La Cabra Mecánica: "Los medios se preguntaban quiénes eran esos ‘punkis’ con María Jiménez"
MÚSICA
La banda está inmersa en una gira de despedida que coincide con el 25 aniversario de 'Cuando me suenan las tripas', un primer álbum que nació en 1997
Actuarán en Sevilla (14 de octubre), Granada (20) y Málaga (21)
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La Cabra Mecánica está inmersa en una gira de despedida para, lejos de la nostalgia, festejar el lanzamiento de su primer álbum, Cuando me suenan las tripas, que vio la luz en 1997. Al gran público llegaron poco después, en 2001, con Vestidos de domingo. Ese disco que contiene grandes éxitos como Felicidad o La lista de la compra, canción inmortal que defendieron junto a María Jiménez. El próximo sábado, 14 de octubre, actuarán en la Sala Custom de Sevilla. El 20 en Granada y el 21 en Málaga
–En 2022 celebramos el 25 aniversario de Cuando me suenan las tripas, ¿qué supuso este álbum?
–Ahora mismo es difícil de entender, porque todo el mundo puede autoeditarse un disco de un modo u otro. Ene 1997 no era lo normal, así que grabar un disco con tus canciones y que alguien mostrara interés y pusiera el dinero para hacerlo era algo muy grande. Supuso el principio del proyecto. Yo llevaba muchos años tocando como bajista en diferentes bandas, de espaldas al público, y aquel fue el primer trabajo con un apoyo. Algo muy bonito en esa época.
–El tirón llega con Vestidos de domingo, considerado un clásico para muchos.
–Digamos que fue el álbum que nos abrió a más público. Seguíamos tocando, pero éramos una banda más reconocida por la crítica que por la gente. Vestidos de domingo cambió un poco más el abanico. Coincidió en un momento en el que estábamos haciendo nuestra música y, de repente, se puso de moda. En aquel momento salió Estopa y otras propuestas de este estilo que hicieron que la gente se fijara en bandas que llevábamos algo más de tiempo. Esas sinergias nos ayudaron y, por supuesto, la presencia de María Jiménez. Fue un disco que gustó a un espectro de gente muy variado. Primó el abanico de público que la cantidad.
–Y sin estrategias de marketing.
–No la hubo. Lo que ocurrió fue de manera natural y supongo que, gracias a eso, tuvimos esa repercusión. Aunque se nos colgó la etiqueta de mainstream, de manera totalmente errónea, nos costó mucho encontrar conexión con este trabajo. Los medios se preguntaban quiénes eran esos punkies con María Jiménez. Éramos los raros. Vivíamos un momento en el que estaba de moda Operación Triunfo con fenómenos de marketing muy potentes y conseguimos hacernos un hueco. Se debió a la naturalidad del proyecto. Teníamos ganas de hacer y ya está. A veces las cosas salen y otras no. No hay más secreto.
-¿Cómo les trató la industria?
–La industria es industria. Sí es verdad que dentro de este trabajo puedes encontrar a personas más apasionadas con quién sentir más afinidad, pero al final eres un producto. Es una dicotomía interesante.
–¿Qué cree que habría pasado si la banda hubiera nacido ahora?
-Creo que se ha dado una vuelta al negocio musical como era en los años 40 y 50. Entonces se hablaba de discos, pero en realidad eran singles. El LP fue un invento posterior. Parte de lo que en su momento hicimos con La Cabra tiene que ver con el urban. En el tono, en la reivindicación de estilos que, en aquel momento, no estaba muy de moda entre el público del pop o del rock. En esa época cualquier cosa que tuviera relación con el folklore era un sacrilegio y hoy es muy cool. No se dónde estaríamos, pero seguro que a la contra. Realizando aquello que nadie quiere hacer en este momento.
–En 2009 toman caminos separados, ¿cómo es el recorrido en solitario?
-Es complicado, porque mi trayectoria en solitario se produce de manera independiente. Creativamente hago una cosa muy distinta. Me meto en el pop inglés y en el rock americano. Estilos que aquí no tienen mucho recorrido. Ha sido un camino difícil, pero muy apasionante. Está siendo la mejor etapa de mi vida creativamente. También lastrada por el recuerdo para bien o para mal. Mucha gente se sentía muy defraudada, porque no veían los temas de La Cabra en mi repertorio. Ha habido que vencer algunos prejuicios, pero es la historia de mi vida. De hecho, la etapa de éxito de La Cabra fue prácticamente anecdótica dentro de su trayectoria.
–¿A qué se debe el regreso?
-A que siendo cabales, ya la edad va pesando. Si teníamos que esperar al 50 aniversario para celebrar algo, a lo mejor ya no estábamos en condiciones. Además, ese constante recuerdo de La Cabra Mecánica ya pesaba demasiado en mi camino en solitario y tenía que quitarme muchos fantasmas de la cabeza. Que me quede un bonito recuerdo de esta época de La Cabra. Y parece que lo estamos consiguiendo.
–Lo curioso es que lo han anunciado como una gira de despedida. ¿Momentánea, largoplacista o indefinida?
-El año pasado cuando empezamos con esto yo dije que quería hacer tres o cuatro actuaciones en buenos festivales y con las cosas bien hechas. De repente, empezaron a llamarnos para este año y la cosa va muy bien de público. Creo que hay alguna petición para el año que viene. Soy consciente de que esto de La Cabra responde a una demanda de revivals que hay en general. No creo que nadie espere un disco nuevo. La gente más joven viene a escuchar una banda que no tuvo oportunidad de ver en su momento y los más mayores a recordar un momento muy concreto de su vida. No creo que sea algo que tenga un mayor alcance. Lo que tengo claro es que seguiré mi camino en solitario escribiendo canciones, sacando discos y tocando.
–Ha afirmado que detesta el tema de No me llames iluso, entendemos que no sonará en directo.
-Por supuesto que no (Risas). En aquel momento, durante la gira de La Cabra, me negué a defenderla. Pero también hay otras canciones que no toco, porque no me gustan ahora. No pretendo que todo sea maravilloso. Me sorprende que los artistas no se arrepientan de nada. Menuda tontería. Si has vivido con intensidad y has puesto cariño y amor en lo que has hecho, es probable que con los años te arrepientas de ciertas cosas. Si no te arrepientes de nada es que no has vivido. Eso mismo pasa con las canciones. Puede que ya no te veas ahí.
–¿Haréis algún tipo de homenaje a María Jiménez?
-Este año también perdimos a Don Mauro, que fue nuestro teclista. Evidentemente en todos nuestros conciertos ellos están muy presentes. Además creo que la presencia de María Jiménez es tan poderosa que no es necesario hacer nada. Cuando la gente entre en la sala y oiga el nombre de La Cabra Mecánica pensará automáticamente en María Jiménez. Y cuando cantemos esa canción, todo el mundo se acordará de ella. Eso significa que María sigue viva. No necesita mayor homenaje, porque su recuerdo es muy poderoso. Como el de nuestro compañero Mauro. Trataremos de hacer que la gente disfrute y llevarlos a sitios nuevos. Algo así como unas vacaciones en un sitio en el que fuiste muy feliz. Seguir gozando de la vida es el mejor homenaje que se puede hacer a lo que se marchó.
–¿Hay alguna figura de la industria por la que sienta una especial admiración?
-Mucha gente. He podido cantar con Sabina, con Javier Ruibal, he escrito una canción a Luz Casal, he compartido charlas con Quique González o con Ismael Serrano. He tenido mucha suerte, porque soy un tipo bastante tímido y soy pésimo en cultivar las amistades. Pero lo cierto es que la relación con mis compañeros de profesión ha sido muy buena.
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