El tiempo es ahora el enemigo
El presidente Obama deja caer a su aliado Mubarak, pero en Washington surge el temor a que el próximo mandatario no sea amigo de EEUU e Israel e incluso a que islamistas radicales lleguen al poder en El Cairo
El presidente estadounidense, Barack Obama, deja caer a su homólogo egipcio, Hosni Mubarak, que lleva gobernando el país más de 30 años. Pero en Washington aparecen los miedos: ¿Será también el próximo presidente de Egipto amigo de Estados Unidos e Israel? Si las fuerzas radicales islamistas llegaran al poder, sería una pesadilla para el país.
Las protestas en Egipto son quizá la mayor crisis de política exterior que ha enfrentado hasta ahora Obama. Durante mucho tiempo vaciló y titubeó, pero ahora dejó claro lo que quiere: Mubarak debe irse y rápido. El levantamiento dura ya una semana. Y en muy pocas ocasiones Washington ha dejado caer de esta forma a sus aliados más importantes. La cuestión es: ¿es ésta la señal correcta para Oriente Próximo?
Obama habla públicamente de una fase "de transición" que debe comenzar "ahora mismo". Pero en conversaciones privadas con Mubarak, fuentes de Washington señalaron que dejó claro lo que piensa. La palabra clave del mensaje de Obama fue "ahora", lo que realmente significa: concluye la era del hombre que gobierna el país del Nilo desde hace más de 30 años.
Pero la preocupación por el futuro de Egipto y Oriente Próximo es profunda. Sobre todo las imágenes de enfrentamientos entre opositores y defensores de Mubarak en la plaza Tahrir de El Cairo desataron el miedo a que la situación derive en caos.
El portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs, volvió a insistir ayer a través de un comunicado que Washington está "profundamente preocupado" por la violencia que se ha comenzado a registrar en las protestas en Egipto entre seguidores y detractores del presidente Mubarak.
Por su parte, Richard Haass, presidente del Consejo de Relaciones Exteriores, uno de los institutos de investigación de Washington cree que "el tiempo es ahora el enemigo". "Si la situación actual se mantiene, el Ejército se verá inmerso en una situación imposible". La hoja de ruta en Washington: hay que negociar en El Cairo, basta de tiempo para trucos y jueguecitos.
Pero tras bambalinas dominan la inseguridad y la impotencia. El dilema de Obama es que por una parte quiere situarse del lado correcto de la historia, pero por otro se trata de garantizar la estabilidad en la región en crisis.
Brent Scowcroft, un antiguo asesor de temas de seguridad de varios presidentes republicanos, ve la estrategia de Obama con escepticismo. "Yo diría que primero hay que tranquilizar la situación". En lugar de presionar, Obama debería aparecer como un líder moderado, opinó en un debate.
"Sea quien sea el próximo presidente, será inevitablemente más débil políticamente que Mubarak". Una conclusión poco optimista a la que los diplomáticos estadounidenses ya llegaron en 2007, como informó el Time Magazine citando las revelaciones de la web Wikileaks. "Podemos deducir que los primeros discursos públicos de un nuevo presidente tendrán un tono antiestadounidense".
Apenas nadie está en situación de valorar el verdadero peso y la dirección a largo plazo de los Hermanos Musulmanes. "No tengo ni idea de lo que piensan los Hermanos Musulmanes", reconocía Haass abiertamente.
En estos momentos se muestran más bien moderados, cree Scowcroft. Pero también en Irán pasó algún tiempo hasta que los islamistas mostraron su verdadero rostro, advierte.
Otra preocupación, según Haass, es que el nuevo hombre en El Cairo será seguramente "menos favorable a la amistad con Israel". Israel pudo contar con El Cairo para aislar a la Franja de Gaza y a Hamas. No es casualidad que Israel y los palestinos (de Al Fatah) fueran reservados en público al opinar sobre la situación.
También Obama había jugado hasta ahora con el tiempo y se había mostrado muy prudente, pero ahora ya tomó una decisión.
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