Alba Molina | crítica
No lo es ni pretende serlo
Arte
Tras publicar el libro Granada Contemporánea. 35 artistas, en el que trazaba una panorámica de la escena plástica de su ciudad natal, el crítico y coleccionista Juan Alfonso Contreras prosigue con su labor divulgativa y se ha marcado un propósito ciertamente ambicioso: recoger las inquietudes de los creadores de la comunidad autónoma a partir de una selección de sus nombres más destacados. Andalucía Contemporánea. 73 artistas, un cuidado volumen que edita Comares y que se presentó el pasado jueves en el Círculo de Bellas Artes de Madrid con una nutrida representación de sus protagonistas, deja constancia del momento fabuloso que atraviesa el arte en la región.
Juan Manuel Bonet, que firma uno de los textos introductorios, agradece que "en este libro, mayoritariamente integrado por artistas emergentes, se les dedique espacio a unas cuantas figuras de generaciones anteriores", como Miguel Rodríguez-Acosta, Soledad Sevilla, Luis Gordillo o Guillermo Pérez Villalta. "Tratar de poner un perímetro a tanto talento era complicado", reconoce Contreras (Granada, 1971), ingeniero de formación al que su pasión por las humanidades ha virado hasta otros derroteros. "Seleccionar un número finito de artistas de por sí generaba injusticias, inevitablemente dejaba fuera a gente que merecía estar por derecho propio. El perímetro inicial acotaba a artistas vivos, para que yo los pudiese entrevistar, y que ya hubiesen mostrado una trayectoria". Para que esas injusticias "fueran mínimas", el coleccionista se apoyó en críticos como Juan Manuel Bonet, Sema D’Acosta, María de Corral, Lorena Martínez de Corral o Rosina Gómez- Baeza. "Fui pidiéndoles consejo a estos especialistas, pero los principales asesores, sin saberlo, fueron los propios artistas. En todas las entrevistas les consultaba quiénes eran sus referentes y a quiénes acudían cuando andaban con un proyecto complejo".
En otro de los textos, Sema D’Acosta señala una paradoja: que la falta de "grandes comisarios" y "becas de altura y ayudas que sirvan de palanca para levantar alto el vuelo", o la distancia con "los lugares mainstream que determinan el discurso oficial", han contribuido a que los artistas andaluces puedan forjarse un estimulante discurso propio lejos de las modas. "Yo pienso lo mismo", suscribe Contreras en conversación telefónica. "Es significativo que sólo contemos con dos galerías que van a ARCO, como son Alarcón Criado y Rafael Ortiz, una cifra muy escasa para un territorio tan amplio y con tantos creadores. Esa coyuntura fuerza a los artistas a buscarse otras salidas, y eso hace que el talento explote con más intensidad. Hay autores que gozan de una enorme proyección internacional, como Luis Gordillo, Soledad Sevilla y Rubén Guerrero".
D’Acosta afirma que "quizás Andalucía sea la demarcación que más nombres y de mayor calidad aporta al contexto del arte español desde hace décadas". Contreras apunta un dato al respecto: "En la presentación del libro, José María de Francisco, director de la Feria Estampa, dijo que el 70% de la producción de artes plásticas española sale de Andalucía, y él dispone de buena información". Para el autor de Andalucía Contemporánea, la prueba de la excelente salud del arte meridional es que el libro "se ha hecho con profesionales que ya tenían una trayectoria, pero con los jóvenes que empiezan tendríamos muchísimo material. Hay gente que está saliendo de las facultades con un potencial enorme, que viene pisando fuerte".
Entre otros aspectos, Contreras explora en su investigación –que le ha llevado tres años– el peso de la tradición en la obra de los artistas andaluces. "Es difícil crear aquí sin conocer a Velázquez o Zurbarán, y en cualquier caso no parece deseable", se lee en las páginas de Andalucía Contemporánea. "Los artistas siguen bebiendo mucho del Barroco, ahí están el interés de Miki Leal en el trampantojo o el juego de profundidad en la pintura de Rubén Guerrero. Y Carlos Aires define su obra como el pathos barroco traído al siglo XXI", analiza Contreras al teléfono. Entre los testimonios, Ana Barriga se define como "una pintora clásica de bodegón". "Al principio puede chocar esa frase, pero luego, pensándola, uno se da cuenta de que su imaginario está lleno de objetos y de naturalezas muertas, que el bodegón está ahí", sostiene Contreras.
El trabajo se acerca también a las múltiples miradas que los autores brindan a la naturaleza, "pero cuando hablamos de ella no nos referimos al paisaje, que también, sino a un concepto que abarca el acceso a lo sublime, a la noche, la influencia que ejercen todavía los escritores románticos... Hay muchas acepciones, que van de Plinio el Viejo a Goethe, de la mera contemplación a la belleza producida por el hombre, de la Arcadia hasta la ciudad, porque las escenas urbanas que muestran las obras de Rogelio López Cuenca, Florencia Rojas o de Miguel Ángel Tornero también son paisajes", expone Contreras.
Uno de los hallazgos de Andalucía Contemporánea es mostrar a los autores en sus vacilaciones, sus miedos e inseguridades, como si el lector fuera también un visitante privilegiado a los estudios y talleres a los que asiste el autor del libro. Curro González sabe que en las imágenes no encontrará "valores permanentes", "sumas exactas", ni "certezas" ni "dogmas", lo que parece confirmar una intuición de Contreras: que tal vez no tengamos a nuestro alcance otro "planteamiento que represente mejor la humana fragilidad que el arte". "Eso se ve muy bien en esculturas como las de Cristina Mejías o Jacobo Castellano, que parece que están a punto de quebrarse, dan la impresión de que se romperán con un mínimo movimiento, algo que nunca ocurre en realidad".
Contreras dedica un capítulo a la mística, "pero no entendida solamente como una conversación con el Dios creador. En ese bloque se habla del silencio, el encuentro con uno mismo, la antigua expresión del arrobamiento de los santos, que se aprecia en la obra de Santiago Ydáñez y Antonio Montalvo, o la dualidad vida-muerte propia de los universos de Mariajosé Gallardo o María Ángeles Díaz Barbado", explica el especialista, que destaca también "la apuesta por lo lúdico que hacen algunos artistas andaluces, como Irene Infantes" o la "profunda investigación, digna de verdaderos científicos, que lleva a cabo José Miguel Pereñíguez cuando realiza sus obras inspiradas en Juan de Mal y La philosophia vulgar o la propuesta de Leonor Serrano en torno a las invenciones ópticas de los siglos XVI a XVIII, como la cámara oscura, el microscopio o el telescopio".
Otro apartado se desplaza a la Academia de España en Roma. "Desde el principio tuve claro que quería incluir esta institución. Llamé a la directora, Ángeles Albert, y me abrió las puertas", agradece Contreras. "Son muchos los artistas que han pasado por allí, es un espacio que les influye y alguno, como Miki Leal, llegó a cambiar su proceso de trabajo estando allí".
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