Carlos Iglesias propone en 'Ispansi' una historia de amor y tolerancia

Tras la gran acogida que tuvo Un franco, 14 pesetas, su debut en la dirección, Carlos Iglesias buscaba un proyecto para que su afortunada experiencia tras las cámaras no se limitara a un capítulo fugaz. "El primer hijo había salido guapo, así que pensé que tenía que ir por la parejita", asegura el intérprete, que quería que su segundo filme "estuviese ligado de alguna manera al anterior, pero sin que me repitiera". Si en la primera película, el relato de unos emigrantes españoles en la Suiza de los años 60, tomó elementos de su biografía -Iglesias pasó su infancia allí-, para su nuevo largometraje vuelve su mirada hacia otro episodio de la historia -el envío de 3.000 niños españoles a Rusia durante la Guerra Civil y su dramática supervivencia tras el estallido de la Segunda Guerra Mundial- y lleva a la pantalla una historia que le había atraído desde que tuvo a uno de esos niños, ya crecido, como profesor en la Escuela de Arte Dramático de Madrid. Ispansi(Españoles), que llega a los cines la semana próxima, el 4 de marzo, fue presentada ayer en Sevilla por su director y protagonista, los actores Esther Regina y Bruto Pomeroy y el productor Antonio Pérez, de Maestranza Films.

Iglesias, que dedica su cinta "a los que no volvieron", se documentó largamente para contar las penalidades que sufrieron esos niños de la guerra y los adultos que les acompañaron. Antes de escribir el guión oyó el testimonio de 37 personas, pero a partir de estas narraciones, y de alguna leyenda escuchada en su casa -"mi madre hablaba de una mujer que se había muerto de pena porque su hijo se había ido a Rusia"-, el cineasta apuesta por una historia de amor ambientada en ese marco. La de Álvaro, comisario del Partido Comunista de España al que da vida el propio Iglesias, y Beatriz (Esther Regina, nominada por la Unión de Actores como mejor actriz revelación por este papel), una mujer de familia falangista que ha ocultado a los suyos su condición de madre soltera, y que marchará a Rusia junto a su hijo secreto. Ambos sabrán amar al otro a pesar de sus diferencias, comprender que, más allá de las ideologías, las personas hablan un lenguaje común, el de los sentimientos. Un mensaje de tolerancia que, para Carlos Iglesias, es necesario recordar hoy. "Ha llegado la hora de tender puentes. Es impensable que hasta en tiempo de crisis el Gobierno y la oposición no se pongan de acuerdo. Envidio esos países en los que los partidos se llevan de manera civilizada", declara.

Ispansi, rodada en Suiza y en algunas localizaciones de Sevilla, se estrenará avalada por el Premio del Público obtenido en el último Festival de Cine Iberoamericano de Huelva, y las expectativas para que Iglesias convenza a los espectadores de nuevo son altas: según Antonio Pérez, las valoraciones que recibe el filme tras las proyecciones que ha habido son muy positivas. "Con la primera no me di cuenta, pero con ésta empiezo a pensar que igual tengo algo que llega a la gente", reconoce Iglesias. "Mi padre era obrero, y entiendo su lenguaje, su mundo, quizás conecte por eso. Cuando vio Ispansi, mi madre me dijo con los ojos llenos de lágrimas: Es un peliculón como los de antes. Quería decir que era bonita, que emocionaba. Ojalá eso se refleje en la taquilla". Si la jugada sale bien, Iglesias lo tendrá más fácil para encontrar la financiación de su próximo proyecto, que cerrará una trilogía sobre españoles en el extranjero y que será una comedia. En el reparto, probablemente estará él. "Es raro que escriba un guión sin pensar en mí para un papel. Soy demasiado egoísta", bromea.