El libro cuando esto acabe
Coronavirus | El impacto en la cultura
El sector calcula que sólo en cuatro meses perderá mil millones de euros, y pide para cuando pase la crisis la compra pública para bibliotecas de ejemplares por un valor de 50 millones
Cuando esto acabe funciona bien como título para una de las novedades editoriales que debieran estar promocionándose estos días por todas las ferias del libro de España, citas que, como la de Sevilla o la de Madrid, ya han anunciado que se aplazan a otoño. Pero lo cierto es que cuando esto acabe, no hay certeza alguna sobre qué quedara de esta industria si por parte de las administraciones públicas no se toman, una vez esté superada la emergencia sanitaria, las medidas necesarias para un sector que produce un bien –el libro–, considerado en Alemania o Francia de primera necesidad, y cuyas pérdidas en nuestro país ya se calculan en mil millones.
A grandes rasgos éste es el sentir de distintos portavoces de la cadena del libro, un ámbito de la cultura que quedó muy herido tras las crisis de 2008 pero acostumbrado a resistir y reinventarse. Prueba de ello es que muchas de las editoriales, que tenían programadas las promociones de obras y autores estrella de esta primavera –una época fértil en ventas–, exprimen estos días las posibilidades de internet para animar al consumo cultural con presentaciones y encuentros entre escritores y lectores, como ha hecho el gran grupo Penguin Random House o la independiente Blackie Books.Blackie Books. Pero no todas las editoriales son partidarias de estas iniciativas. "No queremos confundir a la gente con campañas de altruismo-márketing, mientras con la otra mano se pide un plan Marshall para la cultura... Estamos intentando mantener la normalidad como antídoto y tener el máximo de trabajo posible listo para cuando se vuelva a abrir el mundo. Esperamos con inquietud los próximos meses, pero el libro ha sido un producto refugio en las crisis, así que toca esperar", opina David González Romero, de la editorial sevillana El Paseo, que subraya que "quien peor lo va a pasar son las librerías".
A diferencia de lo decretado en países del entorno europeo como Bélgica, en España este tipo de establecimientos están cerrados a cal y canto y sólo algunos se esfuerzan por mantener la fidelidad de su clientela con cuentacuentos, lecturas y talleres por internet. Otras, además, mantienen la venta on line pero más "como una manera de seguir dando el servicio a nuestros amigos, que son mucho más que clientes, que por el beneficio que podamos sacar de una venta muy escasa, porque entendemos que este trance se pasa mejor leyendo", valora Jesús Otaola, uno de los 14 libreros de la veterana Proteo en Málaga, que incide en la asepsia con la que se trabaja este tipo de envíos. La librera Maite Aragón, de Caótica, en Sevilla, en principio reacia al reparto a domicilio si no se garantiza la seguridad, tampoco comparte que estos días haya sellos que hayan volcado en la web parte de su catálogo, caso del Grupo Planeta con best sellers como La sombra del viento o El Código da Vinci: "Las editoriales que están brindando contenido gratis sin poner en valor a la cadena del libro saben que a los libreros eso nos viene fatal". Con todo, su preocupación, como la de todos, es el futuro. "Esto puede ser como el meteorito de los dinosaurios. Tendremos que poner diques evolutivos al nuevo mundo contra la posible extinción", augura.
El futuro es eso que ya no se parece en nada a nuestras previsiones. "A cuatro meses vista, hablamos de mil millones de pérdidas, lo que puede llevar al cierre del 50 o el 70% de las librerías y editoriales", expone Javier López Yáñez, director de la Confederación de Asociaciones y Gremios de Libreros de España (Cegal), que reúne a 1.400 librerías. Aunque la cifra mil millonaria pueda sorprender lo cierto es que según el informe de 2018 de la Federación de Gremios de Editores la facturación global del sector fue de 2.363,90 millones de euros y, junto con la campaña de Navidad, la primavera sostiene el negocio. Una época vital para un sector en el que, al margen de los grandes grupos, "hay un gran protagonismo de las pymes ya que las pequeñas y medianas editoriales las conforman dos, cuatro o cinco personas como mucho", ilustra Miguel Barrero, presidente de la Federación de Gremios de Editores de España. En este escenario, para López Yáñez, los ERTEs son "el salvavidas necesario para que después del parón se puedan mantener los negocios".
Pero para la reconstrucción del futuro es necesaria la participación activa de los poderes públicos. En este sentido, el director de Cegal apunta como primera medida de impacto la compra pública por parte del Ministerio de Cultura y Deporte, "pero también del resto de administraciones", de libros para bibliotecas públicas, escolares y universitarias por valor de 50 millones de euros, "pero esa compra debe ser directamente a las librerías, porque si se hace a las grandes plataformas o a las editoriales no se beneficiaría toda la cadena del libro".
Para ello, desde Cegal proponen la modificación de la actual Ley de Contratos del Sector Público, para que se puedan realizar compras en librerías de hasta 25.000 euros a través de contratos menores, como ya existía antes. De este modo, la compra de ejemplares por parte de la Administración será más ágil y no como ahora, que con el actual proceso de concursos públicos eterniza la recepción de libros en los centros que lo demandan. Este asunto ocupó uno de los debates en el último Congreso nacional de Librerías, Congreso nacional de Librerías,celebrado en Málaga hace apenas 15 días. Y por otro lado, los responsables de la cadena del libro plantean también fomentar la compra privada de ejemplares a través de los bonos culturales, en este caso, gestionados por administraciones más cercanas al lector, caso de diputaciones o ayuntamientos, además de la inyección económica a través de incentivos o créditos ICO.
Mientras tanto, el sector sigue trabajando, con todas las incertidumbres y las circunstancias propias de un tiempo de zozobra. Para Barrero, "como muy pronto hasta mayo no se lanzarían novedades y tendremos que reorganizar el calendario y toda la programación".
Por ejemplo, ya trabaja para la nueva fecha de la Feria del Libro de Sevilla, del 22 de octubre al 1 de noviembre, Nuria Lupiáñez, codirectora de esta citaNuria Lupiáñez, cultural y directora de Édere Comunicación, una empresa de comunicación y gestión editorial con 20 años de experiencia. "Mantenemos todas las ilusiones de cara al otoño. El del libro es un sector que no se rinde y con todas las iniciativas que vemos estos días se está demostrando. Ya habíamos apostado por la importancia de que las Ferias del Libro de toda España trabajaran conjuntamente pero ahora es más necesario que nunca".
Quizás sea una de las grandes lecciones de esta crisis: unidos somos más fuertes.
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