Bach mirando a sus fuentes
Accademia del Piacere | Crítica
La ficha
Accademia del Piacere
**** Femás 2019. Accademia del Piacere: Fahmi Alqhai, Rami Alqhai y Johanna Rose, violas da gamba; Miguel Rincón, tiorba; Javier Núñez, clave. Director: Fahmi Alqhai. Programa: ‘Bach y Francia’ (Suite en re menor del Primer Libro de piezas de viola de Marin Marais, Suite nº4 en mi menor de las 'Seis suites para clave' de 1701 de Chales Dieupart, Sonade y Chaconne de 'L'Imperial' de 'Les Nations' de François Couperin y Obertura a la francesa BWV 831 de Johann Sebastian Bach; todas en adaptaciones de Fahmi Alqhai). Lugar: Espacio Turina. Fecha: Viernes 5 de abril. Aforo: Lleno.
Bach se manejó con igual soltura tanto en las formas francesas como en las italianas, que utilizó siempre desde su particular concepto de la música, tan contrapuntístico. Este programa apuntaba a uno de esos mundos, el de las suites francesas de danzas.
Fahmi Alqhai ha decidido arreglar para su Accademia del Piacere en formación casi familiar (tres violas, tiorba, clave) la extraordinaria Obertura a la francesa que Bach publicó en su segundo volumen de Ejercicios para clave (1735) y situarla al lado de piezas francesas algo anteriores, también adaptadas por él.
Alqhai muestra una vez más ser un arreglista más que competente, muy libre en sus decisiones, pero estas nunca resultan caprichosas. Elude casi por sistema las repeticiones de la segunda sección de las danzas (formas binarias puras), distribuye las distintas voces entre los instrumentos de su conjunto con buen sentido y busca los contrastes cambiando texturas, alternando pesos y timbres, repitiendo y variando procedimientos de transcripción.
Por ejemplo, enfatiza la unción expresiva de las sarabandes de Marais y Dieupart en un mano a mano con su hermano Rami y el apoyo exquisito de la tiorba de Rincón. En las danzas alternas de Bach, en cambio, lo varía todo: la gavotte I la toca Núñez, la II la hace él con Rami y en la vuelta de la I entra todo el grupo; el passepied I es para Rincón, el II lo hacen las tres violas y en la vuelta del I queda otra vez Rincón en solitario, etc.
La variedad que de ello se deriva se vio además reforzada por una interpretación muy matizada, de apreciable claridad tímbrica y textural, pero sin perder nunca la tensión. Fueron versiones vigorosas, equilibradas, de especial densidad en la Suite de Dieupart (Obertura de sonoridades casi orquestales) y, por supuesto, en un Bach de inusitado colorido juvenil.
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