Belén Rueda: “Hace falta un reajuste para que no dé miedo el poder de las mujeres”

Mérida/La actriz Belén Rueda, que vuelve al Teatro Romano de Mérida para protagonizar Salomé en el Festival Internacional de Teatro Clásico, cuestiona “por qué el poder a través de la seducción es negativo y el poder a través del dinero no lo es” y, sin embargo, este “se ensalza”.

La seducción fue durante mucho tiempo el único arma de la mujer para lograr sus propósitos, y una Salomé “desbordante, natural e impulsiva” representa a aquellas que no pueden mostrar su propia inteligencia, porque “asusta”, y requieren de una “doble inteligencia” para conseguir lo que quieren, “sin que parezca” que lo están haciendo.

Es la segunda actuación de la actriz madrileña en el Teatro Romano, tras interpretar a Penélope en la 66 edición del certamen, y reconoce que ha vuelto el “pánico” que sintió hace tres años frente al escenario, aunque no lo considera negativamente, sino como una consecuencia del “entusiasmo” y de sentir “muchas cosas”, que quiere que el público “sienta también”.

El texto, adaptado por Magüi Mira, se ubica en los primeros años del siglo I y narra la historia en Judea de Salomé, hija de Herodías, que en un delirio salvaje de amor y muerte pide la cabeza de su amado Juan Bautista (Pablo Puyol), líder espiritual de su pueblo, quien grita contra el invasor Herodes y rechaza a la protagonista.

El poder “siempre da miedo” y a menudo “es intangible”. La sensualidad y la seducción guían la historia, necesarias para Salomé, que, “aunque vive en el palacio y, en teoría, no le falta de nada, está siendo acosada continuamente y manipulada por su madre Herodías”, consciente de la oportunidad que se le presenta a través de su hija para acabar con Juan el Bautista, apunta Rueda.

Una protagonista con un “toque diferente” y conflictos actuales, “en un momento mental complicado” con la compañía de drogas y bebida, que recapacita después de los acontecimientos y “se asusta, no lo celebra”.

Precisamente, esto es lo que la actriz considera contemporáneo, ya que en ocasiones “empujamos y empujamos para conseguir lo que queremos, y muchas veces lo hacemos de formas que no deberíamos hacerlo”.

Asimismo, su mensaje, pese a tener más de 20 siglos, persiste vigente en cuanto al debate que plantea, como ya pasara con Las Asambleístas, de José Troncoso, que proponía una revelación de las mujeres contra las leyes impuestas por los hombres. La intérprete de Mar adentro cree que “se avanza” en estos debates, aunque valora como incorrecta la manera en la que se presenta en ocasiones.

“Parece que el poder de las mujeres significa el no poder de los hombres, y lo que estamos hablando es de igualdad”, expone. “Necesitamos un tipo de reajuste en el que no haya una parte de la sociedad que se sienta amenazada porque otra parte de la sociedad quiera que seamos iguales”. “Nos falta camino por recorrer”, concluye.

La galardonada con un Goya, voz muy respetada en el cine español, ante los casos de censura vistos en varios ayuntamientos durante el pasado mes de julio, entiende “la cultura como libertad de pensamiento”, que “nos hace avanzar y pensar”, y anularlo “no le entra en la cabeza”: “Me parece una aberración”, precisa.

Rueda, que a lo largo de su carrera ha roto numerosos clichés como comenzar en cine a los 40 años viniendo de televisión o al adaptarse a distintos géneros, siempre camina “ligada al momento” y resume su trayectoria de la siguiente manera: “Yo tengo todos los carteles en mi casa: hoy toca comedia, pues cojo el cartel de comedia; hoy voy a hacer algo de madres, pues cojo el cartel... Todos soy yo”.

A sus 58 años, su carrera artística sigue muy activa con trabajos como Fenómenas o El grito de las mariposas, aunque próximamente se estrenarán los largometrajes Caída libre y La ermita, frente a los que se muestra “emocionada” por ser personajes “tan diferentes”. Próximamente, además rodará una serie titulada Eva y Nicole, adelanta una actriz que vuelve a Mérida con un espectáculo que se programa hasta el día 20.