Bienvenidos a Mariupol

EL CERCO DE MARIUPOL | DE LIBROS

Sólo un avezado periodista de guerra como Andrea Nicastro podía ofrecernos este tremendo aguafuerte sobre la asediada ciudad

El periodista Andrea Nicastro.
El periodista Andrea Nicastro. / D. S.

La ficha

El cerco de Mariupol. Andrea Nicastro. Prólogo de Enric Juliana. Traducción de Ernesto C. Gardiner. Altamarea Ediciones. 240 páginas. 19,90 euros

La guerra de Ucrania –la citamos también en el texto acompañante a la presente– ha producido ya alguna que otra novela. Recuérdese, entre otras, Orfanato de Serhiy Zhadan, comentada ya aquí. Andrea Nicastro, forjado periodista italiano del Corriere della Sera, es autor de este logrado bis a bis entre el reportaje y la novela, la cruenta realidad y la ficción alterna.

El cerco de Mariupol describe el atroz asedio que padeció esta capital de 440.000 habitantes, icono de la resistencia ucraniana y ejemplo de la más bárbara destrucción. La ciudad abreva sobre el Mar de Azov y se halla en la región separatista y prorrusa de Donetsk. En 2014 resistió los empellones de los prorrusos, pero en 2022, tras tres meses y pico de asedio por parte del ejército de Moscú, la ciudad cayó finalmente, convertida en un diorama de destrucción total.

Portada de la obra.
Portada de la obra. / D. S.

Andrea Nicastro vivió estos días desde dentro, bajo el fuego cruzado de la artillería entre atacantes y defensores. Escapó casi de milagro gracias a un convoy humanitario. Su novela recrea de forma ficticia lo que vivió en aquel infierno. Sus personajes están tomados de la vida real, como supervivientes civiles, de uno y otro bando. A muchos de ellos los entrevistó para sus crónicas. Otros apuntes están tomados de sus propios diarios y de otros textos escritos en horas muertas, más allá de las crónicas enviadas. Nicastro nos muestra las ambivalencias mentales en la Ucrania del este. Sus habitantes, aun enfrentados entre ellos, reflejan a menudo una falta de anclaje respecto a la nación unívoca que se pregona desde la lejana Kiev. Igual que sucediera en el asedio de Sarajevo por la parte bosnia, no se censuran pasajes en los que los bombardeos y la balacera son causados sin miramientos por el ejército ucraniano.

El autor de El cerco de Mariupol refleja en sus descripciones la sapiencia de quien ha estado en esta y otras guerras anteriores (Kosovo, Chechenia, Afganistán, Irak) y conoce el aguafuerte del horror y la destrucción. En los detalles (sonidos, colores, olores) se aprecia lo que llega a ser –y a su pesar– toda una Master Class sobre literatura bélica, pero tan real como la vida misma. La mayoría de los personajes obedecen a militares de los bandos enfrentados. Pero sean uniformados o civiles, una batalla como la de Mariupol los retrata por igual en su instinto de héroes y miserables.

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