Aroa Moreno y Ana Jarén: “En Almudena Grandes, es imposible separar a la mujer de la escritora”
Libros
La novelista y la ilustradora se alían en 'Almudena, una biografía', una semblanza de la autora de 'El corazón helado'.
"Ha sido increíble descubrir cómo dejaba que su vida se colara en su obra", aseguran.
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Profesionales de la emoción
La escritora Aroa Moreno (Madrid, 1981) y la ilustradora Ana Jarén (Sevilla, 1985) son las responsables de Almudena, una biografía, que acaba de publicar Lumen, un recorrido emocional por los pasajes y espacios más íntimos y personales de la desaparecida Almudena Grandes.
–Comencemos por el principio, ¿cómo se enfrentan a la creación de Almudena, una biografía?
–Aroa Moreno: Por mi parte, cuando Almudena se marchó sentí que no le había preguntado muchas cosas que tenían que ver, sobre todo, con el oficio que compartíamos, y a día de hoy sigo pensando qué le preguntaría ahora, sobre las dudas que me surgen. Sabía que haciendo una inmersión en su obra, conociendo a su gente, recorriendo su vida, Almudena me iba responder a todas esas dudas que tengo sobre la literatura. Lo que no sabía es que me iba a responder, además, a tantas cuestiones sobre la vida.
–Ana Jarén: Me enfrento desde la humildad, el respeto y el cariño, ya que no deja de ser una persona muy conocida, con mucho material gráfico y audiovisual, y yo me acerco a ella a través de la ilustración, y desde mi estilo y personalidad. Para mí era muy importante que las personas que la conocieron la reconocieran en este libro.
–¿Cómo fue el proceso de escritura? ¿Trabajaron por separado o siempre fueron de la mano?
–AJ: Ha sido muy diferente a como suelo trabajar habitualmente, siempre me entregan el texto y yo creo a partir de eso. He pretendido a través de mi lenguaje, de las ilustraciones, aportar un extra a lo que aportan los textos. En Almudena, una biografía he jugado con la ventaja de que Aroa y yo somos amigas, y además vecinas, y ella me ha ido contando lo que iba haciendo en cada momento, e incluso me ha permitido decirle escenas que me gustaría crear, y que ella ha sabido incorporar en el texto.
–AM: Sinceramente, había muchas cosas que podían haber salido regular con este libro, y tengo que reconocer que nunca me he sentido incómoda cuando he tenido una ilustración frente a mí. Visto el resultado, tengo claro que Ana (Jarén) era la persona perfecta para ilustrar este libro.
–Es una biografía muy emocional, donde asoma la Almudena más íntima y cotidiana, más allá del personaje público...
–AM: Es inseparable la escritora de la mujer, la misma pasión que ponía a la escritura, la ponía a la vida, al amor, a la cocina, al Atlético de Madrid o a sus amigos. Yo, al principio, pensé en hacer una biografía literaria, e ir avanzando en su vida a través de sus novelas, pero era imposible porque la vida es literatura, y mucho más en el caso de Almudena Grandes. Y ha sido increíble descubrir cómo una autora que yo creía que escribía ficción pura, sin embargo dejaba que su vida se colara en su obra.
–AJ: A mí me gusta reflejar las cosas que pasan desapercibidas, que son más cotidianas. Siempre he considerado que hay mucha belleza en los instantes en los que aparentemente parece que no pasa nada. Este libro tiene mucho de eso, tiene la zona del backstage de su casa, de su vida, de su oficio… Almudena pasaba de escribir a hacer croquetas, y esa dualidad la he querido reflejar.
–¿Cómo ha sido la relación con su familia y amigos?
–AM: Muy buena. Yo necesita la complicidad de Luis (García Montero) para escribir este libro y para llegar a todo su entorno. Y él ha propiciado esos encuentros, pero siempre ha dado un paso atrás, para que yo hablara con plena libertad. Recuerdo conversaciones muy bonitas con Luis o con su hija Elisa. Y también fue muy bonito hacerlo con sus hermanos, ya que iluminaron una parte de su vida que yo desconocía, de su infancia en una familia conservadora. Para ellos siempre fue su hermana, a la que querían mucho, pero hasta que no faltó no se dieron cuenta de su dimensión como escritora. También recuerdo la conversación con su amiga Ángeles Aguilera, en Rota, o la convivencia con los almudenos (Felipe Benítez Reyes, Juanjo Téllez, Joaquín Sabina o Benjamín Prado, entre otros), que se esforzaron en que todo siguiera igual, a pesar de la ausencia de la amiga, o la última charla con su hija Irene, una tarde de octubre, que fue muy emocionante. Han sido todos muy generosos.
–¿Qué han descubierto de Almudena Grandes que les haya llamado especialmente la atención?
–AJ: Cómo una persona que estaba triunfando a tanto nivel, y sin embargo seguía con los pies en la tierra, sin perder la normalidad, y teniendo la capacidad, además, de reconocer a nuevos talentos y hablarles de tú a tú (en referencia a Aroa Moreno).
–AM: Más allá de lo literario, la pasión por vida. Si estamos aquí es para disfrutar de los pocos días que tenemos, y que tan poco le han durado a Almudena. Me da mucha rabia que ya no esté, porque era una persona con una gran pasión por vivir, por disfrutar.
–Tiene mucho de celebración Almudena, una biografía hacia sus lectores, es casi como un regalo para ellos…
–AM: No sabíamos si este libro le iba a caer bien o mal a los lectores. Primero queríamos que la reconocieran en este libro los familiares y amigos, y por otro lado su comunidad de lectores. ¿Estaban esperando este libro? No lo sabíamos, y lo cierto es que estamos recibiendo un abrazo gigante, un calor que viene de otro lado, de la propia Almudena. Hay gente que se ha acercado al libro con la misma ilusión que si se tratara de una nueva novela de Almudena y eso es precioso. Podría haber salido todo mal, y todo está siendo muy bonito.
–¿Qué os gustaría que quedara de esta biografía, se ha cumplido el propósito inicial?
–AJ: El objetivo… Éramos amigas, y seguimos siendo amigas. Hay que valorar siempre dónde te metes, sobre todo cuando hay amistad de por medio, que puede quedar manchada. Hemos hecho un proyecto conjunto desde el cariño, que está siendo recibido con mucha alegría. Porque más que cubrir expectativas, se trataba de no defraudar.
–AM: He tenido miedo y dudas en este proyecto, sobre todo abordando a un personaje tan potente en mitad de la escritura de mis novelas (La hija del comunista, 2017La hija del comunista, y La bajamar, 2022). No sabía si me estaba desviando de la ruta… y ahora mismo estoy plenamente convencida de que este era el libro que tenía que escribir en 2023.
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