Más de 4.000 palestinos buscan refugio en las instalaciones de la ONU
Fallecen 45 personas en la jornada más mortífera de la ofensiva israelí contra Gaza Netanyahu advierte que la operación continuará abierta sine díe Fracasa el frente diplomático
Más de 4.000 palestinos buscaron ayer refugio en instalaciones de la ONU después de que 45 personas perdiesen la vida en la jornada más mortífera de la ofensiva israelí contra Gaza y el Ejército anunciara que bombardearía con intensidad el norte de la Franja.
Hombres, ancianos, mujeres y niños con el rostro apresurado y compungido se subieron a primera hora de la mañana a cualquier vehículo posible, dejando atrás sus hogares y con escasos enseres como equipaje. Burros, tractores, camiones, carros, cualquier medio era bueno para tratar de llegar a una de las ocho escuelas que la Agencia de Naciones Unidas para los refugiados palestinos (Unrwa) habilitó para acoger al flujo de desplazados.
"La situación en Gaza continúa devastadora e impredecible. Miles de aterrorizadas personas tratan de huir de los ataques y hallar refugio en instalaciones de la Unrwa", explicó Chris Gunnes, portavoz de agencia en el área. "Hemos abierto ocho escuelas y sólo hoy [por ayer] cerca de 4.000 personas han buscado refugio. El número está creciendo a lo largo del día", agregó. En la más grande de ellas, en Rimal, cerca de 200 familias buscaban este un aula o rincón donde instalar un pequeño campamento.
Los más afortunados, aquellos que llegaron a primer hora, lograron "colonizar" algunas de las estancias, plagadas de colchones, atillos de ropa, viandas, agua y en algunos casos infiernillos para cocinar.
Otros trataban de hallar acomodo entre las decenas de sillas y pupitres apilados en el pasillo, cansados por el calor y el ayuno del Ramadán, con la esperanza de poder descansar una noche a salvo. "No hay nada seguro en Gaza, sólo nos queda confiar en Alá. Esperemos que así sea", subrayó el responsable, Akif Slalif, tras recordar que en 2009 ya hubo que lamentar un ataque israelí, sin víctimas, en una escuela.
El flujo se vio impulsado por el ataque el sábado contra la casa de un funcionario de la Policía en Gaza, el más mortífero hasta la fecha con 21 muertos de una misma familia. "Es mentira, aquí no había nada relacionado con la resistencia. Era un simple policía", explicaba Ahmad, un joven de 21 años que vivía en un edificio aledaño.
La mayor parte de las familias que huyen proceden del norte de Gaza, y en particular de Beit Lahiya, que amaneció plagada de octavillas lanzadas por la Fuerza Aérea israelí con un mensaje meridiano: "Abandonad las casas, serán bombardeadas".
Según datos del Ejército, el 36% de los centenares de cohetes que lanzaron las milicias palestinas contra Israel fueron disparados desde la zona septentrional de Gaza, y un 10% desde la citada localidad. Además, desde lanzaderas ocultas en la región septentrional de la Franja se dispararon los proyectiles de mayor rango, capaces de alcanzar poblaciones situadas a más de un centenar de kilómetros como Jerusalén.
Las Brigadas Azedím al Kasam, brazo armado de Hamas, asumieron la autoría del lanzamiento de un cohete clase R-160 contra la ciudad de Haifa, que al parecer fue interceptado por la defensa antimisiles israelí cerca de Hedera. El escudo antimisiles interceptó gran parte de las salvas de misiles lanzadas contra localidades como Beersheva -la más poblada del sur de Israel-, Tel Aviv y los puertos de Ashdod y Ashkelon.
En el tramo diplomático, escasos avances en el esfuerzo para convencer a las partes de que pongan fin a un conflicto que ha segado la vida ya de 167 personas -en su mayoría civiles, incluidos 23 niños- y causado más de 1.100 heridos. Fuentes israelíes confirmaron que hoy viajará a la zona el ministro alemán de Asuntos Exteriores, Frank Walter Steinmeier, quien se entrevistará con el jefe del Gobierno israelí, Benjamin Netanyahu, en Jerusalén, y el presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmud Abas, en Ramala.
La prensa local publicó ayer declaraciones de Netanyahu de que la operación continuará, a la vez que afirmó y que "no sabemos cuando terminará, quizá lleve aún tiempo".
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