde finales de 2012 de la colección de arte contemporáneo de la Universidad.
"Cuando me encargaron la compra de un bodegón desde la Universidad", confesó la premiada, "no quise ofrecerles uno que ya estuviese hecho". Así, la artista ideó una composición que evocara a los grandes maestros -literarios, pictóricos- que la han precedido y que reflejara también sus "gustos y aficiones". En realidad, la elección de incluir libros en un bodegón no era precisamente novedosa en su trayectoria: ya lo hizo en la propuesta a medio camino entre la escultura y la instalación que presentó en la muestra con la que el Reina Sofía festejaba el IV centenario de la publicación de la primera parte de El Quijote. En Cajón, mesa y atril con libros grandes y pequeños, Laffón reproducía los volúmenes de la biblioteca de Alonso Quijano que se salvaban de la quema, entre ellos un texto de Cervantes, La Galatea.
En el óleo que realizaría para la Universidad, años más tarde, Laffón recoge "libros en aparente desorden" en un cuadro que se organiza, según apunta el crítico y comisario de la muestra del CAAC Juan Bosco Díaz-Urmeneta, "con una oposición entre dos legados: el arte clásico y Picasso". En el bodegón, esta pintora de sensibilidad prodigiosa hace un íntimo recuento de las lecturas que más emoción le causaron: Bécquer, cuyo nombre se aprecia en un lomo en vertical, aparece "como escritor emblemático del alma de Sevilla", compañero en esa escena de otros poetas como Machado y Cernuda. Pero en esa mesa de trabajo donde reposan los libros -entre ellos, precisó ayer la artista, "la mancha roja" de Itálica famosa, de su amigo Jacobo Cortines- también expresa Laffón su veneración por el genio de Velázquez, Zurbarán o Murillo.
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