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Jesús Navas, medalla de la ciudad de Sevilla

Beethoven ante el abismo

Crítica de Música

Andrés Moreno Mengíbar

29 de octubre 2017 - 11:00

La ficha

**** José Menor.Ciclo Sonatas de Beethoven/Estudios de Ligeti. Programa: Sonatas nº 24, 8, 26 y 32 de L. van Beethoven; Estudios nº 9 y 17, de G. Ligeti; 'New Crossroads for piano', de J. Menor. Piano: José Menor. Lugar: Teatro de la Maestranza (Sala Manuel García). Fecha: Sábado, 28 de octubre. Aforo: Dos tercios.

José Menor se ha hecho un nombre en el panorama pianístico sobre la fama de ser un intérprete que gusta de los contrastes arriesgados, de pianista atrevido que conjuga al mismo tiempo su faceta compositora. De todo ello tuvimos buena muestra en su más que interesante recital sevillano dentro de este ciclo que nos está permitiendo conocer a toda una generación de estupendos músicos frente a lo mejor de la literatura para el teclado.

El pianista de Sabadell se zafaba anoche con algunas de las más conocidas y exigentes sonatas beethovenianas, exigentes tanto en lo técnico como, sobre todo, en lo expresivo. Son obras que van marcando el camino hacia el abismo expresivo y armónico de un compositor definitivamente arrancado del mundo por su fatal sordera, esa sordera sin la cual, plausiblemente, Beethoven no habría roto de forma tan radical las amarras de las formas clásicas hacia un rumbo que pocos seguirían tras él.

La feliz sonata nº 24 fue abordada por Menor en su primer tiempo con enorme delicadeza, con intimismo matizado mediante una pulsación leve, una articulación no excesivamente ligada y un muy comedido uso del pedal, tras lo cual se recreó en una versión saltarina y juguetona del Allegro vivace. El clima cambia con la Patética y el pianista se planta ante ella con un muy meditado equilibrio entre tensión y claridad en la articulación, sin forzar el dramatismo inherente al primer tiempo. Pudo faltarle un grado de mayor lirismo y sobrarle presencia a la mano izquierda en el Adagio cantabile.

El tránsito hacia la desolación de la nº 26, bien acentuado en el Abwesenheit, condujo hacia ese portento de la nº 32 con un Menor recalcando los graves en el Maestoso y desentrañando una infinita variedad de gradaciones dinámicas y cromáticas en la Arietta como vehículo para una versión llena de congoja.

La especial sabiduría de este pianista para extraer colores del teclado se manifestó en el estudio nº 9 de Ligeti y en la obra del propio Menor, una pieza de aromas jazzísticos de gran dificultad técnica y contrastes dinámicos de fuerte impacto sonoro.

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