La aldaba
Carlos Navarro Antolín
La lección de Manu Sánchez
FESTIVAL DE CANNES
Cannes/ Pedro Almodóvar estaba hoy muy emocionado en Cannes, por el gran recibimiento anoche de Dolor y Gloria, un filme que encabeza las quinielas para la Palma de Oro, y tan hablador como suele, recordó su infancia, su amor por el cine y lamentó no haber besado a Antonio Banderas y Leonardo Sbaraglia.
"Estamos muy, muy contentos aunque esté lloviendo. No he conocido una lluvia tan feliz como la de esta mañana. Yo creo que no voy a poder olvidar la noche de anoche, como dicen los boleros". Así comenzó Almodóvar la rueda de prensa de presentación del filme, en la que le acompañaban Banderas, Sbaraglia, Penélope Cruz, Asier Etxeandía y Nora Navas.
Relajado tras la tensión de ayer y a la espera de ver si dentro de una semana gana, por fin, la Palma de Oro, al sexto intento, el realizador bromeó con la insistencia de la prensa de verle a él en el personaje de Banderas.
"No estamos ninguno de los dos tan mal como digo en la película", aunque dijo sentirse "achacoso". Y aseguró que en este momento de su vida, su principal adicción y casi la única "es dormir ocho horas cada día y saber que voy a hacer una nueva película".
Porque, como recordó, su gran ambición desde siempre ha sido hacer películas "del modo más personal posible".
"Que respondieran a mi minúscula mentalidad. Eso es un gran riesgo y hay que asumirlo, pero para mí el significado del éxito es que he podido hacer las películas que quería hacer".
"La noche maravillosa de ayer no significa nada más ni nada menos que haber experimentado esa noche maravillosa. Los problemas en la vida son los mismos que antes".
Así como los miedos. El principal para él es no volver a hacer cine, por eso siempre tiene proyectos en la cabeza. Ahora prepara dos adaptaciones de autores que no quiso mencionar porque no sería la primera vez que un guion que escribe no le apasiona lo suficiente para rodarlo.
Lo que tiene que sentir para lanzarse a rodar esas historias, precisó, es "que te vaya la vida en contarlas".
Y además de hablar, y mucho, de cine, también evocó recuerdos de la niñez, parecida pero no igual a la del personaje de Banderas en la película, el de un cineasta procedente de un pequeño pueblo, que ha vivido el éxito y ahora pasa por un momento de olvido y dolor.
Recordó la extrañeza con la que su madre le miraba cuando era pequeño -"y no era precisamente con orgullo"- y la que descubría en la mirada de los demás, de sus compañeros de colegio.
"Una mirada que tiene mucho de repulsa, de crítica y humillación. Es una experiencia muy dura para un niño, tan dura como que tu madre te mire como a un ser extraño. Pero yo era un niño muy fuerte y no pudieron conmigo con esa mirada de extrañeza", relató sin lamento.
Confesiones profundas pero también más divertidas en la rueda de prensa, como cuando reconoció que le habría gustado estar entre Leonardo Sbaraglia y Banderas cuando rodaron el beso apasionado que se dan en recuerdo de su amor ya pasado.
"Querría haber besado a los dos con la misma intensidad pero no se me ha ocurrido pedírselo ni como director ni como hombre", señaló Almodóvar, que se mostró orgullos de esa escena, la del beso, entre dos hombres mayores de cincuenta años y con pasión, algo poco habitual en el cine.
Una escena que cierra un círculo para los dos personajes, el mismo que él no pudo cerrar tras la experiencia de un amor truncado en un momento en el que "la pasión estaba viva".
"Pero por circunstancias tienes que separarte de esa persona y es dolorosísimo, es como cortarte un brazo. Yo no he tenido la reconciliación y por eso me hubiera gustado estar en medio de los dos y besar apasionadamente a Leonardo Sbaraglia y a Antonio Banderas. Pero no me he atrevido a pedírselo, mucho menos en los tiempos que corremos".
Momentos íntimos en una rueda de prensa en la que Almodóvar desbordaba felicidad por la acogida a su filme. Tanto que dijo ser francés.
"Soy francés o, como dicen ellos, estoy francés (...) Francia te adopta de un modo absoluto, lo decía Julio Iglesias, si triunfas en Francia, tienes un público fiel de por vida. Soy un cineasta francoespañol".
Pero también se siente vinculado a la cultura brasileña, siempre presente en sus películas. "La mayor parte de la música que escucho es brasileña cuando escribo, es la que mejor va con el ritmo que escribo".
Y recordó su primera visita a Brasil, de la mano de Caetano Veloso, en la que se sintió muy identificado con los colores de los barrios brasileños, con su vitalidad, con su explosión en todos los sentidos, que ya reflejaba en sus películas sin conocerlos.
"Lamento muchísimo que ahora estéis pasando por una etapa tan mala y ojalá que el pueblo brasileño encuentre la solución cambiando la dirección del país", afirmó con un atisbo de tristeza, quizás el único de la rueda de prensa.
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