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Más allá del tópico de cansados pero satisfechos
Se supo de ellos a finales del verano de 2008. Su primer disco, Aventuras domésticas, con una pequeña edición física en CD, se distribuyó libremente por internet a través de una licencia Creative Commons. La fórmula, parte coherente de un discurso bien armado en torno a otra forma de creación artística, facilitó su expansión llevando una buena nueva a muy distantes puntos de la melomanía militante: había un grupo en Sevilla facturando emocionante folk imaginario sin más similitudes con otros destacados coetáneos que una cierta actitud iconoclasta.
Y eso que, como dice Rubén Alonso, cantante de Las Buenas Noches, en aquel primer disco "estaba nuestra voluntad de hacer canciones con un sentido popular o folclórico, de formas muy puras, que quedaban de algún modo materializadas en ejercicios de estilo". Tercia Daniel Cuberta, el baterista del quinteto: "Como decían los de Radio Futura, haciendo la música folclórica de un país que no existe…".
Casi tres años después Las Buenas Noches pone en circulación mediante el mismo método -en esta ocasión, con inminente edición física también en vinilo- un nuevo disco, Un mal día lo tiene cualquiera, cuya puesta de largo llegará el próximo viernes 8 de abril dentro del programa de actividades del Festival Zemos98.
"En comparación con el primer disco, éste tiene sus riesgos, es más oscuro y complejo", avisa Cuberta. "Es un disco distinto -apunta Alonso-. Si nos ha requerido más trabajo a nosotros, supongo que también lo hará a quien lo escuche".
La apreciación es relativa, aunque, de algún modo, la facilidad con que la música de Las Buenas Noches cautiva la atención del oyente contrasta con lo dificultoso de su proceso creativo. Varios de los integrantes del grupo mantienen activas trayectorias individuales en el terreno artístico: Cuberta en el campo del audiovisual; Miguel Brieva, sin duda el más conocido, en el del cómic y la ilustración. El primero comparte con Alonso y Dani Matas residencia en Sevilla; el segundo pasa más tiempo en Madrid, donde vive también habitualmente el contrabajista de la formación, Camilo Bosso.
"Tras sacar Aventuras domésticas quedamos en hacer dos encuentros por cada estación del año. Como estamos repartidos entre Sevilla y Madrid, la idea era tener como mínimo ocho fines de semana de ensayo al año", explica Alonso desmenuzando la lenta transformación de un grupo que comenzó como una reunión de amigos disfrutando del hecho de hacer canciones y acabó encontrándose con otro inesperado: su música gusta. Y mucho.
"No deja de sorprenderme que a la gente le guste lo que haces, sea música u otra cosa, pero siempre resulta gratificante", afirma Cuberta a propósito de los comentarios que los visitantes a la cuidada web del grupo han ido dejando durante estos años. “Es alucinante -añade-. Dependiendo del día lo puedes entender como una gran noticia o como una casualidad. Cada vez que llega un mensaje a la web lo hace también a nuestros correos electrónicos. Estás con cualquier otra cosa y de repente llega algo así como “sois geniales”. Eso anima. Al fin y al cabo, la música sigue siendo algo que fascina. Creo que no hay nada que mueva tanto a la gente como la música, y en ese sentido el desarrollo de internet ha sido fantástico. Pones las cosas con un poco de amor, con los dibujos de Miguel, facilitando la descarga y es algo que la gente agradece mucho”.
“Siempre hemos tenido claro que queremos compartir nuestra música sin la intervención de ningún intermediario", dice Alonso en referencia a la red, su inmediatez e imprevisibles conexiones. "El otro día nos ocurrió algo increíble -cuenta-. Estábamos ensayando y al abrir la puerta del local nos encontramos cinco garzas de origami en fila, una detrás de otra, con un papel en el que alguien había escrito algo sobre qué domingo tan maravilloso y nos daba las gracias”.
“Fue algo muy rocambolesco -añade Cuberta-. Pensamos que se trataba de un vecino al que en lugar de molestarle la música le habíamos hecho pasar una buena mañana. Pero de repente me llegó un mail de una chica de Madrid contándome que no podría estar en el concierto de Sevilla, pero que había pasado aquí unos días y sin saber cómo había acabado en la Plaza del Pelícano delante de una puerta por la que salía una música que reconoció. No se atrevió a llamar, pero dejó las garzas. Rubén les había hecho una foto y se la envié. Y ella me contestó con otra foto de su amiga y ella haciéndolas”.
Grabado en el ya imprescindible Estudio La Mina del ubicuo Raúl Pérez, por donde vienen pasando muchas de las más interesantes propuestas del panorama independiente andaluz, Un mal día lo tiene cualquiera constata un reajuste en la propuesta de la banda, fruto, dicen, "de ser más grupo" y de haber ofrecido ya un considerable número de conciertos. "El trabajo ha ido por desarrollar el potencial que veíamos en la instrumentación y el tratamiento del sonido. Creo que es una consecuencia de tocar más y de disfrutar haciéndolo", explica Alonso.
A quien ya conozca Aventuras domésticas puede costarle creerlo, pero Un mal día lo tiene cualquiera aún enriquece más, mediante un exhaustivo despliegue armónico, el característico arsenal instrumental de la formación, eminentemente acústico. A su vez, se introducen nuevos ritmos y líneas melódicas con referentes orientalizantes y mediterráneos. Todo ello para configurar ese aludido folk imaginario en el que pueden rastrearse las pistas de su procedencia, pero del que resulta mucho más complejo ubicar su situación actual.
Y el método cala, tanto que su web se llena de peticiones de conciertos desde cualquier punto de la geografía española. "Es un poco frustrante -reconoce Alonso-, porque lo cierto es que tenemos la sensación de no saber muy bien cómo organizar ese tipo de cosas". "Entre la separación geográfica y nuestros trabajos, se hace difícil", comenta Cuberta.
Es la gran paradoja de Las Buenas Noches y, al mismo tiempo, parte de su encanto. El radio de acción del grupo queda limitado por su carácter no profesional, que es, precisamente, la cualidad que podría satisfacer las demandas de sus crecientes seguidores. Lo intentaron con un representante tan solvente como David Pareja, mánager de Pony Bravo, pero "todo era demasiado complicado. Para nosotros tomar una decisión implica mandar un montón de emails dentro del propio grupo, mientras tienes a un tipo esperando en su casa a que le des una respuesta”, dice Alonso, quien confiesa ver la música "desde la perspectiva de hacerla por puro deseo, por pura vocación, sin más condicionantes. Aunque eso tiene sus inconvenientes, como una cierta relajación".
"Sé que montones de artistas se enfadarán con esto -va mucho más lejos Cuberta-, pero a día de hoy el trabajo cultural me parece más interesante sin depender de ello económicamente. Será mejor para ti y para el arte. El concepto de artista profesional me resulta tan raro como el de industria cultural. ¿Qué será eso?”.
Al menos, se comprometen a próximos conciertos en cada una de las ocho provincias andaluzas. Algo es algo.
Las Buenas Noches. Viernes 8 de abril a las 22:00 en el Teatro Alameda de Sevilla (Festival Zemos98). Puede descargar Un mal día lo tiene cualquiera desde la web del grupo.
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