Una decena de muertos y varios heridos en numerosos ataques violentos en Ecuador

Internacional

Patrulla de la policía ecuatoriana en Quito. / Europa Press

Al menos una decena de personas han muerto y varias más han resultado heridas en numerosos ataques armados registrados este martes en diversos puntos de Ecuador. Ocho de estos fallecidos han sido en la ciudad costera de Guayaquil, según ha confirmado el alcalde, Aquiles Álvarez, poco después de que un grupo fuertemente armado ocupara las instalaciones del canal TC Televisión y tomara como rehenes a los empleados.

La policía logró recuperar las instalaciones y detuvo a treces personas, pero en otros puntos de la ciudad se produjeron hechos violentos que se saldaron con la muerte de al menos ocho personas, en una jornada de terror que también azotó varias ciudades del país, incluida la capital, Quito. En Guayaquil, epicentro de la violencia y segunda ciudad en importancia del país, hubo robos, saqueos y tiroteos en zonas comerciales.

A estos fallecidos hay que sumar dos policías asesinados a tiros en Nobol, en la provincia ecuatoriana de Guayas.

En el norte de la capital, varios individuos dispararon a los vehículos que pasaban cerca de ellos, lo que causó la muerte de cinco personas y heridas a una estudiante de un colegio de la zona. Cerca de allí, un grupo armado irrumpió en un almacén de repuestos y asesinó a tres personas.

"Esto tiene que ser denominado como un acto terrorista", dijo el general Víctor Herrera, comandante de policia metropolitana de Guayaquil, quien aseguró que los asaltantes pertenecen al grupo de delincuencia organizada "Los Tiguerones", una banda que se dedica al narcotráfico, extorsión, sicariato y tráfico de armas.

El ministerio público informó de que procesará a los detenidos por el delito de terrorismo. Hasta el momento, según la Policía, han sido detenidas 70 personas, liberado a tres de sus agentes tomados como rehenes y recapturado a 17 presos fugados, además de haberse incautado de armas, municiones, explosivos y vehículos.

En pocas horas, las calles de Guayaquil quedaron casi desiertas, con un toque de queda autoimpuesto y con comercios, universidades, la terminal terrestre de buses y centros de recreo cerrados. El sistema de transporte Metrovía suspendió sus operaciones "debido a la situación que enfrenta la ciudad", mientras que el aeropuerto internacional anunció que sólo los viajeros podían ingresar a la terminal aérea.

"Hacemos un llamado a la ciudadanía a mantener la calma y a permanecer en sus hogares", recomendó por medio de un comunicado Alberto Molina, gobernador (representante del Ejecutivo) de la provincia del Guayas, cuya capital es Guayaquil.

Los servicios municipales de seguridad recibieron 1.932 llamadas de alerta, 650 de las cuales fueron emergencias reales, entre ellas, la incursión de individuos armados en cinco hospitales de la ciudad, si bien la intervención de la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas permitió controlar la situación.

También se reportaron incendios de vehículos y un agente herido por disparos. Además de los detenidos por la toma del canal de televisión, durante la tarde fueron arrestadas otras catorce personas.

El pánico que vivió Guayaquil durante esta jornada desató toda tipo de rumores, hasta el punto de que las autoridades locales se vieron obligadas a desmentir un supuesto envenenamiento del agua potable de la ciudad.

Encapuchados armados

Los ataques armados se produjeron después de que un grupo de encapuchados fuertemente armado irrumpiera a las 14:15 horas (19.15 GMT) en los estudios del canal público TC Televisión, en el norte de la ciudad, y tomara como rehenes a periodistas, técnicos y personal administrativo.

Los encapuchados irrumpieron en el lugar mientras se transmitía en vivo un programa de noticias y dispararon en varias ocasiones para amedrentar a los trabajadores, quienes alertaron por redes sociales de lo que estaba sucediendo.

Los asaltantes exigieron a los periodistas que enviaran un vídeo al presidente Daniel Noboa pidiéndole que no autorizara el ingreso de la policía en las instalaciones del canal, cosa que finalmente no sucedió.

Agentes de unidades especiales entraron finalmente en el canal, liberaron a todos los rehenes y detuvieron a trece asaltantes. Varios de ellos tenían armas de grueso calibre. También se les decomisó un artefacto explosivo, dos granadas y dos vehículos.

Los detenidos fueron llevados hasta las instalaciones de la Fiscalía bajo un fuerte resguardo policial. Los agentes acordonaron las calles aledañas para prevenir un eventual ataque.

Además de cerrar varias calles y avenidas, efectivos de la policía se desplazaron a los hospitales y medios de comunicación para garantizar la seguridad de los trabajadores. Esta circunstancia y la ausencia de transporte público, cientos de personas tuvieron que caminar hasta sus casas o pedir ayuda a los pocos vehículos que aún transitaban por la ciudad.

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