El aventurero y el científico
Naufragios | Crítica
Los 'Naufragios' del jerezano Alvar Núñez Cabeza de Vaca son la insólita y minuciosa crónica, trufada de infortunios y de heroísmo, de una vasta porción de América del Norte
La ficha
Naufragios. Alvar Núñez Cabeza de Vaca. Edición de Eloísa Gómez-Lucena y Rubén Caba. Cátedra. Madrid, 2019. 216 páginas. 13,50 €
Apenas un mes después de que las tropas imperiales del césar Carlos saquearan Roma (era mayo de 1527), don Pánfilo de Narváez salía de la barra de Sanlúcar camino a La Florida, al encuentro de una ventura inhóspita y un destino aciago. Entre la tropa expedicionaria que le acompañaba, seis centenares de hombres, iba este don Alvar Núñez Cabeza de Vaca, hijo de Jerez de la Frontera, en oficio de tesorero y alguacil mayor, pero cuya función más perentoria, llegados a la otra banda de ultramar, fue la de sobrevivir durante ocho años en compañía de tres españoles más, tras haber perimetrado a pie buena parte de la América del Norte.
Como es sabido, para Tucídides, la historia era una escueta narración de hechos probados, de los que el historiador pudiera dar fe. Lo cual excluía los sucesos remotos, los países lejanos, así como las fuentes indirectas. Es decir, que Tucídides, y con él la Historia anterior al XVI, excluía a Heródoto. Pero he aquí que las crónicas de Alvar Núñez (y las del Bernal Díez del Castillo, las de Vaz de Caminha, etc.) sin salirse de cierta ortodoxia tucididea, traían de vuelta aquel sabor agreste de lo extraño, y el fabuloso prestigio de lo lejano, que caracterizó a la historia en Heródoto. Los hechos narrados en estos Naufragios de Cabeza de Vaca son insólitos y admirables por muchos motivos, el menor de los cuales acaso sea el modo en que el aventurero y el soldado, el superviviente, el esclavo y el chamán (todo eso fue Alvar Núñez); el menor de los cuales, repito, sea la forma en que el expedicionario se dobla en científico.
Aquí asistimos, pues, con el temblor de quien holla por primera vez un mundo, al modo moderno de concebir la Historia y a la manera contemporánea de fabricar la ciencia. Quiere decirse que Naufragios, sobre la asombrosa crónica de una supervivencia, es también un vademécun de tribus y geografías remotas, en las que hallamos noticias de hombres y de pájaros, sin ignorar que en las tupidas selvas, la flecha aguardaba presta al adversario.
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