'Ali', el caramelo agridulce de Paco Baños, llega hoy a los cines
Nadia de Santiago, Veronica Forqué y Julián Villagrán aparecen en el primer largo del sevillano.
En su película, dice Paco R. Baños, los niños juegan a ser adultos, los adultos se comportan como niños y flotando desconcertados entre unos y otros, en ese territorio mental de fronteras imprecisas, siempre tan idóneo para los desórdenes sentimentales, los conflictos y el crecimiento, los adolescentes hacen lo que pueden para asumir la extrañeza de la vida. Este es el mundo que vibra en Ali, el primer largometraje del director sevillano, que se estrena hoy en las salas de cine, semanas después de que los espectadores pudieran verla en la plataforma digital Filmin, dentro de su Atlántida Film Fest.
En el centro de la historia, que ha sido escrita a cuatro manos por el propio director y Rafael Cobos (7 vírgenes, After o Grupo 7), Ali, la muchacha del título, interpretada por la madrileña Nadia de Santiago (Alatriste, Las 13 rosas o la serie de televisión Amar en tiempos revueltos), lidia con el amor y el resto de los afectos, también los familiares (Verónica Forqué, en su regreso a la pantalla grande tras varios años de ausencia, asume el rol de su madre), y lo hace, inevitablemente, con torpeza e inseguridad. Julián Villagrán, ganador el pasado mes de febrero del Goya al mejor actor de reparto por su papel en Grupo 7, de Alberto Rodríguez, completa -junto con Adrián Lamana, Angy Fernández o Lluís Marco- el reparto de este filme que ayer fue presentado por su equipo artístico en la Fundación Tres Culturas.
"Paco eligió como protagonista a una chica adolescente, pero podría haberlo sido cualquiera en realidad. Porque la película va de alguien que se pone una coraza por el miedo que siente a enamorarse de alguien, de alguien que vive a la defensiva. Está todo el rato haciéndose la tipa dura, como si fuera Stallone, pero sólo para ocultar su verdadera sensibilidad y su sufrimiento", dice Villagrán, horas antes de ese acto, sobre esta comedia dramática que él califica de "caramelito" por su estética indie, "popera y de fotografía [a cargo de Álvaro Gutiérrez] muy colorida", agrega el actor, nacido en la localidad gaditana de Trebujena en 1973, residente durante una larga temporada en Sevilla y desde hace 16 años afincado en Madrid.
El caramelito, eso sí, ofrece con frecuencia sabores amargos. Ali y su vecino, encarnado por Villagrán, acaban por trabar una peculiar amistad porque "de alguna manera", afirma el actor, "ambos se acompañan en sus respectivas soledades". En rebelión contra sí misma, o su carácter, y contra la cercanía más bien tóxica de su madre, la chica se refugia en casa de su vecino, al que sin embargo sólo es capaz de decirle, al principio, que lo visita porque lo ve muy solo. Será el vecino quien le enseñe a conducir, algo que a ella le aterra, y que admite una lectura más profunda, advierte el intérprete gaditano: "Existe un poco el paralelismo entre enamorarse y conducir: en última instancia, ella no quiere enfrentarse al hecho de coger el volante y saber que lo lleva ella sola".
Y que puede descarrilar. Incluso chocar. Baños, nacido en Sevilla en 1971, curtido cortometrajista y durante la última década colaborador inseparable de directores como Alberto Rodríguez, Santiago Amodeo o Chiqui Carabante, por tanto responsable en parte -hasta ahora en la sombra- de lo que se ha dado en llamar el nuevo cine andaluz, retoma, para su debut en el largometraje, una serie de temas característicos en toda su obra, marcada por historias de inadaptación y desarreglos emocionales filtrados por una mirada romántica. "Es amigo, Paco es amigo... ¡pero muy exigente como director! Y sí, siempre hace hincapié en las relaciones personales, en lo absurdo de las relaciones", resume Julián Villagrán.
Con música original de Julio de la Rosa, otra presencia habitual en las películas de esta generación, y producida por Letra M (empresa creada por el propio Baños) y Producciones Transantlánticas, con el apoyo de Canal Sur, la Consejería de Cultura y el Ministerio de Cultura, entre otras instituciones y entidades, Ali llega a los cines españoles tras haber cosechado varios premios en festivales: en el de Orense logró los premios a la mejor dirección, mejor actriz y el galardón que concede el público; en el de Tudela, el premio especial del jurado, compartido con Carmina o revienta, de Paco León; y en la penúltima edición del Festival de Cine Español de Málaga, el Premio Asecan -que concede la Asociación de Escritores Cinematográficos de Andalucía- a la mejor ópera prima.
Una serie de reconocimientos que reafirman a Julián Villagrán en su convicción de que "se hace muy buen cine en España" y en su idea de que, al margen de la crisis industrial, el cine español permite tener una "visión esperanzadora" del futuro. También sabe, no obstante, que "este año se presenta complicado": "Creo que la producción va a caer bastante con respecto al año pasado", dice el actor, que meses después de recibir el Goya admite que no nota "gran cosa". "Laboralmente no, la verdad. También es verdad que acabo de terminar de rodar ¿Quién mató a Bambi?... De momento no tengo grandes proyectos sobre la mesa, estoy esperando, pero algo saldrá", añade Villagrán, que asegura que "cualquier papel" que le llegue, "bienvenido sea", aunque confiesa, finalmente, que le encantaría hacer "de villano".
Mientras llega o no ese "goloso" personaje de malo, el intérprete saborea aún la experiencia vivida en Sevilla junto a los actores Quim Gutiérrez, Ernesto Alterio, Clara Lago, Úrsula Corberó o Joaquín Núñez, todos ellos a las órdenes de Santi Amodeo (Astronautas, Cabeza de perro), que regresará a las carteleras en noviembre -fecha prevista del estreno- con ¿Quién mató a Bambi?, una comedia con un punto alocado. "Me quedé encantado, y yo a veces sufro mucho rodando... Pero esta vez ha sido todo muy fácil, muy relajado. Y ha habido muy buen rollo con todo el mundo. Tengo un buen pálpito con esta película. Es palomitera, tiene su punto comercial, pero también el enorme sello personal que tiene siempre Santi".
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