Buenos Aires abre el Espacio Borges
La capital argentina pone en marcha una iniciativa cultural que abarca una exposición permanente, cuyos contenidos se renovarán, una web y diversas actividades paralelas
Jorge Luis Borges cuenta en su natal Buenos Aires con un nuevo espacio físico y virtual que, con una propuesta visual y en permanente renovación, busca introducir al público generalista en el universo literario del escritor, de cuya muerte se cumplen hoy 25 años.
Cuando los turistas se acercaban al Centro Cultural Borges, en pleno centro porteño, confiados en que se trataba de un lugar dedicado al escritor argentino, se sorprendían al descubrir que no albergaba ningún espacio dedicado a su figura.
El centro, inaugurado en 1995, ha acogido en estos 16 años numerosas exposiciones y actividades de homenaje a Borges (1899-1986), pero nunca un espacio permanente que pudiera satisfacer el atractivo turístico que despierta el escritor.
Para saldar esta deuda y hacer verdadero honor a su nombre, se ha elegido el 25º aniversario de la muerte del escritor para inaugurar el Espacio Borges, que pretende convertirse en un instrumento para la divulgación y la reflexión sobre su obra, según una de las responsables del proyecto, Laura Mendoza.
El espacio, creado en colaboración con la Fundación Borges (presidida por la viuda del escritor, María Kodama), se estructura en torno a una muestra permanente, cuyos contenidos se renovarán de forma periódica, y se completa con una página web y un nutrido calendario de actividades paralelas.
Historias de un universo escrito, como han bautizado la exposición, busca, "con una visión bastante generalista, sacar la solemnidad al escritor y mostrar la cantidad de facetas que tuvo y los intereses que desarrolló a lo largo de su vida", explicó Mendoza.
Es el propio Borges, a través de una selección de citas de sus libros impresas en grandes caracteres por las paredes, el que va guiando al visitante a través de las seis secciones en las que está dividida la muestra, ilustrada con divertidos collages con imágenes del escritor.
Aunque se quiso evitar una "muestra biográfica más", el espacio incluye un pequeño apartado con fotografías familiares, retratos de su juventud, recortes de periódicos y dos dibujos que el escritor realizó durante su niñez, uno de ellos de un tigre, animal que le fascinó desde pequeño.
Este apartado se completa con una presentación audiovisual con la opinión de otros grandes escritores e intelectuales como John Updike, Maurice Blanchot, Darío Puccini, Gérard Genette, Adolfo Bioy Casares y Mario Vargas Llosa, entre otros, sobre la obra de Borges.
En la sección Fervor por Buenos Aires, título de uno de sus primeros libros, se sitúan en un mapa los rincones "más notables" de Borges en la capital argentina: las casas en las que vivió, la escuela en la que cursó sus estudios, el zoológico que visitaba durante su infancia, sus librerías favoritas.
El recorrido continúa con las confiterías en las que se reunía con otros intelectuales de la época, la facultad en la que impartía clases de literatura inglesa y la librería en la que tuvo lugar su última aparición pública en la capital argentina.
La muestra recoge también una selección de las lecturas y autores favoritos de Borges como Dante Alighieri y su Divina Comedia, Franz Kafka, Walt Whitman, Gilbert Keith Chesterton, Edgar Allan Poe o Joseph Conrad, entre otros, representados con dibujos, fotografías o facsímiles de sus obras.
Para ilustrar las lecturas se exhiben una exclusiva edición de Hojas de hierba, obra del poeta estadounidense Walt Whitman traducida por Borges, un Quijote de Miguel de Cervantes del siglo XIX y un Martín Fierro, la clásica obra de José Hernández. También se muestra el proceso creativo de Borges por medio de reproducciones de los manuscritos originales de El Aleph.
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