Desde el Barroco hasta el Clasicismo y más allá

Andrés Moreno Mengíbar

17 de marzo 2011 - 05:00

Solistas de la OBS. Femás 2011. Programa: Sinfonías nº 94 en Sol mayor y nº 104 en Re mayor, de F. J. Haydn, en arreglo para flauta y quinteto de cuerdas de J.P. Salomon. Intérpretes: Andoni Mercero (violín), Alexis Aguado (violín), José M. Navarro (viola), Mercedes Ruiz (violonchelo), Ventura Rico (contrabajo) y Guillermo Peñalver (flauta). Lugar: Centro Cultural Cajasol (Sala Joaquín Turina). Fecha: Miércoles, 16 de marzo. Aforo: Dos tercios.

No es nueva, pero no por ello menos cierta, la opinión de la especial afinidad de los músicos de la Orquesta Barroca de Sevilla con el repertorio del Clasicismo, una estética a la que saben aportar el bagaje expresivo y retórico de la tradición barroca a la vez que dotarla de la fluidez en el fraseo y la continuidad dialógica que este estilo demanda. Esperamos, además, con gran expectación comprobar hasta dónde puede llegar la OBS el domingo con la música de Schubert y Mendelssohn, atreviéndonos a soñar con lo que podría deparar en un futuro cercano un hipotético ciclo de las sinfonías de Beethoven.

Pero, mientras tanto, el sexteto de solistas del conjunto ofreció uno de los conciertos más espectaculares y apabullantemente bellos de todo este festival. Estos arreglos de las sinfonías últimas de Haydn han sido grabados por algunos de estos músicos y en esta ocasión demostraron el grado de compenetración alcanzado tras tantos años de tocar juntos. Sin apenas necesidad de mirarse, los ataques y las salidas sonaban clavados al milímetro, las fluctuaciones dinámicas perfectamente concordadas y el sentido global del fraseo totalmente homogéneo. Con estas condiciones interpretativas y con la calidad de las versiones de Salomon, se puede apreciar a la perfección la maravillosa, minuciosa y sorprendente arquitectura formal de la música de Haydn, mucho más en evidencia con esta agrupación que con una orquesta. Los diálogos y contracantos de los dos violines y las notas pedales del poderoso chelo de Mercedes Ruiz fueron perfectamente identificables.

Todo el concierto fue una exhibición de atención al detalle del fraseo mediante acentuaciones tan perfiladas como el trémolo en crescendo-diminuendo del Minueto de la nº 104 y los staccati seguidos de acordes en forte en el de la 94.

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