"La fama es un regalo envenenado"

Alba Flores | Actriz

La protagonista de 'La casa de papel' llega este fin de semana al Centro TNT con una compañía creada por amigos para presentar 'La excepción y la regla', de Bertolt Brecht

Alba González Villa (Madrid, 1986), más conocida como Alba Flores.
Alba González Villa (Madrid, 1986), más conocida como Alba Flores. / M. G.
Francisco Camero

24 de mayo 2019 - 06:15

Sevilla/La fama en sí misma no le interesa a Alba Flores, aunque ella es la primera que sabe que le puede valer para muchas cosas. Por ejemplo para promocionar la producción teatral humilde, en la tradición del teatro povero, montada con amigos, que llega este fin de semana al Centro TNT. "Es una cosa distina. Vamos, que no es naturalismo, que parecemos muñecos en el escenario, ¿sabes?", se ríe esta madrileña de 32 años, nieta de Lola, hija del malogrado Antonio, sobrina de Lolita y Rosario, último eslabón –por ahora– de la saga de los Flores, consciente de que aquellos que la conozcan únicamente por sus apariciones en Vis a vis y La casa de papel, el mayor fenómeno español catapultado al mundo vía Netflix, pueden hacer un mohín de extrañeza al descubrirle esta otra faceta que resulta que es –dice– su preferida.

"Es lo que he hecho siempre. Me he tirado toda la vida haciendo cursos, talleres, proyectos de teatro muy off... Ya sé que es lo que menos se conoce de mí, pero es precisamente lo que más forma parte de mí. Luego vinieron las series, que están muy bien, oye, son mi manera de ganar dinero. Pero lo que a mí me da vida como actriz es trabajar en proyectos propios como éste", dice Alba Flores al otro lado del teléfono.

"Pero antes de hablar de cualquier otra cosa –advierte la actriz–, que quede claro que esto lo hemos hecho entre varios compañeros que nos conocimos en un curso de investigación sobre Bertolt Brecht y a partir de esa experiencia decidimos hacer una compañía. Aunque yo sea la persona que ahora tiene un nombre popular, somos una compañía, no es Alba Flores presenta taca-taca-tá, sino un proyecto de todos, codo con codo, y para mí es importante que esto se sepa por encima de lo popular que yo pueda ser".

Hecho el apunte, Alba Flores se lanza a hablar con verdadero entusiasmo de La excepción y la regla, una obra que Brecht escribió en 1930, en una etapa en la que el gran dramaturgo alemán estaba "particularmente comprometido con el teatro como herramienta didáctica". "Él defendía el teatro como vía de pensamiento y aprendizaje para el pueblo –explica–, y todos en la compañía estamos muy de acuerdo en que ese sigue siendo, o el menos debería, el sentido del teatro. Y también coincidíamos, como Brecht defendió en algunos escritos, en que es importante buscar todo eso haciendo un teatro divertido".

Una instante de una función de la obra 'La excepción y la regla'.
Una instante de una función de la obra 'La excepción y la regla'. / D. S.

La obra, que podrá verse el sábado (21:00) y el domingo (20:00), acerca al espectador a una expedición que emprende una comerciante extranjera junto a una guía y a una porteadora locales a las que contrata para cruzar el desierto de Mongolia, donde espera hallar unos inmensos pozos petrolíferos. En ese afán, durante el camino se encontrarán con otros perseguidores de riqueza, por lo que la aventura se tornará inclemente competición y, finalmente, también hará aflorar las diferencias culturales y sociales en el seno del grupo.

"Habla de algo tan vigente como las relaciones de poder y la explotación de las personas. Es un cuento que deberíamos contarnos una y otra vez porque vivimos en un mundo en el que la explotación es permanente, pero se ha hecho más encubierta y sutil. No soy yo quien ahora sufre eso, bien que lo sé, pero y qué: eso no me impide comprender que es un asunto que marca la vida de la inmensa mayoría de las personas con las que cualquiera de nosotros se cruza cada día. De todo esto –añade Alba Flores– habla la obra. Hemos querido hacerla siguiendo la premisa brechtiana de que hasta un sordo tiene que poder entender lo que está viendo, por lo que la pieza tiene un lenguaje muy sencillo pero a la vez muy profundo".

Alba Flores, en la obra teatral que presenta este fin de semana en TNT.
Alba Flores, en la obra teatral que presenta este fin de semana en TNT. / D. S.

"El teatro es una vivencia que compartes en el momento con el público y eso no te lo pueden dar, ni como espectador ni como actor, el cine o la televisión", dice la actriz, que adora del escenario, dice, "esa sensación, tan hermosa y tan plena, de la experiencia conjunta". "Mira, leí el otro día que los jóvenes, los que son más jóvenes que yo, esa generación, ahora está viendo las series en las plataformas de streaming con cinco puntos más de velocidad. ¿Pero eso qué es, tío? No va de eso la cosa. Por eso creo que el teatro ofrece algo cada vez más raro y precioso en estos tiempos: gente que se sienta, no a solas en su dormitorio con una tablet, para estarse un rato quietos y reflexionar sobre algo en compañía. Si perdemos eso, ¿qué nos queda? Cada vez hay más cultura, o algo que se quiere llamar cultura aunque en realidad es entretenimiento de consumo. En un teatro también puedes ver cosas muy superficiales y complacientes, pero siempre puedes encontrar algo más allá, y me parece importante no olvidarlo".

Sobre la gran popularidad que le han procurado en los últimos tiempos Vis a vis y La casa de papel, admite que aún está "aprendiendo a gestionarla". "Es fuerte, eh. Te marca mucho la vida, bastante más de lo que yo pensaba y fíjate que yo me creía curada de espanto porque no lo había vivido en mis carnes pero sí a través de mi familia", dice. "La fama es un efecto colateral de mi profesión, pero más allá de eso no me interesa absolutamente nada. Desde luego tengo muy claro que mi vida privada es eso: privada. Me hace mucha gracia toda esa gente que se mete en las redes sociales para ser un poco famosa. Habrá quien encuentre compensación en eso, pero no es mi caso, jamás lo he deseado".

"Es más", añade la actriz, "creo que vivimos en tiempos en los que la verdad es especialmente importante, o toda la verdad que se pueda transmitir, y también lo es la noción de que todos vivimos en comunidad, y precisamente la fama va contra todo eso porque establece una separación, una especie de diferencia de clase que me produce urticaria. Yo es que no me siento por encima de nadie por ser más popular; soy una más, ya está, y ya es ridículo tener que hacer esta aclaración. Supongo que conoces ese meme que dice Stop Making Stupid People Famous (Basta de convertir en famosa a gente estúpida). Pero eso es lo que fomenta la cultura en la que vivimos. Créeme: he dedicado mucho, mucho tiempo a pensar en esta cuestión y mi conclusión es que la fama es un regalo envenenado. La vida está en otra parte".

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