Alba Molina | crítica
No lo es ni pretende serlo
Blanca Paloma | Crítica
'Eaea' Blanca Paloma Prod.: José Pablo Polo, Universal Music
Aunque los Brincos grabaron un tema titulado Flamenco en 1964, y al año siguiente Carmen Sevilla fue una Flamenca ye-ye para toda España en un anuncio de televisión, el primero en mezclar el flamenco con el pop de la época, en este caso el rock-fusión de moda en el momento, fue un estadounidense, Joe Beck, con Sabicas de la mano. Corría 1970 y a renglón seguido vendría el proyecto sevillano Smash, fuertemente influido por el de Beck, que tendría su continuación en el rock andaluz, los Chichos, las Grecas, El Luis, etc. Pero en los 80, de nuevo, queríamos ser modernos y para sacudirnos la caspa del franquismo la mirada siempre apuntaba a Londres ("si en Londres les pica un huevo" como cantaba La Polla Records en ese momento). Por eso naufragó la barca de Remedios Amaya en 1983. Fue un choque cultural. Dicen. ¿Lo fue? ¿Fue un naufragio? No es que Europa no estuviera preparada, como dijeron. No lo estábamos nosotros. El nuevo flamenco era un movimiento incipiente y minoritario. Faltaba una década para que las grandes discográficas anglosajonas acuñaran la etiqueta Músicas del Mundo (World Music) y para que Morente enamorara a Lagartija Nick y a Sonic Youth. Luego Morente murió y llegaron Rosalía, Rocío Márquez, La Tremendita, etc.
Durante la ronda de entrevistas previas a la definitiva votación del sábado 4 de febrero, durante el desarrollo del Benidorm Fest, Blanca Paloma afirmó que "España ya está preparada". Blanca Paloma se alzó con el primer premio. ¿Está España preparada? ¿Está el pop español preparado para asumir sus raíces? Para empezar, quizá no sea un buen síntoma la propia denominación del concurso, otrora llamado Festival Internacional de la Canción de Benidorm. Un cambio de nombre que, como las dificultades que tenemos para asumir desde la cultura pop nuestras raíces, evidencia un complejo de inferioridad internacional sonrojante. Si usted se avergüenza de su propio idioma, cuando probablemente, atendiendo a las estadísticas, es el único que habla, difícilmente va a defender el legado cultural al que va asociado.
Blanca Paloma se alzó con la victoria en el concurso y estará en Liverpool el próximo 13 de mayo en la final del Festival de la Canción de Eurovisión (o, si prefieren, el Eurovision Song Contest). Y lo estará con un tema que la cantante ilicitana ha definido como una "nana flamenca por bulerías". En efecto, el tema aúna la melodía de la nana jonda, pero también de tangos de Granada, con un ritmo de bulerías. La referencia granadina quizá esté originada por los motivos lorquianos que, según señaló la artista, inspiran la pieza y también las letras de Álvaro Tato, coautor, junto a la propia cantante y el productor José Pablo Polo, del tema. Efectivamente, en los créditos no hay referencias a la tradición flamenca. Ni a Bernardo el de los Lobitos, el cantaor de Alcalá de Guadaíra que fue el primero en aflamencar esta melodía popular. Una melodía que encontramos también en las tonás campesinas, que adquirieron carta de naturaleza en el mundo de lo jondo, asimismo, de la mano del gran Bernardo. Corría el año 1954 cuando en el disco Antología del cante flamenco se incluyeron la nana y las tonás del campo. Hasta ese momento, tanto una como otras habían formado parte del legado folclórico. Desde entonces se convirtieron en estilos de lo jondo, por obra y gracia de Bernardo Álvarez Pérez (Alcalá de Guadaíra, 1887- Madrid, 1969). Un disco que se publicó por vez primera ¡en Francia!, alzándose con el premio de la Académie Française du Disque. Para que digan que Europa no está preparada. ¿Quién es Europa?
Después de la obtención en Benidorm del preciado galardón Blanca Paloma se ha referido, como motivo inspirador de la pieza, tanto a Lorca como a su abuela Carmen, sevillana, que fue al parecer la que le enseñó la melodía. Eso no quiere decir que Carmen sea la autora de la nana flamenca, como es obvio. El flamenco tiene una tradición y, para sostenerse sobre ella, conviene conocerla y respetarla. Morente lo sabía. Rosalía lo sabe. Rocío Márquez lo sabe.
Blanca Paloma, al ser preguntada por sus referentes, no sabe (no creo que no quiera) ir más allá de su abuela. En el comienzo de la canción escuchamos unas polifonías vocales de clara inspiración morentiana. Aunque es posible que hayan llegado a Blanca Paloma por algún intermediario. Blanca Paloma no sería posible sin Rosalía o Rocío Márquez, como no lo serían otras cantaoras con las que la ilicitana presenta similitudes: se trata de intérpretes jóvenes y bellas, que tienen una gran proyección, avaladas por su talento pero también por grandes empresas de comunicación. Artistas que tienen en común, también, señalar como referentes a sus abuelos y que, en muchos casos, necesitan asentar su técnica jonda.
Eaea (así, todo junto) mezcla la nana con las palmas por bulerías y los sonidos electrónicos evanescentes. Por supuesto que no estamos preparados para ofrecer flamenco sin aderezos. También en 1983 Remedios Amaya cantó con teclados, bajo, guitarras eléctricas y ¡esa batería eléctrica de la época! Impagable. ¿Quién maneja mi barca? era una composición de Isidro Muñoz y Évora, nada menos. Interpretada por una de las grandes cantaoras de nuestro tiempo, punta de lanza de aquel nuevo flamenco del que hablábamos, pero hecho, bien hecho, en Sevilla. En el concurso la canción quedó en la última posición. A pesar de que la organización de Múnich no se lo puso fácil a la cantaora: no pudo utilizar el vestido que había llevado así que tuvo que cantar descalza, puesto que los zapatos que estaban pensados como complemento del traje negro, no combinaban con el atuendo de repuesto. Además, cantó con un arreglo orquestal que no se le parecía nada al original. No importó: Remedios Amaya salió y triunfó. Cero points.
En la edición siguiente España quedaría tercera pero ¿recuerda usted quién interpretaba el tema de 1984, la canción misma? Si lo recuerda es que es un eurofriqui. Pero ¿quién no recuerda ¿Quién maneja mi barca? Ya saben, los últimos serán los primeros.
El año pasado nos representó, con éxito, el reguetón. ¿Puede representarnos este año el flamenco? ¿Estamos preparados?
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