"Bach es un horizonte de infinitas posibilidades"
Nicolas Altstaedt | Violonchelista y director musical
El intérprete franco-alemán debuta este sábado a las 11:00 en el Femás con la integral de
las 'Suites' para violonchelo solo de Johann Sebastian Bach
Es uno de los aciertos del XXXVIII Festival de Música Antigua (Femás) que dirige Fahmi Alqhai propiciar el debut en Sevilla del violonchelista franco-alemán Nicolas Altstaedt (Heidelberg, 1982), que se ha consolidado como uno de los artistas más aplaudidos y versátiles del panorama musical en los últimos años. Se espera con verdadera curiosidad su interpretación de la integral de las Suites para violonchelo solo de Johann Sebastian Bach este sábado (a las 11:00) en el Espacio Turina. Altstaedt no sólo es reclamado como solista en los principales escenarios internacionales, sino también como director de orquesta y director artístico. Su repertorio alcanza hasta la época contemporánea y no ha desdeñado colaboraciones con la música electrónica. En la temporada 2019/20 fue Artista en Residencia en la SWR Symphonie Orchestra con Teodor Currentzis y Artista Destacado en la Alte Oper de Frankfurt; recientemente debutó con las orquestas sinfónicas de Washington y Detroit y tiene, en sus manos, la dirección artística del Festival de Lockenhaus y de la Orquesta Austro-húngara Haydn. Habitual en salas como el Concertgebouw de Ámsterdam y de festivales como Salzburgo y los BBC Proms, cuenta con grabaciones tan aplaudidas como los Conciertos de C.P.E. Bach con Jonathan Cohen y el ensemble Arcangelo para el sello Hyperion, que recibió el Premio BBC Music Magazine Concerto 2017. En abril del año pasado debía haber presentado, en el ciclo de cámara del Auditorio Nacional, una velada monográfica en torno a Beethoven junto a Vilde Frang (violín) y Lawrence Power (viola), que fue cancelada por la pandemia. Es una suerte tenerlo al fin en Sevilla, de regreso al padre de la saga de los Bach y a una de las páginas musicales más hermosas de todos los tiempos, con la que triunfó en 2018 en el Auditorio Nacional de la mano de la Universidad Autónoma de Madrid.
-¿Cómo ha cambiado su relación con estas composiciones de Bach a lo largo de los años?
-Las Suites de Johann Sebastian Bach son obras maestras gigantes y eternas, y a la vez es música polifónica para un violonchelo solista. Cada vez que vuelvo a estudiarlas descubro nuevos detalles o matices que aparecen bajo una luz diferente.
-Bach compuso estas Suites durante su estancia de seis años en Cöthen (1717-1723) como maestro de capilla del príncipe Leopold. Es música enraizada en la cultura cortesana del XVIII y el manuscrito autógrafo no se ha conservado. ¿Qué problemas plantea este hecho a su modo de abordarlas?
-Sólo supone un problema en lo que concierne a la articulación. Hay dos copias de Anna Magdalena Bach y de Kellner que tomo en consideración porque son las más cercanas al manuscrito original perdido. Pero además tengo muy en cuenta otras músicas de Bach para instrumentos de cuerda como sus Partitas para violín, de las que sí tenemos el manuscrito para poder comparar. Con todo, la información más importante para tocar estas obras te las proporciona su estructura, la armonía y la polifonía.
-Ha interpretado muchas veces estas seis Suites y siempre se ha celebrado tanto su virtuosismo como su capacidad para hacer que cada una suene distinta a la anterior. ¿Cuál diría que es ahora su favorita?
-Me sería imposible destacar una del resto porque todas ellas son joyas en su género. Pero a lo largo de los años he desarrollado una relación muy estrecha con la Suite nº5 en do menor BWV 1011 porque el empleo de la scordatura [afinación do-sol-re-sol, en lugar del 'la' que correspondería a la cuarta cuerda] extrae un color muy especial del violonchelo.
-¿Qué significa Bach para usted en este momento?
-Un horizonte de infinitas posibilidades.
-¿Difiere mucho su aproximación a la música cuando, en lugar de interpretarla, la dirige?
-No, la aproximación es la misma, aunque la ventaja de dirigir es que dedicas la mayor parte del tiempo a estudiar la partitura y no te centras en el instrumento. Deberías hacer lo mismo cuando tocas en un concierto pero tienes además la ilusión de alcanzar esa perfección técnica que a menudo te quita el tiempo para poder centrarte exclusivamente en la partitura. Con el instrumento puedes comunicarte de un modo muy directo. En cambio, cuando diriges haces música junto con otros colegas, por lo que tienes que conjugar ese componente humano y psicológico para lograr transmitir tus ideas musicales.
-Su relación con la creación contemporánea es muy estrecha. ¿Qué proyectos aborda en este momento?
-Wolfgang Rihm está escribiendo un nuevo dúo para soprano y violonchelo. Estrenar música, tocarla por primera vez, que se compongan nuevas obras es algo fundamental. Todos los músicos deberían trabajar con un compositor vivo y aprender de su proceso creativo desde las primeras ideas, para verlas evolucionar en el estudio, en los ensayos y luego en diversas representaciones. Trabajar con música contemporánea te da además nuevas perspectivas para profundizar en la interpretación de la música del pasado.
-¿Cómo es el violonchelo con el que tocará en Sevilla?
-Es un violonchelo de G.B. Guadagnini de 1749, construido unos 30 años después de la escritura de las Suites de Bach. Es un poco más pequeño que el Duport Strad de 1711, que se convirtió en el tamaño estándar para muchos cellos durante largo tiempo. Guadagnini experimentó con un tamaño algo inferior (en este caso 70 centímetros en lugar de 74 para el cuerpo) y su violonchelo sigue siendo único y realmente fascinante.
-¿Cuáles son sus próximos lanzamientos discográficos?
-Tengo dos nuevos CDs que verán la luz este verano. Uno recoge el directo del concierto para chelo de Sebastian Fagerlund, que interpretamos con la Finnish Radio Symphony Orchestra y Hannu Lintu. El segundo tiene que ver con el festival que dirijo en Lockenhaus: combina el Dumky Trío de Dvorak con el Dúo para violín y violonchelo de Kodály con Barnabás Kelemen y Alexander Lonquich. Y el año que viene grabaré el concierto para violonchelo de Salonen con la Filarmónica de Rotterdam y Dima Slobodeniouk en un álbum que incluirá también el Dúo de Ravel con Pekka Kuusisto.
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