Sevilla se rinde al Capullo
Homenaje al Capullo de Jerez | Crónica
Más de seis mil personas se congregaron anoche en el Auditorio Rocío Jurado para aplaudir y jalear al autor de 'La vida es una ruina' y otros éxitos flamencos
El mítico cantaor jerezano recibió el homenaje de parte de la profesión flamenca por sus cincuenta años en el mundo del flamenco. Rosalía interpretó junto al Capullo su tema Este mundo no lo entiendo, uno de los himnos del cantaor, en el que la catalana se marcó unos pasos por tangos deliciosos. Ataviada con una deslumbrante bata roja con lunares blancos, también cantó los tangos Di mi nombre, de su último disco, con la guitarra de Joselito Acedo, y con el auditorio rendido a sus pies. El Capullo se sentó a la mesa con Arcángel y Rancapino Chico para interpretar una bulería por soleá con el único acompañamiento de los golpes de sus manos en la mesa. Hiriente y dulce Arcángel, aunque a Rancapino Chico le tocó el micro de la señorita Pepis. Lástima. El homenaje tuvo dos partes. En la primera, algunos de los grupos del nuevo flamenco actual, como el televisivo Juan San Juan, o clásicos como Maita Vende Ca, interpetaron una selección de sus éxitos. Antonio Caña volvió a demostrar el entusiasmo que despierta entre el público joven. Tras el descanso, varios de los flamencos más populares de hoy interpretaron temas del Capullo a dúo con el homenajeado, que estaba pletórico, y que también hizo unos cuantos temas de su repertorio en solitario. Incluso hubo un estreno. El nuevo cante del maestro de Jerez se titula La música la están matando y, según confesó, lo escribió apenas hace unos días. "Lo voy a cantar para que no se me olvide la letra", apostilló. Remedios Amaya ofreció un cante de su repertorio, unas bulerías festeras, y Antonio Canales se marcó unas rebosantes bulerías con el cante del de Jerez. El joven cantaor cartagenés El Balilla, que hizo furor en las redes sociales hace unos años, hizo algunos cantes del cancionero camaronero que tanta popularidad le ha proporcionado. Una noche emotiva, en la que el de Jerez se sintió arropado por la profesión, por la jonda y también por la aflamencada ya que su estilo ha influido en ambos géneros. También por la afición, pues pocos flamencos de hoy pueden convocar a más de seis mil almas en un concierto. Y que sean, al menos, cincuenta años más.
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