NAVIDAD
Los Remedios estalla de ilusión con su Heraldo

Elisa y Marcela, una crónica muy musical

Elisa y Marcela | Crítica de Teatro

Las tres magníficas actrices y cantantes de la compañía gallega. / M. G.

La ficha

*** 'Elisa y Marcela'. A Panadaría. Dirección: Gena Baamonde. Creación e interpretación: Areta Bolado, Noelia Castro y Ailén Kendelman. Dirección: Gena Baamonde. Texto: A Panadaría y Gena Baamonde. Música original: Ailén Kendelman. Iluminación: Laura Iturralde, Montse Piñero. Vestuario: Fanibel. Lugar: Teatro La Fundición. Fecha: Miércoles, 4 de diciembre. Aforo: Escaso.

El Fesival de las Artes Escénicas de Sevilla (Fest) sigue llenando de teatro las salas de la ciudad, si bien la euforia navideña, ya desatada, propicia más la confraternización callejera que el recogimiento de una sala teatral.

Así pues, con poco público pero con gran entusiasmo, se presentó en la Fundición una joven compañía gallega que, desde su nacimiento en 2013 con el espectáculo Pan! Pan!, no ha dejado de obtener premios y reconocimientos. El espectáculo con que visitan por primera vez el festival sevillano, Alicia y Marcela, obtuvo, entre otros, el premio María Casares 2018 al Mejor Texto, al Mejor Espectáculo y a las Mejores Actrices.

Y es que las intérpretes, tres auténticos todoterrenos, se bastan y se sobran para poner en pie un verdadero aunque modesto musical.

Sin entrar en juicios ni en consideraciones psicológicas o sociológicas, A panadaría cuenta la historia del primer matrimonio registrado entre dos mujeres en 1901 (con una disfrazada de hombre, claro está), su huida en diligencia, su persecución y un montón de hipotéticos avatares, y lo hacen de una manera completamente artesanal: con los cuerpos, las voces y un pequeño telón que se alarga por el suelo simbolizando distintos espacios.

Las tres magníficas y desenfadadas actrices (clowns en ocasiones), con sus voces armoniosas, van combinando la acción con bonitas canciones compuestas por una de ellas, la joven Ailén Kendelman.

Con gran simpatía y una cautivadora sencillez, ellas aprovechan la huida de la pareja a Portugal o a América para demostrar sus conocimientos del fado –a lo Amalia Rodríguez-, las rancheras, o incluso del folklore andaluz.

En lugar de grandes recursos, A Panadaría utiliza la imaginación, sobre todo a la hora de crear espacios, como el barco que construyen con la única tela de que disponen. Una buena opción para cualquier velada.

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