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"Con Camarón había una historia que contar y muy buena"

Alexis morante. cineasta

Llega a las salas de cine Camarón: Flamenco y revolución', el último trabajo que se ha realizado sobre el cantaor de San Fernando, un documental que aporta una mirada "emocional" del mito

Alexis Morante, director del documental 'Camarón: flamenco y revolución'. / Erasmo Fenoy
Arturo Rivera

01 de junio 2018 - 08:36

Si Camarón es un mito nada mejor que una fábula para contar la historia del hombre que nació para revolucionar el flamenco. Es lo que el algecireño Alexis Morante ha pretendido con el documental que hoy llega a los cines y que tuvo su puesta de largo en el Festival de Málaga.

-Hace casi 26 años que murió Camarón. Su vida se ha llevado al cine, se han escrito biografías, hay múltiples trabajos periodísticos acerca de su figura, documentales televisivos que ahondan en su trayectoria profesional, en la huella que dejó en el flamenco... ¿Todavía es posible contar algo nuevo de Camarón?

-Es la misma pregunta que me hice cuando me propusieron el documental: qué voy a contar yo de la vida de Camarón que no se haya contado ya. Por eso la clave de este trabajo es cómo se cuenta la historia, el enfoque. Lo primero que se me vino a la cabeza fue el estilo de algunos documentales americanos en los que se narra la vida de grandes leyendas de la música, ya sea Jim Morrison o Frank Sinatra, como una fábula. No se cuenta nada que no se supiera o solo son nuevos algunos detalles. Lo nuevo, en realidad, es cómo se cuenta, la narrativa. De ahí que se plantee el documental como una película de ficción, dividida en tres actos, con sus puntos de giro y buscando siempre la historia del personaje. Y por eso tomamos -y nos autoimpusimos- dos decisiones a la hora de hacer el trabajo. La primera era no hacer nuevas entrevistas, todo iba a ser contado a partir del archivo que existe, íbamos a guionizar la vida de Camarón. Y la segunda, el narrador. La historia, la leyenda, iba a ser contada por un narrador andaluz como si conociera a Camarón mejor que nadie, opinando sobre él y hablando con autoridad de la figura de Camarón. Ese narrador es Juan Diego. El guion lo escribimos pensando en que él iba a contar la historia.

-Tal y como lo cuenta parece una mirada muy subjetiva de la vida y obra de José Monje Cruz.

-En realidad, nos hemos limitado a contar la vida de Camarón. Las piezas han estado ahí siempre aunque podría decirse que nunca se habían puesto en este orden, de esta forma. De Camarón se ha hecho ya una película de ficción, otros trabajos documentales como Tiempo de leyenda, que es magnífico, pero quizá solo se resaltaban algunos aspectos determinados de su vida o se centraban en algo de su trayectoria profesional. Creo que no había ningún documental que contara narrativamente, con todas las piezas que hay para hacerlo, la vida completa de Camarón, la construcción del mito.

-Para contar esa historia siempre hay dos facetas: la del artista, la del mito, y la de la persona, la del Camarón más humano. ¿Cómo encaja eso en Camarón: Flamenco y revolución?

-Siempre dentro de los tiempos que hay -hablamos de una hora y 45 minutos- seguimos el hilo de su trayectoria profesional y vamos encajando distintas piezas de su vida, de sus aspectos familiares... Pero también hay una tercera parte, el contexto sociocultural, la España del momento, el tiempo que le tocó vivir a Camarón y a los gitanos. Está claro que Camarón -y Paco de Lucía- revolucionaron el flamenco, lo llevaron a otro estadio, a otro nivel. Un simple chavalito de La Isla consiguió internacionalizar el flamenco. A la hora de investigar y de profundizar en la vida de Camarón es lo que más me ha atraído: cómo conoce a Paco de Lucía y cómo los dos, como Lennon y McCartney, con sus pantalones de campana y sus pelos largos, se juntan para revolucionar el flamenco.

-Ha dicho en alguna ocasión que en España no se ha hecho justicia con la figura de Camarón. Pero 25 años después de su muerte seguimos hablando de él, se hacen documentales, se escriben libros, se siguen vendiendo discos...

-Y todavía se sigue hablando de Elvis y de cualquiera de los grandes. Las leyendas nunca mueren y sobre todo cuando revolucionan un género musical entero como es el flamenco y es elegido como representante de un pueblo entero, el gitano. Hablamos de 25 años y eso no es nada para una leyenda. Pero cuando he dicho que no se le ha hecho justicia a la figura de Camarón no me refería a eso, sino a que España en general suele tratar a sus mitos musicales de una forma diferente a la que, por ejemplo, trata a sus escritores o pintores relevantes. Parece que no le da tanta importancia a diferencia de lo que ocurre, por ejemplo, en Estados Unidos, donde los grandes héroes, las grandes leyendas, los grandes ídolos también son de la música y del cine. Y creo que eso es lo que pasa con Camarón, que para mí es indiscutiblemente una de las grandes leyendas de España. Cuando digo que no se le hace justicia no me refiero al reconocimiento de la gente, sino institucionalmente. Que cuando se cumplen 25 años de su muerte se le haga algo en su ciudad natal, como se ha hecho, me parece lo mínimo. Camarón debería estar en todas partes en ese 25 aniversario.

-Sin ser especialmente aficionado al flamenco y a Camarón se ha metido de lleno en una obra así. ¿Cómo ha sido afrontar este trabajo?

-Con Camarón, qué duda cabe, había una historia que contar y muy buena. Lo que buscaba siempre era dónde estaba esa historia y ese personaje y qué podíamos contar de él. Y eso ha sido todo un descubrimiento. A este proyecto llego a través de Curro Sánchez Varela, el hijo de Paco de Lucía. Nos conocíamos y me había ayudado con otros trabajos. Él, además, había hecho La búsqueda, sobre su padre. Se enteró de que estaban buscando director para Camarón y me propuso a mí. Creo que lo hizo porque soy de Algeciras pero también porque desde hace años vivo fuera de España -en Los Ángeles- y entonces como que tengo esa otra mirada de fuera, quizá fuera de presiones. Todo ha sido muy especial, descubrir el flamenco y cómo Camarón lo pone todo patas arriba. Pero también conocer y tratar a la familia. Al no tener que hacer entrevistas en cámara todo ha sido más distendido. Hablábamos con Chispa y con su hijo en su casa y lo único que hacíamos era tomar notas para la voz en off. Hemos hecho un puzle, una historia muy emocional para meterse de lleno en la atmósfera Camarón.

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