La Casa Fabiola abre sus puertas al legado Bellver
Santa Cruz estrena museo
El palacio exhibe los fondos donados por el matrimonio de coleccionistas y plantea un viaje por la historia de la Sevilla del XIX
sevilla/La Casa Fabiola, en la calle del mismo nombre, ha reabierto sus puertas al público para forjar una relación cultural entre la historia de Sevilla y la ciudad actual a través de la colección de Mariano Bellver. El proyecto museográfico Casa Fabiola-Donación Mariano Bellver, inaugurado esta tarde por el coleccionista, su esposa Dolores Mejías y el alcalde, Juan Espadas, ofrece un recorrido por más de 400 piezas que abarca desde los siglos XVI al XX. Además de expresar el gusto personal del donante, se exalta el peso de la pintura decimonónica sevillana en las bellas artes españolas y en la imagen exportada por los viajeros románticos. Podrá visitarse a partir de este Día de la Hispanidad en horario de 11:00 a 20:00, de martes a domingo. La entrada es gratuita para los sevillanos y de tres euros para los no empadronados; hay además diversas bonificaciones.
En declaraciones previas a la prensa, Bellver reconocía que esta inauguración había supuesto "un parto" tras quince años de espera y gestiones con las instituciones para lograr mostrar de forma unitaria su colección. Aunque expresó su satisfacción, apuntó que necesitaba "más paredes" para colgar todo lo que quería regalar a Sevilla. Una hora después, desbordado de aplausos y gestos de gratitud de todas las autoridades, familiares y amigos convocados al acto oficial, se ha emocionado al afirmar que la jornada pone "punto y final" a su lucha "por lograr lo más importante: compartir la belleza de estas obras de arte y mostrarla para su disfrute a la ciudad donde me ha sonreído la vida".
También el alcalde calificó de "día muy feliz" el de la apertura de una casa palacio "que enriquece la ya potente oferta cultural de Sevilla y ofrece un lugar proporcional al valor de la colección que el matrimonio Bellver ha donado".
El legado de Bellver al Ayuntamiento de Sevilla consta de 567 obras, la mayoría pinturas (299), 11 esculturas, 57 figuras en marfil y hueso, 44 muebles, 42 piezas de porcelana y cerámica y 13 relojes. El conjunto ha sido comisariado por el conservador del Museo de Bellas Artes de Sevilla, Ignacio Cano. Se presenta con una museografía moderna a la vez que fiel al criterio estético del donante, por lo que en la visita a la Casa Fabiola resuenan los ecos del domicilio del matrimonio Bellver en la Plaza del Museo, especialmente en estancias como la capilla doméstica. El salón de baile, que se asoma a la calle Mateos Gago, concentra las obras maestras de mayor formato.
Las piezas costumbristas andaluzas del XIX captan en primera instancia la atención del público, con lienzos de pintores reconocidos -en su mayoría sevillanos- como Valeriano Domínguez Bécquer, Antonio Cabral Bejarano, Manuel García y Rodríguez, Ricardo López Cabrera, José García Ramos, Gonzalo Bilbao, José Pinelo Llull y José Gutiérrez de la Vega. Los tipos andaluces, como bandoleros y majas, el paisaje y las costumbres son los temas predilectos en estas pinturas donde los artistas atendieron a los rasgos diferenciadores del pueblo andaluz, a menudo para dar respuesta a la clientela extranjera y a los viajeros que se establecieron por un tiempo en la ciudad, como el inglés Richard Ford. Entre los pintores franceses que cultivaron la visión romántica de Sevilla y Andalucía, en las primeras estancias hay cuadros de, entre otros, Henri Pierre León Pharamond Blanchard.
El matrimonio Bellver tenía desde hace casi 20 años la intención de donar a Sevilla una amplia selección de lo más selecto de su colección para ser expuesta de forma permanente pero no fue hasta 2015 que se formalizó el protocolo de donación, suscrito por el entonces alcalde Juan Ignacio Zoido. En noviembre de 2016 el Consistorio, ya con Juan Espadas en la Plaza Nueva, anunció la compra por 4,5 millones a la familia Lara de la Casa Fabiola en el barrio de Santa Cruz para convertirla en el museo que albergara la colección. El edificio, que fue la primera sede de la Fundación José Manuel Lara, había sido alquilado en 2013 para ubicar el área municipal de Hacienda. Hasta entonces se habían barajado distintos emplazamientos, principalmente el Pabellón Real de la Plaza de América aunque Bellver siempre aspiró a que su destino fuera el Palacio de Monsalves, sede de la paralizada ampliación del Bellas Artes.
En la Casa Fabiola las obras lucen menos abigarradas que en la casa del matrimonio y las diversas estancias propician una particular relación con los objetos expuestos. Todo ello facilita, según el museógrafo Carlos Cano, la interpretación de la casa palacio sevillana, la historia de la pintura local del XIX, las artes decorativas y la historia particular de esta colección que está investida no sólo de valores artísticos sino también históricos, etnográficos y afectivos.
Mariano Bellver, que agradeció especialmente su apoyo a la presidenta de la Academia de Bellas Artes Santa Isabel de Hungría, Isabel de León, así como a sus familiares, "que nunca me pidieron nada", se remontó a sus inicios en el coleccionismo en los años 60, cuando tras contraer matrimonio comenzó a adquirir obras y a perfilar su criterio personal. En la medida de lo posible intentó corregir y mejorar los fondos, buscando la variedad de autores de la escuela sevillana, con especial predilección por las escenas de costumbres y los paisajes locales. En su pesquisa pesó también el hecho de convivir con estas piezas en su hogar, de ahí la elevada presencia de obras de José García Ramos, discípulo de José Jiménez Aranda, en su colección.
García Ramos cuenta de hecho con sala propia, la quinta, en la planta alta, donde pueden admirarse trabajos como Procesión por la Campana, que recrea habilidosamente esta escena popular sevillana. La sexta sala se dedica a la saga de los Jiménez Aranda y en ella descuellan cuadros como El recomendado, pintado por José Jiménez Aranda en París.
Muchos pintores sevillanos del XIX viajaron a Roma para introducirse en los círculos académicos europeos gracias a las becas gubernamentales. Así ocurrió con José Villegas Cordero, cuya arrolladora personalidad artística puede admirarse en el cuadro El embarcadero de la Salute o en la acuarela Rezando en la iglesia.
La siguiente sala se dedica a la pervivencia del costumbrismo a finales del XIX e ilustra cómo los artistas cultivaron escenas donde lo popular es protagonista. Los temas son muy similares: casacones, majos y toreros. No faltan toques moralizantes o jocosos, especialmente en las pinturas de José García Ramos y en los trabajos, de gran arraigo local, de Rico Cejudo.
Bellver ha comprado a particulares, en subastas nacionales e internacionales, y al comercio local y nacional. A su esposa Dolores Mejías se debe, sin embargo, la elevada presencia de Niños Jesús en la colección, una iconografía muy extendida en Sevilla. La escultura devocional protagoniza dos estancias, que incluyen piezas como un Niño Jesús desnudo del círculo de Martínez Montañés.
La Escuela de Alcalá, nombre con el que se conoce al círculo inicialmente convocado por el cubano Manuel Wssel de Guimbarda para pintar en las riberas del río Guadaíra de forma plenairista, ocupa la sala 11, una de las más hermosas del conjunto, donde hay obras de la plenitud creativa de Emilio Sánchez Perrier y Manuel García Rodríguez. Hacia el siglo XX se encamina la duodécima sala, Visiones de Sevilla, que acoge imágenes del Palacio de San Telmo, Triana, la Judería o el Alcázar que llevan la firma de artistas como Gustavo Bacarisas, José Arpa o Manuel García Rodríguez.
La flamante sala 13, con su chimenea original, se reserva a la escultura y reúne diversos bustos femeninos a cargo del napolitano Giovanni Pinotti Cipriani o del sevillano Antonio Castillo Lastrucci. Como guiño cariñoso al origen de esta pasión coleccionista se puede leer la sala de interpretación que exhibe las esculturas de su abuelo, el madrileño Ricardo Bellver Ramón (1845-1924), hijo, sobrino y nieto de escultores valencianos. Entre ellas llama la atención el vaciado del Angel caído que decora los Jardines del Retiro en Madrid.
La lluvia no se asomó finalmente al patio de la Casa Fabiola aunque el alcalde se comprometió a que, entre las primeras inversiones, estará la colocación de una montera. Bellver ya lo había anticipado en sus primeras palabras: "Este espacio nace con vocación de futuro, para lo que no se escatimarán fondos ni recursos de todos".
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