La Bienal: argumentos de otros tiempos
Puntadas con hilo
El alcalde podía contratar en otros tiempos a quien quisiera. Hoy no. Ya no se puede, ni se debe, hacer política con los mismos criterios
Que un director de la Bienal de Flamenco quiera contar con un mínimo equipo de su confianza tiene su lógica. Nadie lo puede negar. Lo que no la tiene tanto es que un gobierno municipal presente públicamente a un director de la Bienal de Flamenco sin que se haya formalizado el contrato. Y más con las dificultades impuestas por la actual legislación, que hace que a diario se choquen en la pared de la Intervención muchos asuntos. Demasiados. Es la pesadilla de los gobiernos de hoy. Lo fue de Zoido y ahora lo es de Espadas. No se puede contratar, engordar la plantilla municipal. Y cualquier atajo que pueda utilizarse debe discurrir por una senda de licitaciones, concursos... mecanismos de transparencia. ¿Eso es malo? No A priori, porque sí es verdad que supone un freno para la gestión en estos tiempos.
En otra época el alcalde podía contratar a quien quisiera. Hoy no. Y, por qué no decirlo claramente, a veces eso obliga a rebajar el listón y a optar por perfiles que no siempre coinciden con los deseables. No es exactamente el caso, pero la negociación de Ortiz Nuevo, hasta ayer director de la Bienal de Flamenco, con el Ayuntamiento se había enconado en la dificultad para hallar la fórmula de contratación de dos personas concretas, con nombre y apellido. Y, dos meses después, ha dimitido. Hay quien dice que mucho ha tardado.
En otra época, alguien me lo comentó un día, los únicos papeles que se encontraban en algunos servicios municipales eran los del wáter, los de los rollos higiénicos. Y ésa es una estampa que hoy también es inconcebible. Ni como chiste hace gracia a algunos gestores. Por eso hay que entender que el gobierno de Espadas no haya podido aceptar las condiciones impuestas por el director de la Bienal.
En el ICAS hay para echar la vista atrás. Quizás por eso sorprendió muchísimo en algunos ámbitos la elección de Ortiz Nuevo como director del evento internacional. No por su prestigio o capacidad para relanzar la cita, todo lo contrario, sino por su perfil, bastante alejado al de un gestor que ponga en orden las cuentas y la organización del festival con destreza y poquísimo tiempo. Demasiada prisa tuvo el gobierno municipal dar por rellenar el vacío que se originó tras la salida del anterior director, Cristóbal Ortega.
Si el gobierno de Espadas vio en Ortiz Nuevo a un director de transición hasta diseñar un nuevo modelo de Bienal, se equivocó. Como ha errado al dejar que esta situación irregular, con otras dos personas trabajando en nombre del Ayuntamiento sin tener vinculación con él, se prolongue dos meses. [Por cierto, ¿cobrarán o habrán cobrado].
El momento es delicado y no admite más pasos en falso. Dos años y dos directores ya para una Bienal que el propio Ortiz Nuevo fundó hace 38 años, con argumentos de otros tiempos que hoy no sirven.
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