Una reunión para revivir a 'Amadeus'
'Amadeus en concierto' | Teatro Lope de Vega
La ROSS interpreta la semana próxima en el Lope un "espectáculo interactivo" que adapta textos de la película y repasa la música de Mozart.
Roberto Quintana encarna a Salieri.
Hace algo más de dos décadas, en 1998, John Axelrod, entonces director de la Orchestra X en Houston, concibió un espectáculo con el que buscaba llevar al público más allá de la experiencia de un concierto: una adaptación de Amadeus, la obra del dramaturgo Peter Shaffer que trasladó al cine Milos Forman. El propio Axelrod se encargó de seleccionar fragmentos del texto para una celebración del extraordinario legado de Mozart que aunaba "música, teatro, ópera y drama" y reunía a actores, cantantes, una agrupación sinfónica y un coro. "Hace 21 años no era habitual hacer algo así. El teatro y la orquesta iban por separado", recuerda el hoy director artístico de la ROSS sobre aquel proyecto que, pese a la incertidumbre, tuvo una gran acogida y que desde su estreno el maestro texano ha presentado en Cracovia, Lucerna y los Países del Loira.
Axelrod creyó oportuno rescatar esa versión en una temporada que la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla (ROSS) dedica a La música y la palabra escrita.La música y la palabra escrita Así, el Teatro Lope de Vega acoge, el viernes 1 y el sábado 2 de febrero a las 20:30 y el domingo 3 en una matinal, a las 12:00, este Amadeus en concierto, un montaje en el que Roberto Quintana encarna a Salieri, Eugenio Jiménez a Mozart y Gema Abad a Constanza. Los cantantes Lucía Martín-Cartón, Laura Verrecchia, Juan Antonio Sanabria y José Coca, así como el Coro de la Asociación de Amigos del Teatro de la Maestranza, participan también en esta "experiencia interactiva".
Roberto Quintana hereda el personaje por el que F. Murray Abraham logró el Oscar, el de un Antonio Salieri torturado por la envidia que le provoca el genio de Mozart. "Conocía la película, como todos, pero embarcarse en este proyecto ha sido un placer", valora el intérprete, cautivado con un texto que reduce una obra "larga y compleja" a su "esencia" y que desde el principio persigue "la conexión con el público".
El actor, uno de los maestros de la escena andaluza, rememoró ayer una relectura del Tartufo de Molière que hizo Adolfo Marsillach, en cuya rebeldía encuentra ecos de este personaje. "El protagonista desaparecía por la puerta y volvía para decir: Hay que ver lo mal que se está portando Dios conmigo con todo lo que yo he hecho por él. Y una actitud parecida tiene Salieri", evoca el intérprete, que califica como "una mentira estupendamente bien armada" que el italiano planeara envenenar a Mozart, una posibilidad que ya apuntó Pushkin y en la que incidió Shaffer. Pese a la poca fidelidad a los hechos, en la ROSS no tienen dudas: afirman que "ninguna película" como Amadeus "retrata la música y la vida de un compositor mejor" que el galardonado filme de Milos Forman.
Tampoco es cierta, prosigue Quintana, esa diferencia de edad entre Salieri y Mozart que el argumento señala. "El primero sólo le llevaba unos años al segundo, pero creo que mi personaje era, de todos modos, uno de esos hombres que ya nacen viejos. Y Mozart, por el contrario, siempre fue un niño, aunque en Amadeus sea quien tiene un arco dramático más interesante, porque pasa de la inconsciencia de la juventud a la muerte".
Eugenio Jiménez, por su parte, asegura haber cogido "de unos y de otros" para hacer suyo a Mozart, un hombre al que "le gustaba jugar y tenía un carácter naíf, algo que está presente en sus obras" y cuyo comportamiento, "seguramente", se veía afectado por el sindrome de Tourette, lo que explicaría sus salidas de tono y su predilección por frases inapropiadas. "Me gusta pensar que Mozart no murió, ése es mi punto de partida para encarnarlo", comenta el actor.
Este Amadeus recorre la grandiosa producción del genio de Salzburgo a través de un repertorio que incluye entre otras piezas las oberturas de Don Giovanni y Las bodas de Fígaro, una selección de la Misa de Réquiem o el aria Marter Aller Arten de El rapto del serrallo. La soprano Lucía Martín-Cartón resaltó ayer la complejidad de esta última obra: "Normalmente hago personajes más jóvenes y dulces. Pero Constanza es fuerte, es un papel de gran dramatismo. Es una mujer que ha sido raptada y que en algún momento puntual pide clemencia, pero no está dispuesta a rendirse", analiza la cantante.
Por su singularidad, Axelrod recomienda este Amadeus para el público familiar y para que los niños accedan a la música clásica. Para la directora general de Cultura del Ayuntamiento de Sevilla, Isabel Ojeda, este montaje respondía al interés del Consistorio por "hacer crecer la orquesta más allá de que ésta acompañe las óperas o interprete su temporada. Este concierto era especialmente interesante porque unía lo mejor de la ROSS con el teatro de texto, que es la seña característica del Teatro Lope de Vega".
Y en un buen texto, sostiene Quintana, a menudo subyace la mejor partitura. "Las grandes obras de teatro suelen estar cerca de la música", sentencia el veterano. "Aquí ocurre cuando Mozart habla de crear una pieza y las tonalidades vocales de ese texto son toda una melodía, o en el monólogo de Salieri que precede al Réquiem, y que, perfectamente, podía ser la letra de éste, tiene el mismo perfume".
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