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El silencio reina entre los escoceses en su último adiós a Isabel II

Muere Isabel II

El cortejo fúnebre, seguido por los hijos de la monarca, recorre a paso lento el casco histórico de Edimburgo

La catedral de St. Giles acogerá la capilla ardiente hasta el martes, cuando el cuerpo será trasladado a Londres

El cortejo fúnebre de Isabel II / Tolga Akmen (Efe)
Viviana García (Efe)

12 de septiembre 2022 - 20:38

Edimburgo/En un profundo silencio colectivo, miles de escoceses dieron este lunes el último adiós a la reina Isabel II en Edimburgo, donde levantaron los móviles para captar el paso del cortejo fúnebre por el casco histórico de la capital de Escocia hasta la catedral gótica de St. Giles.

Con paso lento y el sonido de un cañonazo disparado cada minuto desde el castillo de Edimburgo, el cortejo fúnebre, con el rey Carlos III y sus hermanos, Ana, Andrés y Eduardo, detrás, avanzó por la Royal Mile, la avenida que atraviesa la parte más antigua de Edimburgo, hasta el templo donde se instaló la capilla ardiente.

En esta imponente catedral, el féretro con los restos de Isabel II permanecerá 24 horas para que los escoceses puedan despedirse de su soberana, fallecida en el castillo de Balmoral (noreste de Escocia) el día 8 a los 96 años, hasta que este martes sea llevado a Londres.

Los guardias del Regimiento de Escocia, con sus faldas tartán y sus boinas escocesas, flanquearon el coche fúnebre a lo largo del trayecto, colorido pero marcado por la visible tristeza de la gente.

Por detrás de los hijos de Isabel II y el vicealmirante Tim Laurence, marido de la princesa Ana, iban en el coche real la reina consorte, Camilla, y Sofía, esposa del príncipe Eduardo.

Sobre el estandarte real de Escocia que cubría el ataúd de roble se ha colocado una corona formada por fresias blancas, crisantemos, brezos, cardos, romero, flores de hebe y de pitosporo.

Una vez que el ataúd fue montado sobre el catafalco, Alexander Douglas-Hamilton, decimosexto duque de Hamilton, fue el encargado de situar la corona de Escocia -hecha en oro, plata y piedras preciosas- sobre un cojín colocado encima del féretro.

Afuera del templo, a ambos lados de la avenida Royal Mile, por donde pasó el cortejo, miles de personas se agolparon desde temprano detrás de las barreras para ser testigos de este momento histórico.

En St. Giles, el reverendo Calum MacLeod ofició un servicio religioso, al que fueron invitados la ministra principal de Escocia, Nicola Sturgeon, representantes del sistema judicial de la región, personalidades destacadas del deporte y la cultura, así como de organizaciones educativas y juveniles.

"Nos reunimos para despedirnos de nuestra difunta monarca, cuya vida de servicio a la nación y al mundo celebramos. Y cuyo amor por Escocia era legendario", dijo MacLeod a la congregación.

En la misa se escuchó música de Johan Sebastian Bach, William Byrd, Henry Purcell y Thomas Tallis.

En este templo gótico se instaló la capilla ardiente para que los escoceses puedan dar el último adiós a la reina.

Una británica que desde esta mañana se colocó ante la catedral, Carol Sharples, dijo a Efe que quiso venir porque "Edimburgo es una ciudad hermosa, histórica y un lugar adecuado" para que los restos de Isabel II reposen en la catedral antes de ser llevados a Londres.

Este lunes, la gente podrá formar fila en unas barreras ya instaladas para acceder a la catedral y dar el último adiós a la reina.

Las autoridades escocesas han pedido a la gente que no se detenga frente al ataúd y anticiparon que puede haber muchas horas de espera antes de poder acceder a la catedral.

El rey Carlos III, proclamado ya soberano en una ceremonia el sábado en el palacio londinense de St. James, ha celebrado este lunes una reunión con la nacionalista Sturgeon, como parte de sus viajes por las regiones británicas antes del funeral de Estado.

El martes, los restos mortales de Isabel II serán llevados a Londres en un avión militar hasta la base de la Real Fuerza Aérea (RAF) de Northolt, en el que viajarán la princesa Ana y su marido Tim Laurence.

El funeral de Estado tendrá lugar el próximo 19 de septiembre en la Abadía de Westminster, y se espera la asistencia de jefes de Estado, entre ellos los reyes de España, Felipe VI y Letizia, y el presidente de Estados Unidos, Joe Biden.

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