El primer día de Obama
En su primera jornada como presidente de EEUU, Obama suspende los juicios en Guantánamo y congela los sueldos de los altos cargos de la Casa Blanca.
Tras un agotador día de festejos el día de su investidura, la luna de miel se acabó rápido para Barack Obama, porque desde bien temprano ya estaba en su despacho para afrontar su primer día de trabajo como el hombre más poderoso del mundo.
Él mismo había advertido que quería empezar su mandato con fuerza, y no decepcionó. Todavía de madrugada ordenó detener por 120 días todos los procedimientos contra los detenidos en la base militar de Guantánamo, para que su Administración puede revisar cada caso, lo que podría ser el primer paso hacia el cumplimiento de una de sus principales promesas electorales: cerrar Guantánamo.
Apenas había vuelto del maratón de bailes de gala a los que asistió en la noche del martes cuando dio la orden a su secretario de Defensa, Robert Gates. Después pasó su primera noche en la Casa Blanca recuperando fuerzas para un primer día que no por ocupado perdió su carácter simbólico.
Obama arrancó a las 8:35 en el Despacho Oval. En el escritorio encontró, como es tradicional, una nota manuscrita de su predecesor, George W. Bush.
La Casa Blanca no reveló el contenido de la nota. Sólo se hizo público que estaba dentro de un sobre marcado con la leyenda: "De: #43. Para: #44", en referencia al orden que ambos presidentes ocupan en la historia estadounidense.
Obama pasó diez minutos en solitario en el Despacho, hasta que entró su jefe de Gabinete, Rahm Emanuel, para discutir la agenda del día. A las 9:10 entró en el centro del poder estadounidense la nueva primera dama, Michelle Obama.
Apenas un cuarto de hora después, ambos abandonaron la residencia presidencial a pie, por la puerta sur, para subirse en la limusina que los transportó a la Catedral de Washington, donde asistieron al Servicio de Oración Nacional. El acto, tradicional después de una investidura presidencial, contó con la asistencia de numerosos congresistas, jueces, miembros del cuerpo diplomático y del gabinete y representantes religiosos de varias confesiones.
Tras la pausa religiosa, Obama regresó a la Casa Blanca para seguir trabajando en su primer día. Así, agarró el teléfono y llamó a varios líderes de Oriente Próximo para reafirmarles su compromiso con la búsqueda de una solución al conflicto en la zona.
Así, habló con el presidente egipcio Hosni Mubarak; el primer ministro israelí, Ehud Olmert;, el rey Abdullah de Jordania y el líder palestino Mahmud Abbas. El presidente enfatizó además su determinación "para ayudar a consolidar el alto el fuego estableciendo un régimen efectivo contra el contrabando para evitar que Hamas se rearme", y facilitando las labores de reconstrucción para los palestinos en Gaza.
Después firmó sus primeras órdenes ejecutivas, estableciendo un estricto conjunto de normas éticas para los trabajadores de la Casa Blanca. Además, congeló los sueldos de los principales cargos de la oficina presidencial, a los que tomó juramento su vicepresidente, Joe Biden.
El objetivo, afirmó, es "ayudar a restaurar la fe en el gobierno". Además, insistió en los nuevos principios por los que se regirá su administración: "la transparencia y el respeto a la ley serán las piedras angulares de esta presidencia".
Por la tarde, su agenda se completó con dos eventos de gran peso para el futuro: una reunión con sus asesores económicos primero y otra, después, con los comandantes militares en Iraq.
Entre los asesores económicos se cuentan Larry Summers, director económico nacional; Peter Orszag, director de la Oficina de Gestión y Presupuesto; Melody Barnes, directora del consejo de política de la Casa Blanca; y Carol Browner, coordinadora de la Casa Blanca para energía y política climática.
Respecto al encuentro sobre Iraq, la Casa Blanca anunció la presencia de Gates, Emanuel, el asesor de Seguridad Nacional, Jim Jones; el jefe conjunto del Estado Mayor, almirante Michael Mullen; el jefe del Comando Central, general David Petraeus; el embajador en Iraq, Ryan Crocker; y, por videoconferencia, el jefe militar en Iraq, Ray Odierno.
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