Agatha Christie: una adelantada a su tiempo
Literatura | Biografía
La reina de las noveles criminales y de misterio fue una viajera intrépida, una de las pioneras del surf, profesional de éxito y una de las primeras inglesas con coche
Sólo la Biblia y Shakespeare han logrado superar en éxito de ventas a Agatha Christie. Ni siquiera J.K. Rowling, Stephen King, Dan Brown o Tolkien pueden hacerle sombra a la reina del crimen, la novelista más vendida de todos los tiempos en todo el mundo. Como lectura estival, nada como una las 66 novelas de la inglesa. Menos conocida es su labor de escritora de novelas románticas, autora de libros infantiles, biografías, poesía, relatos cortos o dramaturga, faceta esta última en la que también tiene un récord: La ratonera, escrita por ella, es la obra que durante más tiempo ininterrumpido ha estado en cartel en un teatro. Y lo que aún menos personas sabrán es que detrás de esta escritora hubo una mujer adelantada a su tiempo con una biografía tan atractiva como la trama de cualquiera de sus superventas.
Para arrojar luz sobre su vida y su obra Juan José Montijano Ruiz firma ahora un libro tan completo como ameno, un ensayo a caballo entre la monografía y la biografía que lleva por título El Universo de Agatha Christie y ha visto la luz en Diábolo Ediciones. Se trata de un exhaustivo estudio en el que este filólogo y escritor granadino aborda la repercusión en la cultura popular de una figura cuyo peso se deja sentir en la actualidad no sólo en la novela policiaca sino también el cine y la televisión actual, e incluso en formas de ocio como los juegos de mesa o los escape room tan de moda ahora.
El primer rasgo de modernidad de Agatha Christie es que fue una mujer de éxito porque la vigencia de su obra es proporcional a la fama de las que disfrutó en vida. "Fue una escritora de otro mundo", dice Montijano. "La única dramaturga –añade– que tuvo tres obras en cartel al mismo tiempo en el West End londinense. Aquélla que escribió un libro completo durante un fin de semana y creó un personaje al que The New York Times le dedicó un obituario. La británica que llegó a vender cien mil copias de diez de sus libros en un mismo día y fue capaz de mantener oculto su pseudónimo durante más de 20 años".
Además, la autora británica "ha visto su nombre escrito de forma perenne en los periódicos ingleses desde hace medio siglo sin que haya un solo día en el que éste falte". "Fue nombrada Escritora de Misterios del Siglo y vio la traslación de sus obras al cine, la radio, el teatro o la televisión", destaca el investigador sobre esta autora que logró que su obra fuese traducida a 104 idiomas.
Este éxito arrollador la convirtió en un auténtico fenómeno literario pero también en una mujer que no sólo pudo mantener a su familia, sino que llegó incluso a ayudar a promocionar la carrera de sus esposos con sus fondos, como en el caso de segundo marido, el arqueólogo Max Mallowan.
La inmortal creadora de Hercules Poirot y Miss Marple, dos de los detectives de ficción más famosos de la historia, fue especial desde su infancia, que ella describió como "absolutamente feliz". Nacida en el seno de una familia de clase alta de Devon, aseguraba que creció rodeada de mujeres fuertes e independientes. Aunque no fue al colegio, en casa aprendió a leer, a escribir y realizar operaciones aritméticas, algo que luego se dejaría notar en sus novelas, por ejemplo en su característico gusto por los mecanismos narrativos de la lógica y la deducción.
Contra la intención materna, fue una lectora precoz y voraz. Su padre murió cuando ella tenía 11 años y más tarde acompañó a su madre convaleciente de una enfermedad en la que sería su primera visita a El Cairo. Aunque aún no mostró el interés por la arqueología que tan determinante sería después en su obra, puede que fuera el punto de partida de la pasión por los destinos exóticos de esta incombustible viajera.
También fue enfermera voluntaria en la Primera Guerra Mundial y una gran deportista cuando la mayoría de las mujeres tenían modos de esparcimiento mucho más delicados, como tocar el piano ante las visitas. Siendo ella joven, patinaba con sus amigos por los muelles de las localidades costeras del Sur de Inglaterra. También fue una de las pioneras del surf, un deporte que practicó en Waikiki durante uno de sus viajes alrededor del mundo. Y no contenta con eso, le encantaban los coches y se convirtió en una de las primeras inglesas con carné de conducir. Cuando sus ingresos como escritora se lo permitieron, se compró un turismo cuando ni siquiera poseer uno era común entre los hombres de su tiempo.
También fue pionera en eso del divorcio. En búsqueda de un marido, tuvo breves relaciones infructuosas hasta que conoció en un baile a Archibald Archie Christie (1889-1962), aviador de la Royal Flying Corps. Se enamoraron rápidamente y, al enterarse él de que sería destinado, le propuso matrimonio. Agatha aceptó. En 1914, con el estallido de la Primera Guerra Mundial, su marido fue enviado a Francia para combatir a las fuerzas alemanas y la escritora se unió a la Voluntary Aid Detachment, donde atendió a soldados heridos en el Hospital de Torquay hasta que pasó al dispensario. Su trabajo allí resultaría clave en su obra, ya que muchos de los asesinatos de sus libros se llevan a cabo con venenos.
Tras varios intentos con relatos cortos, en 1920 escribe su primera novela, El misterioso caso de Styles, en la que nació Poirot. Este ex oficial de la policía belga refugiado en Gran Bretaña veía la luz sólo un año después que la única hija de la autora, Rosalind. Tras varias novelas que la crítica comparaba a Poirot con otro celebérrimo detective como es el Sherlock Holmes de Conan Doyle, el matrimonio dejó a su hija con la madre y la hermana de la escritora para emprender un viaje que los llevó por destinos tan exóticos como Sudáfrica, Australia, Nueva Zelanda o Hawai, para regresar a Inglaterra desde Nueva York.
No se sabe si esta segunda luna de miel fue tan idílica como cabe suponer. Poco después, el matrimonio terminaba en divorcio cuando su marido le confesaba que su afición por el golf iba unida a otra afición por una seguidora de este deporte, Nancy Neele. La discusión que siguió a esta confesión forma parte ya de la historia de Inglaterra. Agatha Christie protagonizó entonces uno de los episodios más misteriosos de su biografía cuando abandonó su residencia en dirección a Yorkshire.
Su automóvil fue encontrado después junto a un lago junto a algunas prendas y su permiso de conducir. El hecho provocó tal conmoción entre sus seguidores que el ministro del Interior puso todos los medios a su alcance y más de mil agentes de policía buscaron a la escritora junto a 15.000 voluntarios en lo que Montijano señala como la primera búsqueda de Reino Unido que contó con medios aéreos.
Tras 11 días en los que llegó a ser primera plana del New York Times, fue identificada por un cliente del balneario al que planeaba ir con su marido, en donde se registró con el apellido de la amante del mismo. Se resolvía así el intrigante episodio que pasaba de la historia de Inglaterra a la de la psicología clínica, en donde ha sido considerado un ejemplo de fuga histérica.
Poco después, en 1928, antes de contraer matrimonio con Max Mallowan, Christie publicó su primera novela bajo el seudónimo de Mary Westmacott, que no pertenece al género de detectives. Quienes quieran profundizar en la faceta más desconocida de su obra o en su vida, sólo tienen que meter en su maleta una de las novelas publicados bajo ese seudónimo o esta interesante biografía de Juan José Montijano Ruiz.
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