"El Año Murillo ha calado en todas partes"
antonio muñoz. delegado de cultura del ayuntamiento de sevilla
Reprocha al PP que apenas trabajara en el Año Murillo: "Zoido sólo anunció la conmemoración"
La efeméride de Magallanes se beneficiará de la experiencia internacional adquirida con el pintor
Antonio Muñoz, el responsable de Cultura del equipo de Juan Espadas -y delegado también de Turismo y Hábitat Urbano-, reside en el casco histórico de Sevilla pero vivió una temporada en Málaga, donde se licenció en Económicas. Lector voraz, nació en 1959 en La Rinconada, municipio donde las artes escénicas han conocido un notable impulso en los últimos años. "Estoy muy orgulloso de que Antonio Castro, director del área de Cultura de mi pueblo, haya recibido el Premio Lorca al mejor programador de Andalucía", celebra. Le "obsesiona" que Sevilla tenga un instrumento administrativo que dé respuesta a la efervescencia cultural de la ciudad.
-A diferencia de Málaga, que se ha reinventado como ciudad de los museos, el Ayuntamiento de Sevilla todavía no ha puesto el foco excesivamente en el arte contemporáneo. El alcalde y usted acaban de mantener una reunión con artistas locales y con el director del CAC Málaga, Fernando Francés. ¿Han acordado algo?
-Sevilla tiene que tener una colección municipal de arte actual porque es la manera de apoyar a los creadores de la ciudad pero, por la Ley Montoro, el Ayuntamiento tiene paralizada la adquisición de obras. Tuvimos una reunión a través de Fernando Francés, director del CAC Málaga, en la que participaron unos treinta pintores, algunos de nueva hornada y otros consolidados como Ignacio Tovar, Concha Ybarra o Juan Fernández Lacomba. La reunión la pidió Francés, a quien le llamaba la atención que la mayoría de obras expuestas en el CAC Málaga eran de autores sevillanos. El alcalde se comprometió a poner un equipamiento municipal a disposición de la escena artística local no sólo como espacio de exhibición sino también de creación. Lo ideal sería el edificio de Altadis, que reúne las condiciones para un centro de este tipo por sus techos altos y espacios diáfanos.
No tenemos por qué copiar ese modelo franquiciado que a Málaga le ha funcionado tan bien, entre otras cosas porque se tuvo que inventar una oferta museística que Sevilla ya tenía y tiene, pero que de algún modo aquí está escondida, infravalorada o no incorporada como debería a la oferta turística de la ciudad. Hay que superar el abandono que el arte contemporáneo ha tenido en las políticas del Ayuntamiento para lo cual hay que inventariar y exhibir lo que se tiene y comenzar a adquirir arte. Y eso lo vamos a ver ya en el presupuesto de 2019. Hemos alentado la alianza de las galerías de Sevilla y queremos hacer la Noche de las Galerías como existe ya en otras capitales. La idea es que ese sector atomizado tenga una interlocución con el Ayuntamiento. Afortunadamente tenemos la Sala Turina, que debe servir para albergar algunas muestras. Muchos artistas sevillanos me han agradecido tener allí la primera ocasión de exponer en su ciudad individualmente. Con el patrimonio que tiene el Ayuntamiento y si adquirimos Altadis podremos apoyar más la creación actual. Pero si la operación se dilata o no sale están las alternativas de San Laureano y San Hermenegildo.
-San Hermenegildo, en el corazón de la ciudad y que fue sede del Museo de Arte Contemporáneo de Sevilla, es un espacio olvidado. ¿Necesitan que venga un promotor privado a cuidarlo?
-El Gobierno municipal no tiene la intención de vender San Hermenegildo pero la intención es que cumpla una función cultural en el casco histórico de la ciudad. Es una sala muy versátil con un espacio diáfano y puede servir tanto para exposiciones como para un teatro cuyo patio de butacas se pueda replegar y ya hay promotores que se han acercado a nosotros en este sentido. Hay una intervención de unos 700.000 euros para los techos que no se ha empezado a acometer porque se quiere vincular al proyecto de la Plaza de la Gavidia.
-También las murallas de la Macarena necesitan ser reparadas y paseables. ¿Qué pasará si el Estado, con la incertidumbre que hay, no les destina el 1,5% cultural?
-Presentamos la Torre de Don Fadrique y las murallas a la convocatoria, de la que nos quedamos fuera, y nos volveremos a presentar antes del verano para pedir el 1,5% cultural al Gobierno. Pero si no nos responden favorablemente, habrá que incorporarlo a los presupuestos municipales en este mandato.
-La adquisición de la Casa de Cernuda estaba en el programa electoral. ¿Por qué se ha ralentizado?
-Es un objetivo de primer orden adquirirla y referenciarla como casa-museo de Cernuda y que sirva de centro de investigación. No será sólo una casa-museo a visitar sino el centro neurálgico del mundo de la poesía en la ciudad. No se ha comprado aún pese a la partida habilitada en el presupuesto de 2017 por dificultades con los herederos, que ahora son varios y tenían que estar al día con Hacienda. Estamos al habla con una entidad bancaria para realizar la compra en 2018. En cuanto a la compra de la colección de Abelardo Linares, vinculada a la de la casa, aún no se ha liberado partida alguna porque estamos intentando acompasar ambas operaciones y dejarlas encauzadas en 2018. Habrá que realizar una obra de adecuación pero la adquisición de la casa de Cernuda es irrenunciable para este Ayuntamiento.
-Si hay una partida donde el compromiso municipal ha sido claro es la del libro y los sectores, como la Feria, vinculados a la lectura.
-Antes Sevilla destinaba 12.000 euros al sector y ahora, en esta etapa, 300.000. Y eso los primeros que lo notan son los responsables de bibliotecas municipales, que antes no podían atender la demanda de los vecinos del barrio. Las librerías son ecosistemas culturales a potenciar, hay que apoyarlas, así como sus sistemas informáticos. Vamos a sacar cinco plazas de bibliotecarios para atender a toda la red de Sevilla. Hemos subido nuestra aportación a la Feria del Libro de Sevilla. Y en cuanto a la Casa de los Poetas y las Letras, cuya programación es buenísima y variopinta, quiero ponerla de un modo más potente en el escaparate. Hay que mejorar la huella que se deja, tal vez recogiendo sus contenidos en publicaciones, y mejorar su márketing, lo que no supone mercantilizar los actos.
-Prometieron sustituir el ICAS o reformarlo en esta legislatura. ¿Cómo piensa hacerlo y cuándo?
-Se necesita un instrumento más potente y flexible para dar respuesta a los ciudadanos porque ahora mismo el ICAS no es operativo: no hablo de los funcionarios sino del organigrama. Me gustaría transformarlo y eso no supondrá la reducción del empleo ni la eliminación de puestos pero es indudable que, por la puesta en marcha de nuevos programas y equipamientos culturales, necesitamos más gente. Vamos a estrenar cuatro espacios nuevos: Turina, Factoría, Artillería -abierto por obras- y el Museo Bellver. Lo lógico sería que cada uno de ellos vaya acompañado de un organigrama y de unas personas que se incorporen pero ahora con las Ley Montoro es imposible y tenemos que acudir a regates dentro de la legalidad. Antes de que acabe el mandato queremos dejar planteado el nuevo ente que sustituirá al ICAS. Habrá siempre una parte de la gestión cultural municipal residenciada en el Ayuntamiento, como las bibliotecas, y aspiramos a que haya un ente con gran capacidad de maniobra para gestionar una programación que se pueda cambiar. Lo peor que podríamos hacer es dotarnos de un instrumento que hipoteque la programación del futuro. Las empresas se quejan, con razón, de que pasan más tiempo presentando pliegos que programando. Las reglas del juego que tiene ahora el Ayuntamiento para relacionarse con el entramado cultural dejan mucho que desear y no permiten a estos promotores programar. Debe haber un instrumento ágil que quite incertidumbre de una edición a otra a quien planifique Circada, danza o lo que sea. Al frente de los grandes espacios y teatros de la ciudad debe haber un equipo consolidado de funcionarios que garantice su ADN pero también es sano que se puedan hacer incorporaciones de personas para desarrollar proyectos artísticos concretos a partir de una convocatoria pública.
-¿Qué va a hacer para aumentar la proyección internacional de los grandes festivales municipales?
-Cultura y turismo pueden ir asociados perfectamente y es importante trasvasar partidas de uno a otro polo. La promoción de la Bienal en Berlín se ha hecho con presupuesto de Turismo y no de Cultura, por ejemplo. Hay ahora un trabajo conjunto que no se había hecho antes para incorporar como argumento de ventas nuestra agenda cultural más internacional, algo muy positivo en las ferias porque el patrimonio siempre es el mismo. Eso vale también para la Bienal de Flamenco. Hay que posicionar Sevilla como referente por una programación cultural que despertaría la envidia de otras ciudades, y eso no viene sólo de este mandato: de septiembre a junio la capital andaluza tiene una oferta increíble. Pero hay un excesivo centralismo en los medios y rara vez se ve en los informativos nacionales lo que pasa en Sevilla y excesivamente se muestra lo que pasa en Madrid o Barcelona.
-¿Cree que la Bienal necesita dar un gran salto hacia adelante?
-La Bienal debe pegar un salto porque como festival flamenco está consolidado pero no puede ser autocomplaciente. La Bienal debe tener más proyección internacional, producir espectáculos propios que sean exportables y generen ingresos. Su programación es digna, buena y bastante atractiva pero a la Bienal le falta ser más ambiciosa y eliminar incertidumbres de apoyo por parte del Ministerio y la Junta.
-¿Qué planes tiene para el Festival de Sevilla de Cine Europeo?
-Estoy muy contento con José Luis Cienfuegos y su dirección del SEFF pero debemos reflexionar entre todos sobre cómo crecer: no sólo los números, más películas o estrenos, el festival necesita más esfuerzo de márketing, por ejemplo, sin caer en la frivolidad de convertirlo en una cita donde prime la alfombra roja. No quiero eso para Sevilla.
-¿Se eliminará antes del final de su mandato la incertidumbre que sufren el Maestranza y la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla?
-Hay que desactivar por completo esa espada de Damocles que han tenido ambas instituciones y esto no sólo pasa por una mayor aportación de las administraciones sino por diversificar su actividad y sus ingresos, a la vista de los cambios de consumo cultural que imperan hoy en día, de los nuevos espacios culturales de la ciudad, del cambio demográfico y, también, ante la falta de incorporación de público joven a los conciertos de la ROSS y del Maestranza al ritmo que nos gustaría. Ahora mismo hay dos gerentes, uno de ellos consejero delegado, John Axelrod, autorizado para realizar esa búsqueda para la ROSS. La gestión de Axelrod, que era la solución que querían los músicos, iba acompañada de la búsqueda de patrocinios externos, ése era su gran aval. Me consta que está implicado en esa búsqueda y cuando lleve un año al frente del proyecto los números serán muy claros para ver si se respondió o no a las expectativas.
-¿Apoyará la renovación de Pedro Halffter en la dirección artística del Maestranza?
-Antes de hablar de personas, de Halffter en este caso, hay que reflexionar con todas las administraciones implicadas sobre el modelo de teatro que queremos porque el Maestranza no sólo es el templo lírico de Sevilla, lo es de toda Andalucía. Hay que ser consecuentes con ese posicionamiento como el tercero de España y ver qué convivencia con la ROSS queremos, eso es lo que tenemos que consensuar.
-Otra joya cultural de la ciudad, la Orquesta Barroca de Sevilla, sigue en vilo, buscando ingresos fuera por falta de apoyos estables en su tierra. ¿No le sorprende que tenga que ser contratada por el Teatro Real de Madrid para representar una ópera barroca y esto no ocurra en su propia ciudad?
-La Orquesta Barroca de Sevilla no ha tenido la ayuda de la administración que se merece pese al Premio Nacional de Música y a su público fiel. Es un hecho que ha aumentado su actividad en todos los teatros de la ciudad, incluido el Maestranza, la plaza que más se le resistía. Ha ganado claramente terreno pero quiero que tenga una mayor presencia en la agenda musical y vamos a trabajar en ese sentido.
-En estos tres años se ha evidenciado el interés de su departamento por atraer festivales como el Monkey Week pero, por contra, se le critica por no abanderar con la misma energía la defensa del patrimonio. ¿Está de acuerdo?
-En absoluto. Los amores al patrimonio se demuestran con el presupuesto y nunca el Ayuntamiento ha tenido como en este mandato presupuestos para la rehabilitación del patrimonio y valgan como ejemplos las intervenciones en Santa Clara o en Artillería... Reconozco que una ciudad con el patrimonio histórico-artístico que tiene Sevilla necesita de un departamento que lo gestione y la primera piedra en ese sentido la ha puesto el alcalde Juan Espadas al crear esa dirección general y poner al frente de Patrimonio a Trinidad Muñoz.
-Eligió la Fábrica de Artillería para realizar la sesión de fotos que ilustra esta entrevista, una prueba más de lo mucho que le interesa este espacio. ¿A qué se debe?
-Artillería pondrá a Sevilla en el mapa cultural, es un espacio que va a sorprender a los sevillanos y a la gente que venga de fuera. Muchísimos creadores y compañías querrán desarrollar allí sus propuestas, como ya se ha visto con el anticipo que ofreció el Fest. Su apertura está vinculada a este mandato y era un reto con las condiciones administrativas y presupuestarias tan difíciles de las que partíamos en este Ayuntamiento donde todo cuesta tanto. Porque hay un legado de la crisis económica que se ha impuesto en todo el sector público: ver el déficit como el origen de todos los males. Ese mantra, auspiciado por la derecha europea, hace que los Consistorios debamos tener un sentimiento de culpabilidad en el día a día y, además, esto se ha traducido en un recorte de competencias y en la imposibilidad de cubrir vacantes. Parece que hay gente interesada en que los Ayuntamientos nos dediquemos sólo al alumbrado de las calles, la recogida de las basuras y la seguridad ciudadana. No estamos en un gobierno que aspire a gestionar una ciudad para lo que tiene que funcionar normalmente. La cultura nos hace más libres y tolerantes y es un objetivo irrenunciable de este equipo pese a las dificultades administrativas.
-Los jardines también son patrimonio. Capitales como París lo tienen muy claro, apostando por los jardines verticales y los parques elevados. ¿Por qué aquí en cambio no se ponen en valor vergeles como el Jardín Americano?
-Sevilla tiene un patrimonio verde muy superior a otras capitales. Pero habría que ver por qué donde hay tanta gente hay pocas zonas verdes y viceversa. Lo mejor es que haya una multifuncionalidad en las zonas verdes. En la medida en que los jardines estén ocupados como una calle con personas de distinta naturaleza y funciones, la multiplicidad de usos garantizará que no se tenga miedo al pasar y que el jardín se utilice. El Jardín del Guadalquivir, por su amplitud, y las esculturas de Eva Lootz, habrá que incorporarlo a las programaciones, es un activo desaprovechado. Pero también hay un mantra de que los jardines sólo deben ser lugares de exposición y no es así: deben ser vividos, no sólo contemplados, habitados por mescolanzas de gentes y eso garantiza la supervivencia. Hay que llenar los jardines de Sevilla de actividades.
-En la Isla de la Cartuja la iniciativa privada ha sido más dinámica y prueba de ello es el éxito del Caixafórum, que si no fuera por los récords del Año Murillo sería ya el museo más visitado de Sevilla.
-El mundo de la cultura es una especie de carro con dos bueyes y uno ha de ser el privado. Bienvenidos sean Cartuja Center, Box y Caixafórum, que complementan la actividad de la función pública. La apertura de los Jardines de Magallanes es una obra que ha financiado La Caixa pero la aportación la define el Ayuntamiento. Es cierto que el 25 aniversario de la Expo 92 supuso una mejora pero no fue el gran revulsivo porque todavía hay que conectar más la Cartuja con la ciudad. Lo interesante, en mi opinión, es que se han configurado dos polos, dos bloques. Uno es Cartuja con el Caixafórum y el CAAC como grandes motores; y el segundo se articula en torno a Artillería, la Puerta de la Carne y la Estación de Cádiz. En el mercado de la Puerta de la Carne habrá un espacio para exposiciones y espectáculos además de una zona de ocio y gastronomía. Habrá un motivo interesante para cruzar el Puente de San Bernardo. Y luego están Viento Sur, TNT, Távora y demás promotores arriesgados que, desde la periferia, tanto contribuyen a dispersar la agenda cultural de una ciudad de tamaño medio.
-¿Cómo valora la primera convocatoria del Banco de Proyectos de apoyo a la creación local?
-Es una de las líneas de trabajo de la que me siento más orgulloso, por lo que conlleva de alianza de la administración con los creadores de todas las disciplinas. Tenemos ahora un stock notable de programas de videodanza, arte... que seguiremos desarrollando el año que viene en los nuevos espacios culturales.
-¿Qué espera de la Factoría Cultural del Polígono Sur?
-No es un centro cívico más sino una factoría cultural en un entorno difícil y por eso allí va a trabajar un equipo de mediación, lo que supone una novedad en Sevilla. No queremos que sea un ovni. Por su arquitectura podría estar en cualquier parte de la ciudad pero queremos que el equipo que trabaje allí esté muy conectado con la gente del barrio, con sus facultades, y que se desarrolle una programación por la que merezca la pena ir al Polígono Sur. Tenemos que vencer el muro de cristal todos, no sólo el público, también los promotores culturales que aún se resisten a trabajar allí.
-¿Y del Año Magallanes?
-El Quinto Centenario de la Circunnavegación se beneficiará de la experiencia que estamos adquiriendo con la gestión internacional del Año Murillo. Formamos parte de la red de Ciudades Magallánicas y propiciaremos una gran exposición con contenidos de las distintas ciudades por donde pasó el navegante. La Comisión Nacional también está preparando un gran programa conmemorativo. Ya hemos celebrado en el Alcázar unas jornadas científicas sobre Sevilla y Magallanes. Fue la primera vez que se dio la vuelta al mundo, una gesta mayúscula que partió de Sevilla y es una oportunidad para relanzar culturalmente esta ciudad de nuevo.
-¿No arrancó excesivamente tarde la preparación del Año Murillo?
-El Año Murillo ha calado en todas partes: en la ciudad y fuera. Lo que yo reprocho al PP es que no dejara más avanzado el proyecto porque Zoido sólo anunció la conmemoración. Pero hemos tenido la suerte de contar con un experto de la talla de Benito Navarrete, del que debo destacar su lealtad al proyecto con este equipo y el éxito de su magnífica exposición de Santa Clara. Ahora que hemos estrenado el programa de artes escénicas, y que hasta los hoteles y restaurantes se han implicado, se puede estar todo el día consumiendo Murillo: desde tomar una tapa en un bar suscrito al programa a realizar un itinerario, ver una exposición y acabar el día viendo un espectáculo de Alfonso Zurro en el Alcázar. Espero que tras la llegada de los cuadros de Murillo de la Academia de Bellas Artes el Estado se acerque de un modo más contundente a la conmemoración pues hasta ahora no había sido así.
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